RICHARD VIQUEIRA.
Richard Viqueira es miembro del Sistema Nacional de Creadores del FONCA en México. Elegido como Hombre de teatro del 2008, habla con La Cronosfera.
LA CRONOSFERA: ¿Qué estabas haciendo antes del estado de alarma?
RICHARD VIQUEIRA: El estado de alarma se declaró el 19 de marzo. Estaba a punto de reestrenar dos obras teatrales en abril. Una se llama Bozal donde el dispositivo escénico es muy complejo porque los espectadores están en una especie de columpio sujeto a las varas del teatro, el espectador esta ahí sentado gracias a ese mecanismo que puede subir o bajar a cinco, diez o dos metros del suelo. Es una maquinaria muy compleja porque tienes que adecuar todo el teatro para que el espectador pueda volar. Se tiene que montar un mes antes a jornadas de doce horas diarias y no puede convivir con ninguna otra obra, eso implica tener el teatro solo para eso. Además tiene un seguro de vida y si algo se mueve, el seguro ya no te lo hace valido. También dimos dos funciones de otra puesta en escena, un unipersonal que se llama Hombruna. Bozal se canceló y Hombruna se suspendió.
Lo veo como una olla express, toda creatividad encerrada va a salir por algún lugar.
LA CRONOSFERA: ¿Cómo se vio modificada tu rutina?
RICHARD VIQUEIRA: Por vocación soy pesimista, pero curiosamente en esta circunstancia me encuentro muy optimista, porque creo que vamos a vivir una primavera de las artes vivas. Imagínate los millones de creadores que se encuentran encerrados y que están concibiendo con esta necesidad imperiosa de convivir. También creo que hay un sector de espectadores que están ansiosos de regresar a las salas a ver artes vivías.
Lo veo como una olla express, toda creatividad encerrada va a salir por algún lugar.
Nunca nos había pasado algo así en la historia de la humanidad. Creo que habrá una explosión de creatividad que nunca hemos vivido, no sé si será en un año o dos, da igual. Estoy convencido de que esto puede derivar en algo muy bueno. Casi lo veo como una virtud, los creadores son los secretarios de nuestro tiempo. Hasta hace unos meses, solo teníamos el 20 por ciento de nuestro tiempo para crear, porque nos llevaba más tiempo el papeleo, crear carpetas, presentarte en las oficinas, la burocracia de los proyectos que te quita tiempo para la creación y esa formula se ha trastocado, ahora es al revés, tenemos el 80 por ciento de nuestro tiempo para crear. Esa es mi sensación en cuanto a la creación. Pero en lo económico no soy nada optimista. Porque todos esos recursos aquí en México los están quitando: fideicomisos, apoyos a las artes, a la cultura y a la ciencia. Yo te podría decir que estoy bien porque he podido escribir, imaginar, diseñar, hacer history boards larguísimos, que por desgracia fue derivando en otra cosa y que nos paso a todos, a creadores como a funcionarios.
LA CRONOSFERA: ¿Cómo crees que nos va a transformar cómo creadores?
RICHARD VIQUEIRA: Hay mucha gente que esta haciendo teatro por medios digitales. Yo no soy de esa opinión, para mi eso es televisión mal hecha. No tienen emplazamientos, no tiene elipsis y todas las cosas que hacen poderoso al cine van en contra del teatro y cuando el teatro es filmado es como querer disecar un unicornio. No tiene sentido. Si disecas ese unicornio ya no es un unicornio, es otra puta cosa. El unicornio en movimiento es magia, es mito, es algo que nunca habías visto con tus ojos y en cuanto lo disecas es un caballo que le pusiste un cuerno y así se ve el teatro desde una pantalla. Lo que si se va a crear con esto, son modelos convivenciales, pero no creo que sea la tele o la pantalla del celular el camino. Va a ver otro tipo de proxemia entre el espectador y el actor, no sé si se vaya hacer teatro de uno a uno o multitudinario o en unas cabinas, si que va a modificar la presencia. Imagínate que la gente tiene prohibido ir al teatro; un comando de espectadores que salga a ver la trinchera de lo presencial, porque ahora, los que estamos haciendo teatro en el teatro, ya no es el campo de batalla, ahora es la trinchera que tenemos que cuidar porque lo presencial es lo importante. Esto es en vivo o no es. Más que adulterar nuestro arte, tenemos que defenderlo, porque justamente es a lo que nos estábamos oponiendo, nos oponemos a la tele, al internet, al celular y decimos que por necesidad caímos en sus redes. Yo considero que hay que establecer una lucha franca frente a eso y encontrar otros caminos o parar el teatro hasta que esto este resuelto para la presencialidad.
