Malnazidos: Zombies en la guerra civil

Estos Malnazidos se levantan después de morir.

Es lo que descubren el capitán de la Quinta Brigada, Jan Lozano (Miki Esparbé), Decruz (Manel Llunell), su conductor, porque Jan no sabe conducir, y el pelotón enemigo del que son prisioneros, los republicanos encabezados por el Sargento (Luis Callejo) y Matacuras (Aura Garrido) cuando tras llevarse a Jan y a Decruz con ellos son testigos de lo imposible. Y ahora, ambos lados de la contienda civil que se libra en España han de hacerles frente. Los dos juntos. En esto sí están del mismo lado.

Matacuras (Aura Garrido) quiere ocuparse personalmente 
del capitán al que han interceptado (Miki Esparbé). Malnazidos
Matacuras (Aura Garrido) quiere ocuparse personalmente
del capitán al que han interceptado (Miki Esparbé)

Malnazidos cuenta con un arranque exactamente igual que el de 1917: una persona designada para entregar un mensaje importante debe atravesar las líneas enemigas hasta poder entregarlo. Es de imaginar que más que una copia de punto de partida es que era algo muy común en la batalla. Las comunicaciones no eran más fluidas por entonces.

Pero es lo único que asemeja este título al de Sam Mendes. Donde el que transcurre durante la I Guerra Mundial sigue siendo un tenso drama, el de la guerra civil española gira hacia la comedia y nos ofrece una historia disparatada en la que, eso sí, la ayuda alemana es fundamental para la consecución del proyecto, una película más que nos va contando que no estuvimos tan solos como afirman los libros.

Llenos de suspicacias hacia el otro bando, ninguno dejará de dedicarse reproches, apodos como insultos y demás borderías macarras que animan el ambiente mientras los zombies acechan. Ninguno se fía del otro. El instinto y sus ideales forman la coraza que los hace mirarse mal pero tratarse lo mejor posible. Dentro de un orden. Lo que se conoce como tolerarse en medio del caos. No hay otra manera de sobrevivir.

Malnazidos. Los muertos comienzan a revivir en plena contienda
Los muertos comienzan a revivir en plena contienda

Malnazidos surge de Noche de difuntos del 38, novela de Manuel Martín Ferreras, publicada por Dolmen. La película y el videojuego eran cuestión de tiempo. Y aquí nos ocupamos de la primera, una producción de Telecinco Cinema que llega a los cines el 11 de marzo tras dos años de retraso por la pandemia, aunque pudo verse en el festival internacional de cine fantástico de Sitges el 8 de octubre de 2020.

Se trata de una película que funciona muy bien en la parte de la acción. De hecho, tiene la que el espectador aficionado al género pide a una cinta de estas características. En lo que falla es en el humor, que no abunda. Cuenta más con un tono de comedia que con una sucesión de chistes y gags. Y en la parte gamberra también cojea: es mucho más seria de lo que nos hubiera gustado. Sin dejar de ser lúdica no aporta toda la diversión que esperábamos de ella. Tiene mimbres para haber sido desternillante y se queda en una correcta película de muertos vivientes.

Es una pena porque el esfuerzo titánico que hace el equipo, tanto delante como detrás de las cámaras es evidente. Y la grandeza de algunos de sus actores, de entre quienes destacan una sobresaliente María Botto como Sor Luz, una monja fabulosa a la que aplaudir en cada intervención y Luis Callejo, que está superlativo como el Sargento republicano de esta historia.

Pero Javier Ruiz Caldera, responsable de las estupendas Spanish movie y Anacleto: Agente secreto, y Suso de Toro, montador de la segunda que se estrena en la dirección de largometrajes junto a Caldera en la presente, no acaban de atinar aquí. Y no es que sea una mala película: que una comedia de acción funcione es fabuloso. Pero no lo hace hasta el punto en que quedaría redonda. Hubiéramos querido más cachondeo zombie y menos problemática personal, incluso en los momentos de descanso, de espera hasta la siguiente horda a la que tumbar. También ahí se habría agradecido más humor. Quedarse a medio camino no es la solución, y lastra una película que parecía que iba a darnos más de lo que nos acaba ofreciendo.

Silvia García Jerez

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