OSCARS 2017
Y EL OSCAR (NO) ES PARA… LA, LA…
MOONLIGHT ES LA PELÍCULA DEL AÑO
Por un momento La La Land ganó el Oscar a la mejor película, pero Moonlight ha sido la auténtica triunfadora de la noche con el deseado premio final, junto al guión adaptado y actor de reparto.
Una noche que parecía antológica por las 14 nominaciones del musical y terminará siendo legendaria con un Warren Beatty disculpándose por el equívoco junto a Faye Dunaway.
Una ceremonia menos politizada de lo previsto, con muy buen ritmo y con la magia del cine como hilo conductor. Y asistimos a la inspiración y admiración de quienes forman parte de ese universo de sueños donde todos son iguales, famosos o no, emocionándonos ante la pantalla grande, junto a anónimos cinéfil@s de todo el mundo que nos dan su definición de cine.
Y así Meryl Streep aparece con Javier Bardem agradeciendo su admiración, o Charlize Theron confiesa la suya a una Shirley MacLaine riéndose de si misma.
Una gala con momentazos como hacia tiempo, pero que miedo da lo que Trump pueda twittear al respecto del imprevisto the end.
Hay quien ya apunta que es un truco como estrategia de redención por unos Oscars donde los negros salvan la NASA y los blancos al musical, pero personalmente prefiero pensar que es producto de la edad y no del racismo. O entender de la mejor manera aquello de Beckett con su dance first, think later (baila primero, piensa después)
Ante un decorado con estructuras simulando escenografías de antaño, vemos a Michael J. Fox junto al De Lorean de Regreso al Futuro mientras caen donuts y chuches en paracaídas desde el techo…
Pero vayamos por parte y por premios.
No fue pleno para La La Land pero la favorita se llevó 6 de las 14 nominaciones -incluyendo director, actriz, diseño de producción, mejor canción y partitura, y fotografía- en esta 89 edición que comenzó bailando.
Con un apabullante Justin Timberlake entre las butacas del auditorio, invitando a los presentes y televidentes a moverse con su hit a lo Happy, consiguió levantar a las celebrities recién acomodadas… Y hay que ser muy buen showman para lograr que con su Can’t stop the feeling -nominada a mejor canción por Trolls– hasta Sting coree la canción.
Alucinante ver a estas estrellas tan preparadas para ocasión, dando palmas y agitando el esqueleto a lo team building con energía y buen rollito; danzando unas más que otros y hasta alguna sin poder hacerlo en esos entallados vestidos -mucho escote en v, por cierto-, como La Kidman que parece tener botox corporal.
Timberlake que ya se había colado en el plano de Emma Stone en la alfombra roja y en escena clavó la actuación, dio paso al auténtico maestro de la ceremonia, Jimmy Kimmel.
Cómico como nuestro Rovira, Kimmel manejó la gala con igual soltura, con un gag bajo la manga cada vez que aparecía y poniendo al público en pie, aplaudiendo a una actriz sobrevalorada como es Meryl Streep. Genial.
Arriesgó en agudos chistes con naturalidad y elegancia -“esas películas que nominamos aunque nadie ve, pero que igualmente os damos la bienvenida aún siendo extranjeros…” a Viggo Mortensen e Isabelle Huppert- y comenzó con “un saludo a todos esos países que ahora nos odian… “ Otra genialidad.
Pero si hay un par de instantes a remarcar para este gran presentador con serenidad y sin vergüenza alguna, es cuando acompaña a un grupo de turistas que irrumpe en la ceremonia y consigue que Denzel Washington oficie una boda express (no se pierdan el momento de un tipo a lo Spike Lee haciéndose selfies con los Oscar recién entregados, ni el careto que se le queda a Denzel al no ganar por Fences). Y además, el numerito del Rey León…
Una pena que Juanjo Giménez no nos traiga el Óscar por su Timecode, justo cuando se cumplen 20 años del premiado Esposados de Fresnadillo, pero ahí estuvo.
Y el documental de OJ: made in América gana con 7 horas de duración (y otro chiste bueno que cuenta el presentador sobre una loncha extra de mortaldela en el bocata de la cárcel)
Bueno y largo ese doc, como Manchester frente al mar, que pudiendo ser un gran filme peca de metraje y resulta pretencioso al abusar de sus buenos recursos, una lástima; eso sí, ha vencido su guión original y ha ganado su actor principal, un pesado Casey Affleck recibiendo el premio -que bien podría haber sido para el de reparto, ese estupendo chaval haciendo de sobrino; aunque ha sido el padre adoptivo de Moonlight, ese camello salvador que ya destacó como amante en House of Cards, quien lo ha conseguido confirmando todas las apuestas-.
Y ganó Viola Davis, esa Meryl Streep negra, divina de rojo y con lágrimas de verdad aún con un agradecimiento algo excesivo por el que casi le dan un Emmy!
Los técnicos tales como el diseño de sonido y el visual, recayeron en La Llegada y El libro de la selva. Y el mejor vestuario fue para Animales Fantásticos y donde encontrarlos, realizado por una clásica de Hollywood en estilos y medidas.
El premio al mejor sonido y montaje para El último hombre de Mel Gibson y el mejor maquillaje para Escuadrón suicida, toda una sorpresa ya sólo por esa nominación.
El Oscar al corto de animación y al largo fueron a parar a Disney- Pixar por Piper y Zootrópolis, respectivamente, agradecieron el premio con un speech de tolerancia como el espíritu del filme. Justo tras el de Gael Garcia Bernal que como mexicano y ser humano comentó “no creer en los muros». Mientras el galardón a la mejor película extranjera se lo llevó la polémica El viajante, con claras alusiones en el discurso a las tremendas medidas de Trump.
Y aunque el filme es necesario, me hubiera gustado que triunfara la cinta alemana Toni Erdmann -atípica, curiosa y peculiar- que sin ser para todos los públicos, debería ser vista por todo el mundo.
Como alguna más que queda olvidada y ni está entre las elegidas…
Mucho más se podrían comentar y cotillear, pero quédense con las premiadas, lean nuestras crónicas y disfruten de la magia del cine. Siempre.
Mariló C. Calvo