Mateo Gil: No se planteó rodar Las leyes de la termodinámica en catalán
Mateo Gil se dio a conocer, cinematográficamente hablando, como el compañero guionista de Alejandro Amenábar, junto al que escribió la historia de Tesis o el libreto de Abre los ojos antes de lanzarse también a dirigir los largometrajes. Nadie conoce a nadie fue su ópera prima y a ella le siguieron Blackthorn y Proyecto Lázaro. Ahora estrena una comedia que mezcla el drama y el documental titulada Las leyes de la termodinámica, que posiblemente sea su mejor trabajo. Sobre él le contó a La Cronosfera, y a los medios con los que compartimos entrevista, lo siguiente:
Pregunta: Lo primero que hiciste fue una película de ciencia ficción, después un western y ahora una comedia romántica, ¿te obligas a cambiar de género o es casualidad?
Mateo Gil: Es más casual que otra cosa. No voy buscando géneros, pero es verdad que se me ocurren ideas y si algo siento con la experiencia que tengo es que una idea es lo más valioso que tienes. Entonces, cuando se me ocurre una idea busco la mejor manera de contarla y el género es un instrumento más. El género no es un fin para mí. El germen de esta idea era la comedia y buscas la manera, aunque también es verdad que me lo pongo fácil: en esta película, que es una comedia, no me planteé hacer reír a la gente, porque sería una presión insoportable para mí. Yo al equipo técnico le dije que íbamos a hacer una comedia pero que no iba a tener colorines ni vamos a usar una estética especialmente alegre. Vamos a contarla como una historia de amor. Vamos a intentar que la gente sonría con el concepto de la idea de analizar científicamente los sentimientos, pero no vamos a buscar la carcajada. Pero la historia se tiene que seguir con interés. Ese es el único objetivo, y si luego viene la risa, viene. Y la he visto con público en una sala y comprobé que se reía.
Pregunta: El montaje tuvo que ser una tarea ardua.
Mateo Gil: Me preguntan mucho por el montaje porque la sensación que da la película es la de que se le ha dado forma en el montaje, y no es así. El montaje fue muy laborioso y muy complejo, con muchas capas, muchos efectos, muchas pantallas partidas y mucha información pero el montaje final de la película se parece mucho al primer borrador del guion. El orden de las cosas ya estaba marcado, el rodaje estaba marcadísimo y lo que no estaba claro del todo era dónde iban montados los científicos. El audio sí, pero como cada vez que habla un científico se le ve como mucho una vez, dónde iba a estar montado y cómo íbamos a montar los audios era más complicado. Porque en guion yo escribí las frases científicas pero llegar a las frases que ellos dicen con respecto a las que yo escribí en las entrevistas reales… fue analizar mucho material de entrevistas y colocar esas piezas en el rompecabezas. Pero la ficción estaba muy estudiada. Muchas secuencias dibujadas, que yo no suelo dibujar, pero tenía que estar todo muy establecido en el rodaje. Y rodamos en siete semanas, no podíamos perder el tiempo.
Pregunta: Estamos ante una comedia romántica nunca vista, ¿cómo ha sido el trato con el equipo? Porque es una película muy innovadora y el equipo no debía estar muy acostumbrado a este tipo de rodajes.
Mateo Gil: El equipo se enteraba más de lo que puede parecer por la complejidad técnica de la película. Porque lo hablamos mucho y se preparó mucho. Pero es verdad que a nivel de cómo se iban a encajar las piezas científicas dentro de la trama, a veces se perdían un poco. Pero ellos tenían que ver que yo lo tenía nítido, y era como lo tenía. En ese sentido, cuando se perdían con el orden de la flecha yo se lo aclaraba. También tenía varios jefes de equipo que son personas muy inteligentes. No se les escapaba una y en ese sentido yo me sentía muy acompañado. En realidad es arduo de trabajar, pero no es tan complejo.
Pregunta: En el festival de Málaga la contabas como la historia de por qué un chico piensa que su relación ha fracasado aplicando a la misma las leyes de la termodinámica. ¿No te da miedo afirmar algo así con lo que el público odia los finales que no sean felices?
Mateo Gil: Pero esa frase lleva a equívoco porque aunque él está intentando demostrarte por qué su relación ha fracasado, te lo está contando en un momento en que todavía no está claro si ha terminado. Porque él, después de narrarte eso, lo que hace es intentar recuperar a la chica y ahí queda la incógnita de si la va a recuperar o no. Esa incógnita está. Es verdad que está muy detrás de todo pero no te está contando la historia desde el futuro diciendo: la perdí. No, dice: la he cagado, a ver si lo arreglo. Por ahí va.
