RECICLANDO A UN FAMOSO: Hiel tras la risa
Parece gracioso pero no lo es. El hecho de que se ponga a prueba tu cultura y destaques sin esfuerzo en la que no lo requiere en contraposición con la que realmente deberías conocer.
Así comienza Reciclando a un famoso, obra escrita, concebida y dirigida por la periodista Alejandra Alloza en la que la conocida ex concursante de Gran Hermano, Ania Iglesias, interpreta a una mujer que fue famosa por su participación en un reality y que actualmente ofrece ayuda a aquellos que han pasado por lo mismo, una fama concentrada en un tiempo ya pasado, de modo que puedan encauzar su vida utilizando con sabiduría lo aprendido.
Reciclando a un famoso comienza rompiendo la cuarta pared y haciendo participar a los espectadores para que vayan contestando a los distintos retos que se les propone, proyección de fotos incluida para dejarnos claro que si no conocemos a alguien que nos presentan como famoso no es que no lo sea, es que nos estamos quedando en la superficie de una fanrándula realmente imperecedera.
No resulta triste sino demoledor comprobar hasta qué punto, y tal vez los medios también tengan mucha culpa de eso, otra reflexión a la que invita Reciclando a un famoso, la de que no sean conocidos los rostros que merecen serlo. No todo en la vida es diversión, aunque muchos de los que formulan esta frase en realidad no la creen. O no se plantean creerla más allá de citarla, porque pudiendo, ¿por qué no va a ser todo diversión?
Y Reciclando a un famoso es diversión. Lo que ocurre es que es diversión con mensaje, que es la mejor manera de que éste llegue a la audiencia. Ya lo decía Billy Wilder: si vas a criticar algo hazlo con humor y nadie se enfadará. Y no le falta este ingrediente a la obra, todo lo contrario. Las risas fluyen por el patio de butacas y con ellas los aplausos.
A Ania Iglesias la acompañan Pepe Herrero, también antiguo concursante de Gran Hermano con mayor éxito en él si cabe, como el segundo de a bordo en la agencia de reciclaje, y Claudia Iglesias, una auténtica revelación como la ‘choni’ a la que darle las clases que toda puesta en práctica sobre las tablas requiere.
En su creíble recreación de princesa de barrio, Claudia borda un papel de jovencita paleta a la que le interesa más brillar en photocalls con futbolistas y youtubers que en saber quién será el próximo premio Nobel de Física. Pero las clases pueden dar su fruto y los alumnos, que también los hay, a veces llegan más lejos que sus profesores.
Estructurada en escenas que se alargarán hasta las dos horas con descanso entre medias, Reciclando a un famoso utiliza además de fotografías material audiovisual para completar una historia que puede parecer frívola en su forma pero que resulta dolorosa en su fondo.
Y es que, a partir de risas con actitudes cotidianas como grabarse vídeos de Snapchat para Instagram, llegamos a la no tan ligera conclusión de que muchas son las formas por las cuales uno se convierte en famoso pero solo quienes superan su constante adicción al Me Gusta de las redes sociales y logran imponer su talento son los que verdaderamente van a tener la atención mediática que servirá para no ser olvidados.
En una palabra, Reciclando a un famoso cuenta, en tono jocoso y dicharachero la cruda realidad, la verdadera receta para que ser famoso no sea solo el escaparate de una portada de revista, receta que podremos ver los días 16 y 23 de junio en el Teatro Prosperidad de Madrid.
Silvia García Jerez