SALIR DEL ROPERO: Reivindicación desde la comedia

Salir del ropero es, o pretende ser, una comedia que reivindique el amor libre, que cada uno haga lo que quiera, con quien quiera y sin el temor a ser juzgado, para que no te pase lo que a las protagonistas de esta historia, que en realidad es coral, es decir, implica a muchos personajes con casi la misma importancia, pero que gira alrededor de unos pocos, tres en concreto, dos de los cuales quieren tener algo en común, una relación, y el tercero representa a aquellos que les miran mal por desear tal cosa.

Hablando claro, Salir del ropero es la vida misma, la de una chica, Eva (Ingrid García-Jonsson), que quiere casarse con un joven de familia bien, o muy bien incluso, familia extranjera, de Edimburgo, extraordinariamente situada y con unas perspectivas ante las que cualquiera se derretiría por pertenecer.

Pero las aspiraciones de Eva se van viendo truncadas cuando vuelve a su lugar de origen para comunicar la noticia y se encuentra con otra que no había previsto: su abuela Sofía (Verónica Forqué) va a casarse también, pero con su amiga de toda la vida, Celia (Rosa María Sardá), con lo cual, Eva ya vislumbra el rechazo de su ultraconservador novio a entrar en una familia en la que va a existir esta circunstancia.

Rosa María Sardá, David Verdaguer, Ingrid García-Jonsson y Verónica Forqué en Salir del ropero
Rosa María Sardá, David Verdaguer, Ingrid García-Jonsson y Verónica Forqué

Salir del ropero tiene varias virtudes. Por un lado, no hacer un drama, nunca mejor dicho, de una boda homosexual. Se puede plantear el tema desde la comedia, por qué no, que parece que todos los directores asumen que el hecho es una catarsis ante la que hay que poner lágrimas de por medio. Y repito, no. Vamos a verlo desde otro punto de vista, por favor.

Por otro, tratar la homosexualidad en la madurez. Y en un pueblo, que son dos cosas que no serán nuevas en la vida real pero que en el cine hay que ver lo que cuesta que se manifieste. Las personas mayores también se casan con personas del mismo sexo, o al menos lo desean, aunque no hayan podido hacerlo porque esta sociedad en la que vivimos nos juzga por todo, desde que nos levantamos y desde que nacimos. Qué manía. Ya podía a cada uno importarle lo suyo y dejar a los demás en paz.

Así que, que en una película se trate el tema de que las personas del mismo sexo puedan casarse, y que además sean de una edad más avanzada que la adolescencia es algo que hay no solo que señalar sino que además alabar, y mucho.

Pero es que si encima esas dos mujeres son interpretadas por Verónica Forqué y María Sardá, dos actrices con un prestigio innegable y una trayectoria intachable, el tema de la homosexualidad ya adquiere otro peso, y es de agradecerles que se hayan adentrado en él para darle, a las mujeres que se vean reflejadas en ellas, la confianza que a lo mejor les haya podido faltar.

SALIR DEL ROPERO es la película póstuma de Rosa María Sardá
SALIR DEL ROPERO es la película póstuma de Rosa María Sardá

Hasta aquí los aciertos de Salir del ropero, que no son pocos teniendo en cuenta los tiempos que vivimos, y por esto quiero decir que por mucha libertad que parezca que existe en nuestro país, la realidad es que todavía no se puede festejar con la alegría pretendida el hecho de que el matrimonio homosexual sea posible, porque la discriminación, en muchos aspectos de la vida para este tipo de parejas, sigue siendo evidente. Y, como bien indica la película, los sitios pequeños son, en buena medida, el germen de la depresión para muchas de ellas.

Así que se le agradece a este título que ponga el tema de relieve, pero éste también se merece que su tratamiento sea óptimo y no el de una comedia que pase tan de puntillas por la calidad que debería tener.

Por momentos, uno ve Salir del ropero con la sensación de estar ante una telenovela de sobremesa que lo mismo podría haberse contado en una producción de los canales habituales en los que éstas se emiten. Y es una lástima, no solo por eso sino porque el resultado sabe a ya lamido porque el enfoque de comedia es el una sitcom llena de personajes en el que todos entran y salen para decir su frase y tener su momento de gloria.

Qué alejada de la elegancia y la inteligencia de La boda de Rosa que, recordemos, está protagonizada por Candela Peña, quien aquí tiene un papel pequeñito y muy llamativo. La boda de Rosa también plantea un tema desde un punto de vista novedoso, y lo trata con una inteligencia que esta no tiene. Salir del ropero se queda solo en un planteamiento, un argumento, que para dar luz verde al proyecto es algo muy positivo pero luego hay que trabajarse un desarrollo que merezca la pena, algo de lo que Salir del ropero carece.

Una lástima que un alegato con este valor se quede en tan poca cosa. Y también es una pena que ésta sea la última película de Rosa María Sardá, que es de imaginar que la aceptó por reivindicar el tema de la manera en que lo hace, con una boda homosexual de por medio, y la verdad es que ella está maravillosa, pero lo está en una película por la que no se la va a recordar.

También Verónica Forqué está fantástica. En su caso, como en el de Rosa María, ambas están brillantes porque ellas lo son, porque sus talentos se sitúan por encima del resultado de la cinta. Pero la vuelta al cine de Verónica también deja el poso amargo de que podría, y debería haber sido mejor. Esperemos que la llamen más para que nos vuelva a dar esos títulos míticos por los que sí va a pasar a la historia.

Silvia García Jerez

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