Pero la peli tampoco se basa en si va a recuperar a la chica o no. En los primeros minutos de la película ya te desvelo que ellos rompen en algún momento. Porque quiero quitar ese misterio y poder jugar con todos los elementos. Del principio, del final, del medio y que el interés no esté ahí sino en responder a: ¿conseguirá demostrarme que la culpa no es suya?
Pregunta: Tengo entendido que los científicos que aparecen son reales, ¿por qué científicos reales en lugar de actores, y dónde los encontraste?
Mateo Gil: Científicos reales y no actores porque si yo cojo actores ya no es un documental. Tienen que ser científicos reales y además no hacen trampa. Todo lo que ellos dicen es científicamente comprobable, es cierto. La traducción a los sentimientos la hace el protagonista. Este es su documental, la película es su documental para demostrarte cómo funciona todo. Él es el que hace la traducción a los sentimientos, no los científicos. Se llegó a plantear por parte de producción coger actores. Me lo preguntaron. Pero es que entonces hay algo que se pierde. Es un juego formal, pero el reto está en que hablen los científicos y digan cosas de ciencia. Y tú luego lo aplicas. Yo creo que era más interesante.
Y los conseguí… en la película salen 11 científicos, de muchos países. Dos de ellos son españoles, amigos míos y son los asesores de la película. A través de ellos llegué a los demás, porque hay que decir que son científicos con bastante caché. No son principiantes ni cualquiera. Y todos se conocen, son amigos unos de otros. Y lo han hecho desinteresadamente. Por el simple deber que ellos consideran que tienen de ayudar a que se propague la ciencia.
Pregunta: En la comedia romántica moderna, más que el sacrificio por amor, que es lo que se ha vendido siempre en la historia del cine, en esta todos los personajes tienen su personalidad. Berta es actriz y su personaje también. ¿Crees que está cambiando algo la comedia romántica moderna?
Mateo Gil: No, no, para nada. Para mí era la única consigna. Ya que iba a ser una comedia con disfraz de documental, que ya es una osadía, yo necesitaba que todas las situaciones que se producían, y todos los personajes, fueran personajes reconocibles. No digo que sean estereotipos, que tienen un punto de eso, sino que lo que ellos viven nos resulte comprensible a primera vista. Si yo además me meto a hacer personajes complicados, ya es demasiado. Por eso elijo personas identificables, un científico, una top model, un publicista ligón, una abogada, cosas reconocibles que me ayudan a contar la historia. A medida que avanza la película vas descubriendo que todos ellos tienen aristas y cosas que los hacen más ricos, pero tampoco quise hacer un análisis de personajes con la película. Quería que el espectador reconociera situaciones y se viera reflejado. Yo estaba buscando la sonrisa que te sale cuando ves algo que a lo mejor hasta has hecho tú.
Pregunta: ¿Escribiste esos personajes identificables con los actores en mente?
Mateo Gil: Nunca, en ningún momento. De hecho, todos los actores excepto José María Pou e Irene Escolar, que no necesitaban hacer prueba ninguna, los demás han pasado por casting. Hicimos un casting extensísimo, muy exhaustivo, y nos dieron libertad para elegir a quien quisiéramos. De hecho, poner la responsabilidad de una película como esta, que está narrada por el protagonista, que el protagonista sale casi todo el rato, poner a alguien que es protagonista por primera vez, puede parecer muy arriesgado, pero yo conocía ligeramente a Vito y sabía que era un tipo muy solvente y que podía cargar con ello.
Pregunta: La película transcurre en Barcelona, no sé si se planteó en algún momento rodarla, o rodar algo, en catalán.
Mateo Gil: No, no se planteó porque era un elemento más que podía complicar. Tener dos idiomas, porque los científicos hablan en inglés, y lo hacen por dos motivos. Yo tenía muy claro desde el principio que quería doblar a los científicos. Es decir, que quería tener esas voces reconocibles que conoces de la tele que le dan ya un empaque de documental a la peli. Mis amigos científicos españoles me preguntaban que por qué no hablaban ellos en español. Porque entonces rompemos las reglas. Yo necesito que todos los científicos estén doblados por esas voces que nos suenan a la 2, porque eso te da un tono además. Pero no dejan de estar hablando en inglés por detrás. La película no transcurre necesariamente en ningún lugar. Podíamos rodar en Barcelona como podíamos rodar en Madrid. Llegamos a plantear hacerla en inglés en Londres. Se plantearon muchas opciones pero era una película española, iba a ser en castellano y meter catalán iba a ser demasiada información. Yo reconozco que es raro porque estando en Barcelona hoy en día se intercambian ambos idiomas. Pero era demasiado. Y no hay nada ideológico ni mucho menos, sino puramente práctico. Eso sí, le hemos sacado jugo a Barcelona. (Risas) Aparte, es que es muy difícil rodar en el centro de Barcelona porque se rueda tanta publicidad que está muy quemada la ciudad y se le ha puesto mucho coto en el ayuntamiento a los rodajes en el centro, y tuvimos que hacer cábalas en el calendario para poder rodar todo lo que queríamos rodar.
