ROBOT DREAMS: Una amistad sensacional dentro del mundo animal

Robot Dreams, ¡cuánto has tardado en llegar!

Nada menos que desde mayo,

desde el festival de Cannes,

que de ella se está oyendo hablar,

pero no es hasta ahora que se viene a estrenar

esta película de animación tradicional.

La dirige Pablo Berger,

director de la muda Blancanieves,

que en esta ocasión vuelve a tejer

una historia sin diálogos

que merece la pena ver.

Blancanieves fue aquella genialidad

ambientada en el mundo del toreo,

que nos dejó a muchos alucinados

por su enorme versatilidad

para unir al cuento clásico

lo más reconocible de la españolidad.

Con Robot Dreams, por otro lado,

lo que nos deja es el corazón petrificado.

Aquí nada es lo que parece,

porque crees que estamos

ante una película preciosa

y lo es, pero también es otra cosa.

Se asegura que Robot Dreams es una comedia

y hay razones para pensar que tal será:

colorines, un perro y un robot, dibujos animados…

pero nunca subestimes un género

que cuando se torna adulto no siempre es tu aliado.

Se tiende a pensar que es sólo para niños,

¡qué gran equivocación!

Pero buscad al culpable en Disney,

ya que la compañía del ratón

durante años tuvo ese monopolio,

hasta la saturación.

Saturaba la cartelera, la taquilla,

los Oscars y la conversación;

si había otro título, otra producción,

no siendo de Disney no tenía ninguna atención.

De este modo hemos llegado

a pensar que si es de dibujitos será una monada

y alguna vez nos hemos encontrado

con madres con niños en los cines enfadadas.

Historias para mayores, palabrotas incluidas,

South Park abrió muchas heridas.

Pero no lo hizo en demasía:

aún no ha llegado el día

de asumir que la animación

pueda tener un fondo tristón;

no, ha de estar siempre llena de alegría,

desbordar de esperanza los corazones

a base de muchas canciones,

personajes enternecedores

y grandes dosis de simpatía.

En Robot Dreams no hay palabrotas,

ni una palabra se hace patente,

pero te deja el alma rota

comprobar que nos encontramos

ante un drama elevado al máximo exponente.

Se trata de una cinta sin diálogos,

muchos dirían que es muda,

pero no es correcto, porque exuda

un auténtico catálogo

de sonidos que nos ayudan

a sumergirnos en esta preciosa locura.

Sonidos de la vida diaria,

de ese Nueva York en el que viven,

el tráfico, la tele, el micoondas,

la música de Agustín de Vilallonga,

que ha sido nominada

al Goya que premia nuestro cine.

Perro montando a su amigo Robot en robor Dreams
Perro montando a su amigo Robot

Basada en el cómic de Sara Varon,

en Robot Dreams un perro solitario

compra un robot de compañía

y como viene por piezas, hay que montarlo,

pero lejos de ser un calvario

Perro supera con creces la osadía.

Una vez acabado y encendido

Perro y Robot son felices,

lo comparten todo, sin matices,

con el pecho muy henchido.

Hasta que un día van a la playa

y Robot sufre un percance

por el que moverse

deja de estar a su alcance.

Perro quiere buscar ayuda

pero resulta ser en vano

porque cierran la playa

hasta el siguiente verano.

Robot se queda solo,

tumbado sobre la arena,

esperando esa ayuda

que no llega, no llega.

Es el turno de esos sueños,

los Dreams, en inglés,

que el título contiene,

sueños que ya no se detienen

de Robot deseando que Perro

su infortunio frene.

Qué pasará luego…

Hay que ver la película,

que aunque es preciosa,

las lágrimas de muchos

pueden no ser silenciosas.

Pero también habrá risas,

no será todo drama,

la comedia, como en la vida,

se entrelaza con la trama

y nos va dando pinceladas

de aliviadoras carcajadas.

La playa, escenario crucial para Perro y Robot, en Robot Dreams
La playa, escenario crucial para Perro y Robot, en Robot Dreams

Robot Dreams está hecha

con animación tradicional,

el 2D que disfrutábamos antaño,

que ahora parece vintage.

Pero nunca está de más

regresar a un arte sensacional

del que tantos clásicos amamos,

porque por mucho 3D y mucho realismo

nunca será lo mismo

acercarse a los dibujos de la infancia,

que tienen incluso más eficacia

que el clónico modelismo

de personajes generados por ordenador

que no transmiten ningún calor,

son iguales de cerca y a distancia.

Al ritmo de September

bailan Robot y Perro,

en Robot Dreams

de Pablo Berger.

Un tema de Earth, Wind and Fire,

del año 1978 que sirve de fondo

para encuadrar esta historia

y llegarnos a lo más hondo.

Siempre fue una canción inolvidable

y ahora el director de Blancanieves

la vuelve más entrañable

para que en el corazón la lleves.

Porque es ahí donde vamos a mantener

el recuerdo de esta joya,

Robot dreams ya irá contigo

será parte de tu memoria.

Tu yo cinéfilo ya no podrá prescindir

de un titulo que es puro elixir,

un manjar exquisito

que vas a querer repetir.

Porque Robot Dreams es una película

para ver una y mil veces,

y que cualquier academia

debería premiar con creces.

Pocas con esa categoría,

realmente de primera,

por eso, corred, id a los cines,

que una historia maravillosa os espera.

Silvia García Jerez

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