O CORNO: Tiempos de oscuridad
La Concha de Oro del último festival de San Sebastián ya está aquí, en nuestras carteleras. Se titula O Corno, El cuerno, en gallego, y es la primera película gallega, rodada en gallego y dirigida por una mujer que logra alzarse con el prestigioso premio.
Ese O Corno se refiere al cornezuelo del centeno, una parte extremadamente tóxica que es el elemento que la matrona María (Janet Novás) utiliza para ayudar a las chicas en apuros, esas que en los años 70 de la España franquista no podían permitirse un aborto. María, que se dedica a traer niños al mundo, también sabe cómo no traerlos. Su método le funciona, pero es muy peligroso porque si te pasas de medida la chica puede morir, dada la toxicidad que tiene ese cornezuelo. Y así sucede. La joven que le pide ayuda acaba muriendo y María tiene que huir porque las autoridades la buscan para arrestarla. En los pueblos todo se sabe y saben que ella es la responsable. Así que ha de marcharse. Ella también tendrá que realizar su propio ‘aborto’: el aborto de la vida que lleva para empezar otra completamente distinta.
La historia de O Corno es sencilla y Jaione Camborda, su directora, la trata de una manera fascinante. Comienza con un parto que provocó desmayos en varias sesiones del festival en que ganó la Concha de Oro. Y, en serio, no es para tanto. En Fragmentos de una mujer era mucho más impactante, y más largo el metraje que lo contenía. Aquí se trata, básicamente, de situarnos, de darnos a conocer a la protagonista, de que sepamos que es una matrona. Luego sabremos que también realiza abortos. Ilegales, por supuesto. Y todo ello lo vamos a ir viendo sin prisa pero sin pausa, con el tiempo con el que se vive en los pueblos, con mucha más tranquilidad que en las ansiosas ciudades.
Es por dentro donde se cuece la urgencia, el horror. Por dentro está el veneno, la oscuridad que cercena vidas, que te va matando. También la película tiene esa dualidad, los campos abiertos llenos de luz frente a las cabañas donde esconderse cuando no deben verte.
O Corno es una muestra más de ese cine rural dirigido por mujeres que está siendo tendencia en el cine de autor de nuestro país. Cada directora con sus matices, sus narrativas, sus historias, pero el campo como eje central que la cámara captura, porque esa España también existe. Películas unas veces menos apasionantes –Alcarrás, Secaderos– otras veces muchísimo más, caso de esta misma. Tal vez O Corno no sea la Concha de Oro más acertada de cuantas se hayan dado, pero es una película espléndida que además gana en el recuerdo. Una cinta que se adentra en una realidad desconocida para muchos y que se queda en la memoria porque es tan dura como bella, porque rebosa del alma de la que muchas otras carecen y por sus múltiples aciertos, que son unos cuantos, empezando por un guión sólido, una dirección magnífica y terminando por una actriz desconocida pero con una presencia contundente y una personalidad arrebatadora.
En su conjunto, O Corno brilla y nos ilumina desde la pantalla, dándonos un valioso testimonio de aquello que sucedió en nuestro pasado más reciente… Y quién nos dice que no siga ocurriendo también hoy.
Silvia García Jerez