Pregunta: ¿Qué escena fue más difícil de rodar?
Mateo Gil: Hay varias secuencias que son muy complicadas porque se juega mucho con lo visual, con la cosa del documental, rebobinado, gráficos, efectos visuales y demás que además están rodadas con mucha figuración. Esas eran muy complicadas. La secuencia en la que ellos chocan y se conocen, la explicación de la Teoría de la Relatividad en el Orgullo Gay, con un tipo que se cae de la caravana, la discoteca, que estás explicando las órbitas con mucha figuración, esas eran muy complicadas. Pero estaban muy planificadas, muy dibujadas, había paneles donde todo el mundo podía consultar qué plano estábamos haciendo y hacia dónde, con ensayos previos y de todo. Muy complicado por razones obvias.
A esas secuencias les añadiría alguna en la casa, que fueron más o menos complicadas porque no había figuración pero que técnicamente también eran elaboradas, como cuando se empieza a repetir Berta, que eso es un follón tremendo, o cuando destrozan el decorado, que lo dejamos para las últimas dos horas de rodaje. Estábamos ya fuera de tiempo pero es que iban a destrozar el decorado y no había otro. Era toma única, y fue un momento de tensión. De pensar: Dios mío, que salga bien. Y una de ellas no salió bien, por un problema técnico, y tuve que partir el plano y hacer un poco una ñapa para que no se notara, pero quedó bien el corte y lo solucionamos.
Pregunta: ¿Has pensado que en el futuro se pueda utilizar la película para las clases de física, que la pongan los profesores en clase?
Mateo Gil: Esa es la razón por la que todos los científicos han colaborado, porque ellos lo consideran una manera de llamar la atención sobre la ciencia. Yo no me lo planteo en esos términos pero algún científico ya me ha dicho que esta película va a tener uso. Pero el nivel de profundidad al que llegamos es cero, nos quedamos a nivel de titular más básico. Pero para llegar a ese diálogo y saber que no la estoy cagando yo he tenido que leer bastante. Y en el camino he aprendido un montón.
Pregunta: ¿Fueron muchos meses de preparación para escribir el guion?
Mateo Gil: Hice un poco de trampa, porque en realidad para esta peli estoy reutilizando material, porque donde sí tuvimos que hacer una documentación larguísima, un año entero tirando de todo, fue cuando escribí con Amenábar Ágora. Entonces yo aquí ya tenía mucho ya leído y se me habían quedado conceptos flotando y cuando me puse a escribir el guion repasé algunos manuales para robarle los titulares, básicamente, pero tenía ya mucho hecho. Y como estos amigos científicos son muy buenos amigos, y hablamos mucho de todo, estoy como medio empapado, así que el guion lo escribí bastante rápido.
Pregunta: ¿Qué le recomendarías a los jóvenes estudiantes de cine que están luchando por tener una trayectoria como la tuya?
Mateo Gil: Les diría que no lo hagan. Que no tengan una trayectoria similar a la mía. (Risas) Es que mi trayectoria, cuidado. Porque una cosa es lo que lees cuando ves el currículum, que sí, es interesante, pero amigo, en la cuerda floja. Yo creo que esta película va a ir bien, porque tengo el apoyo de Sony y de Antena 3, pero esto es una anomalía en mi carrera. Mi carrera es delicada. Porque no quiero ofender a nadie, pero no hago películas para ganar premios, a mi me gustan las películas que llegan al público, pero es verdad que lo que me sale tampoco es que sea mainstream. Esta película yo creo que sí se acerca. Es verdad que hay algo que está muy bien como consejo, que es sigue tu instinto y haz lo que te salga de las tripas pero igual que te digo eso te digo que muchas veces de las tripas lo que sale es un inmensa tontería. También hay que tener en cuenta que el tiempo del espectador es muy valioso y si en vez de una tontería le puedes dar algo con un poco más de enjundia, mejor. Y que no es lo mismo lo que te gusta mientras lo estás viendo en una tarde de domingo que te ríes y se te puede olvidar al día siguiente que lo que se te queda. son dos cosas muy diferentes. Porque mucho de lo que hacemos va a la basura. También es una forma de quitarle peso al oficio, que no está mal.
Pregunta: ¿Qué diferencia hay entre escribir escribir el guion solo y hacerlo acompañado?
Mateo Gil: Cuando escribes acompañado te ríes más. Depende del guion. Cada proyecto pide su manera. Yo me sigo preguntando cómo hay directores de cine que no firman nunca su guion y ves sus pelis y ves su sello clarísimo. Spielberg no firma sus guiones. Y no puede ser, es que no lo entiendo.
Silvia García Jerez