NATHALIE POZA: Quería que nadie se atreviera a mirarme
No hay muchas películas así, en las que la atracadora y la rehén se enfrenten directamente. Pero también es muy atractivo el personaje de Bárbara. Son dos personajes que se complementan muy bien, el mío y el suyo. Yo no entiendo al mío sin Bárbara.
Son palabras de Daniel Pérez Prada, uno de los policías de 70 Binladens, en su caso Ertzaintza, que la película transcurre en Bilbao. Y tiene razón a la hora de apuntar algo tan atípico dentro del género del thriller, vertiente robo de bancos, que las mujeres no suelen ser las protagonistas y aquí lo son.
De hecho, tal y como apunta una de las dos, la actriz Nathalie Poza, que interpreta a Lola, la película la lleva Emma. Vemos mucho a través de sus ojos y de esa cabeza suya tan privilegiada. La trama se lleva a través de su personaje. El conflicto de la película son los personajes que interpretamos Hugo y yo. Son el motor que rompe los objetivos de Emma. Ella es la parte racional, nosotros somos dos animales impulsivos, peligrosos e impredecibles.
La protagonista de la película, Emma Suárez, tiene algo que comentar al respecto del trabajo con los ojos: Es que no me quedaba más remedio que hacerlo así porque es una rehén que te obligan a estar todo el tiempo contra la pared, una mujer calculadora que tiene un plan que fracasa al comienzo de la película y tiene que improvisar otro plan para conseguir lo que se propone. Eso hace que su cabeza se acelere. La composición del personaje era eso, trabajar con los ojos y trabajar la mente.
Cuando terminaba el rodaje y llegaba a casa, añade, tenía un dolor de cabeza que me preguntaba por qué y era de trabajar todo el tiempo con los ojos. Porque requería muchísima concentración. Es como tener una computadora en los ojos. Pero era muy divertido también.
Y volviendo al tema que apuntaba Daniel de que no hay muchas películas de este género con mujeres al frente del reparto, Nathalie dice: me parece un hallazgo y un regalo que seamos Emma y yo quienes hagamos estos personajes y que sea el director el que decida que sean dos tías con una edad más cerca de los 50 que de los 20. No porque sea mejor ni peor, es diferente.
Las motivaciones del personaje de Emma, continúa Nathalie, se corresponden con una mujer de su experiencia y en el caso de Lola es una mujer muy marcada por la vida y por eso había que crear un personaje físicamente muy apaleado. Muchos palos de mucho tiempo, no le acaban de dar un tortazo, le han pasado más cosas. Con una historia de mucha violencia.

Hablemos del director de la película.
Koldo es un cinéfilo muy apasionado, afirma Emma Suárez cuando le preguntamos por cómo llega como actriz a su Raquel en 70 Binladens. Le gusta muchísimo el cine y ha visto muchísimas películas. Yo cuando leí el guion no sabía muy bien por dónde empezar, y Koldo me habló de Tarde de perros, que también son dos personajes muy de la calle que entran a dar un palo a un banco y le sale todo al revés de lo que habían pensado. Me habló de Jackie Brown, de Tarantino, una azafata que es una anti heroína. Y de Sospechosos habituales.
También añade algo que hizo de su propia cosecha: leí un libro buenísimo que también le recomendé a Nathalie. Se llama El astrágalo, está escrito por una mujer y de él hicieron una película. Literatura, fotografía, todo lo que te ayude a componer el personaje te sirve.
Koldo ya tenía la película hecha, afirma Daniel por su parte. Yo había visto media peli antes de terminarla porque la iba montando a la vez el montador. Koldo nos lo iba enseñando en su mítico iPad y prácticamente la peli estaba hecha antes de que la terminarse.
Koldo lo lleva todo con exactitud, continúa. Ningún plano es al azar, ninguna posición de cámara es al azar. Como actor, te compra cualquier propuesta pero solo te corrige. Él sabe muy bien a quién ha elegido y con quién trabaja.

Uno de los aspectos fundamentales de la película es la composición física de los personajes. Y en ella quienes destacan son el aspecto de Hugo Silva y el de Nathalie Poza. La actriz explicaba así su trabajo para encontrar lo necesario para imponer al espectador desde la pantalla:
La idea era que al no contarse mucho quién es en cuanto la ve, que sea muy impactante su imagen, su presentación. Buscamos mucho y de una manera muy sincronizada dimos con el ojo tuerto porque yo se lo vi a un tipo que entró en un hotel. Un hincha de fútbol checheno que vino a un partido muy controvertido en Bilbao.
Estábamos desayunando y yo noté una presencia… violenta. Y cuando me giré y le miré un momento, porque no me atrevía a mantenerle la mirada, dije: esto es lo que tengo que provocar. Que nadie se atreva a mirarme a los ojos más de dos segundos.
Luego, curiosamente, Koldo me mandó la foto de un gatito tuerto. Entonces pensé que habíamos dado, juntos, con lo que necesitábamos.
Luego, la imagen de ella entrando con ese mono tan grande era para romper la curva femenina. Todo lo que pudiera tener yo de femenina tenía que desaparecer. Era una apuesta por una energía más masculina, que no sepas muy bien si hay un tío o una tía debajo de esa capucha.
Aunque fue Daniel quien nos reveló algo que no podíamos imaginar: Al principio, lo que le pasaba a Nathalie es que le faltaba un dedo. Pero hubo problemas porque como ella tenía que manipular la pistola, la cerveza, la recortada y tal, era incómodo para ella. Y se nos ocurrió lo del ojo y cuando le hicieron pruebas de maquillaje alucinamos. De un inconveniente sacas una virtud para el personaje. Era hasta demasiado.

Me alegro de que nuestros personajes, el de Bárbara y el mío, funcionen, y de que la gente se lo pase bien con ellos y de que pidan un spin-off de ellos. Porque siempre los policías son como personajes más planos, policías diciendo cosas de policías, y queríamos hacer que también lo de fuera interesara, no solo lo de dentro. Son contrapuestos también al personaje de Kándido Uranga, la ertxantza de toda la vida contra la nueva.
La conversación Daniel fue extensa, fluida y meticulosa. Nos reveló muchas cosas del rodaje, pero sobre todo nos detalló el trabajo de campo con la Ertzantza real:
Nos reunimos con la Ertxaintza. Estuvieron todos los días allí para cosas de trabajo de campo de actor. Nos decían que por ellos la película se habría acabado en la página 4. En la página 4 la Ertzantza habría entrado ahí dentro y fuera. Ellos nunca hubieran dejado un dispositivo armado. Eso les llamaba mucho la atención. Pero es que hay que hacer una peli. El guion es el guion.
Nos ayudaron mucho con cómo se comunica un negociador como el mío, cómo suele ser el proceso de negociación, el tipo de tono que se utiliza. El tipo de cosas que no se les puede pedir. En el guion sí estaba que les dábamos cerveza, pero nos dijeron que bajo ningún concepto. No les puedes dar alcohol. Si son cervezas, que jamás, tenían que ser sin alcohol, que ni aún así. Pero que se viera en la película que era sin alcohol.
Estuvimos en la sede de la Ertaintza en Bilbao, un par de ocasiones, viendo cómo son las lecheras de los policías, cómo suele ser un interrogatorio, cómo se trata a un rehén que acaba de fugarse, cómo se le cuida… y fue un proceso interesante. Yo soy de Madrid, de Getafe, y es una policía un poco diferente a la que estamos acostumbraos a ver.
Silvia García Jerez