Hay mucha gente que esta haciendo teatro por medios digitales. Yo no soy de esa opinión, para mi eso es televisión mal hecha.
Somos una generación que ha sido muy influenciada por la elipsis, los pasos intermedios no los vemos, entonces, tenemos una generación que el tiempo real se ha convertido en algo lento y lo maravilloso de el teatro es que el tiempo es inevitable. El tiempo se siente, no es como en el cine o un video clip. Estas compartiendo el mismo tiempo con el actor, estas envejeciendo con él y eso es lo que nos hace sentir que el teatro es teatro.
LA CRONOSFERA: ¿Qué harás cuando termine todo esto? ¿Si es que termina?
RICHARD VIQUEIRA: Ahora estoy en la etapa de la confusión. A todos nos esta pasando sí regresa y cómo regresa o si la gente va o no va. Me gusta pensar que hay dos tipos de valientes que son los que van al teatro y los que ejecutan. No vamos a ver quien asiste al teatro como los renacentistas que iban a ver quien estaba entre el público. Aquí no hay nada mas genuino de ver que lo que es la obra. Hay una vocación por el teatro, más que por las circunstancias que lo rodean.
Supongo que con el tiempo descubriré cosas. Creo que es muy temprano para saber lo que va pasar. Aun no sé si tengo alguna enseñanza de esto.
En algún momento, en el pico de la pandemia un par de creadores me propusieron hacer una obra de teatro. Un acto transgresor para ese momento. Yo no le encuentro el sentido a ser transgresor solo por serlo. ¿Cómo articulas eso? No tenemos el tiempo para reflexionar, porque aun estamos en el momento en dónde no nos podemos ver.
La primer obra que se estrenó en la ciudad de México, en el Distrito Federal por parte de la secretaria de cultura fue Hombruna, fuimos nosotros. Proféticamente esa obra habla del oxigeno. Quise hacer visible lo evidente en un unipersonal. Un actor dialoga con el aire. Y en este momento delicado en dónde puede que no venga nadie o que todos nos contagiemos, decidí que era un buen momento para estar en cartelera, con sus bemoles, pero se me hace congruente en este momento arriesgarnos. El teatro es para valientes.
Más que adulterar nuestro arte, tenemos que defenderlo.
Yo no obligo a nadie hacer nada que no quiera. Los actores y yo tenemos un tema en común que lo desarrollamos al extremo. El teatro que a mi me interesa habla sobre la muerte, y como todo ritual, ponen en riesgo la integridad. El peligro es que estamos tan acostumbrados a no morir que cuando viene la muerte nos aterra. No estamos enseñando a convivir con ella. Que distinto seria un funeral si todos hubiéramos ensayado ya. Si todos ensayamos nuestro propio funeral, que distinto sería. Hago teatro por circunstancias como las de ahora, porque es inevitable la muerte, de tus seres queridos, de ti. Es un pensamiento que nos paraliza y por lo mismo es importante hablarlo y discutirlo. Siempre imaginamos cómo enamorar a alguien, pero nunca nos imaginamos cómo nos vamos a morir o cómo se va a morir alguien cercano a nosotros. Por eso me interesa este teatro, el teatro que ponga en riesgo todo lo que tu eres. Porque el teatro es tan importante como mi vida misma.