POLIZÓN: El compañero inesperado
Polizón, el estreno rutilante de Netflix en la semana del 23 de abril, cuenta exactamente lo que su título indica, la odisea de un polizón que aparece de repente en la nave que se dirige a Marte y en la que están embarcados los tres protagonistas que hasta ese momento lo son de la historia.
Pero ese polizón, que aparece de repente, gracias al descubrimiento de uno de los miembros de la tripulación, no ha llegado ahí por casualidad. Se trata de Michael (Shamier Anderson), ingeniero de la plataforma de lanzamiento de la nave en la que están, que sufre un accidente previo al despegue y se ve envuelto en un viaje que no le correspondía hacer pero ante el que ya debe esperar lo estipulado para completarlo: 2 años.
Los que a partir de entonces serán sus compañeros, porque la comandante Marina Barnett (Toni Collette) le dará una ocupación para que se convierta en uno más, se extrañan de encontrarlo allí pero tras el reconocimiento de la médico Zoe (Anna Kendrick) y la pequeña intervención que le realiza para suturar una herida abierta en su costado, todos lo acogen con la complicidad que a partir de entonces van a tenerse.
Solo habrá un problema en la integración de Michael, y es que la comandante descubre que el sistema de ventilación de la nave ha sido dañado y que eso implica que el nivel de oxígeno es insuficiente para que los cuatro terminen el viaje. Por lo tanto, uno de ellos deberá sacrificarse por los otros tres si no se encuentra un remedio a esta situación. La pregunta es quién, si alguno de los que incluía la misión original o si el polizón que en realidad nunca debió estar allí.
Polizón supone un nuevo encuentro de los espectadores con Toni Collette, una actriz que de ser admirada y queridísima por películas como La boda de Muriel, en la que se dio a conocer al mundo en los años 90, o El sexto sentido, donde daba vida a la madre del niño que ve gente muerta (‘I see dead people’, según la frase de la versión original), y fue nominada al Oscar a la mejor actriz secundaria por ello, su fama ha crecido gracias a haber sido también la madre de Hereditary o a su intervención en Puñales por la espalda.
El género de terror ya la veneraba desde sus comienzos y ella ha conseguido ser un icono dentro de él, por lo que verla en un film de ciencia ficción como Polizón no es sino un punto más a favor de la filmografía de la australiana.
Y no precisamente porque Polizón sea una gran película, porque no lo es. Su falta de capas, su sencillez argumental que únicamente pretende plantear un discurso empático con el compañerismo, una situación donde la ética también implica al espectador para que piense qué haría él en el lugar de los personajes, convierten a Polizón en una cinta que sin aburrir no tiene trascendencia ninguna, ni narrativa ni cinematográficamente hablando.
Pero todo lo plana que es la película lo compensa con un reparto lleno de carisma, del que resulta un placer disfrutar a lo largo del metraje. La ya citada Toni Collette, que por veteranía lidera la lista de actores, es pura fuerza en la pantalla. Su sola presencia ya justifica la elección de Polizón en la plataforma Netflix, algo que es todo un honor para cualquier actor.
A Toni la acompaña Anna Kendrick (Up in the air), el otro rostro reconocible dentro del reparto, porque los actores masculinos son descubrimientos que antes nos habíamos visto o no teníamos ubicados, pero Anna Kendrick, la auténtica protagonista de entre los cuatro, es otra de las razones por las que acercarse a la película.
Todos ellos funcionan en un engranaje perfecto para que el espectador participe de la experiencia, y lo cierto es como tal no decepciona, pero más allá de eso, si la película pretende trascender el género, no lo consigue. Su tema es importante pero el envoltorio que lo acompaña resulta más endeble y por lo tanto, aparte de resolvernos mutuamente la duda de qué haríamos si fuéramos uno de ellos cuando hayamos acabado de verla, la película no da para más.
Silvia García Jerez