REGRESIÓN: EL CINE DE TERROR RECUPERA A UNO DE SUS MÁXIMOS EXPONENTES
Uno de los grandes del cine vuelve al cine. Alejandro Amenábar se ha paseado por las televisiones este verano gracias a la campaña Vale del anuncio de Estrella Damm que protagonizaron Dakota Johnson y Quim Gutiérrez, un corto que daba para más pero cuya idea sí resultaba brillante .
Mientras veíamos ese spot sabíamos que Alejandro estaba inmerso en la postproducción de su sexta película, un nuevo film de terror, en la senda del de éxitos previos como el de su ópera prima, Tesis o el de una de sus cintas más queridas, Los otros. Y ese proceso, el de postproducción, el del acabado de la película con su montaje, sonorización, mezclas y todo lo necesario para poder afirmar que ya está terminada y puede verse, Regresión ya lo ha completado. Y ahora se estrena.
Amenábar llevaba seis años, además, sin hacer una película. Ágora fue su último éxito. Barrió en taquilla y convenció a menos de los que pasaron por los cines para verla, pero queda como un hito innegable dentro de su filmografía. Transcurrido ese tiempo vuelve al terreno que lo vio nacer, al mundo de lo inquietante, y lo hace la mano de Ethan Hawke y Emma Watson, dos actores todoterreno que parecen no tenerle miedo a nada.
Watson es la primera vez que se adentra oficialmente en el género, ya que la saga Harry Potter, pese a tener elementos del mismo, no está considerado como tal, mientras que Hawke ya lo había probado con la cada día más mítica Sinister, de la que en breve nos llegará su secuela.
Es Hawke quien goza del personaje más agradecido, pero no por serlo ha de descuidarlo. Su Bruce Kenner es un tipo firme pero humano y el arco interno que realiza a lo largo de la narración es tan complicado que no todos los actores huberan sido capaces de bordarlo, pero a él parece que no le cuesta nada lograrlo. Es un grandísimo profesional, tanto que debería, ya mismo, figurar entre lo más destacado del star system.
Regresión es un viaje mental al pasado de los personajes que pueblan su universo, por lo tanto, no puede tener un título más acertado: un padre es acusado de un crimen que no recuerda haber cometido y para ayudarlo a hacer memoria nada mejor que dicho método.
Basada en hechos reales, Amenábar nos traslada a la Minessota de los años 90 a un caso convulso que marcó las investigaciones policiales y el modo de llevarlas a cabo. Por lo tanto, el terror, aunque presente en algún momento del relato, no prima en este, es la investigación, la parte policial la que toma las riendas del asunto.
Tal vez sea por eso por lo que menos apoyo reciba. Si actualmente la cartelera nos ofrece el retorno de otro nombre imprescindible del grito y el suspense, M. Night Shyamalan con La visita, Regresión no está teniendo la misma aceptación. Amenábar ha arriesgado más y cuando las nubes te persiguen es muy habitual que te acabe lloviendo.
Técnicamente es impecable y el guion es un prodigio que parece que da vueltas, estancado en un caso que no se acaba de resolver, pero cuando el cuadro se completa vemos que todo ha tenido una razón de ser, que nada ha ocurrido porque sí, y que Alejandro ha controlado hasta el más minimo detalle para lograr otra gran película. Y hay que aplaudirle por ello.