JUAN IGNACIO OCAÑA: El doblaje en España sigue siendo de lo mejor del mundo
Juan Ignacio Ocaña es uno de los grandes. Una eminencia dentro del mundo del periodismo, en el que ha dirigido y presentado programas informativos, y en el de la locución y el doblaje, en el que el adjetivo de maestro no solo es adecuado a su categoría sino que también se ciñe a otra de sus facetas, la de profesor, que ejerce en Soundub Formación, escuela en la que tiene lugar la entrevista que le hacemos por su trabajo en Las leyes de la termodinámica, la última película de Mateo Gil en la que él presta su mítica voz a uno de los científicos que dan sentido a ese puzzle asombroso que es la comedia más original de la cartelera.
La Cronosfera: ¿Cómo contactó contigo Mateo Gil?
Juan Ignacio Ocaña: A través del estudio donde se estaba empezando a doblar la película. Se pone en contacto conmigo primero el estudio y a continuación uno de los productores de Las leyes de la termodinámica. Es decir, el patrón habitual de contacto con quienes hacemos habitualmente locución publicitaria, narración de series documentales y doblaje.
La Cronosfera: ¿Cómo recibiste la propuesta? Porque es una película muy atípica.
Juan Ignacio Ocaña: Primero lo consideré como un trabajo más porque desconocía absolutamente lo relacionado con la película. Sí conocía parte de la carrera de Mateo Gil, me parece uno de los grandes directores jóvenes que hay ahora en España, y una gran apuesta, pero desconocía absolutamente la película cuando llegué al estudio y me cuenta Mateo el argumento, y me pareció absolutamente original. De esas cosas que te llaman poderosamente la atención. No es muy corriente que te llamen para hacer algo que verdaderamente se salga de lo normal. En mi caso, he tenido la suerte de ser la voz de David Attenborough aquí en España, y por tanto de las series documentales BBC de Attenborough, que siempre tienen un sello extraordinario de calidad. El planteamiento de la película de Mateo Gil me pareció absolutamente extraordinario, divertidísimo, muy original y me sorprendió mucho. Así que cuando vi todo aquello me encantó participar en la peli.
La Cronosfera: ¿Estuvo Mateo Gil presente en las sesiones?
Juan Ignacio Ocaña: Sí, estaba supervisando, junto con su equipo de producción, el doblaje de la película y en la parte que me corresponde también estaba allí. Tiene que darte, naturalmente, las instrucciones necesarias, decirte qué tipo de tono quiere para esto, esto más arriba, más abajo, más cariñoso, menos cariñoso… Y curiosamente, Mateo Gil, que me dio la sensación de que no es una persona muy habituada a estar en salas de doblaje, sí en postproducción, o en edición, como no puede ser de otra manera, se movía como pez en el agua. Y sobre todo me sorprendió muchísimo la claridad de ideas en cuanto a qué quería concretamente que hiciéramos nosotros.
La Cronosfera: Normalmente, los actores de doblaje no suelen coincidir en sus sesiones de doblaje de takes. No sé si por tratarse de un trabajo atípico en este caso sí habéis coincidido en la sala los profesionales citados para la ocasión.
Juan Ignacio Ocaña: No, fue un doblaje de lo más típico. Es verdad que hace muchos años coincidíamos todos en las salas, en los atriles, pero ahora ya no, se va haciendo todo en bandas, y aquí hubo exactamente lo mismo.
La Cronosfera: Doblas muchos documentales y de repente te llaman para hacer el de una película que también es un documental.
Juan Ignacio Ocaña: Yo, habitualmente, no hago doblaje porque yo soy periodista y me he dedicado prácticamente toda mi vida profesional a la radio, a la tele, informativos fundamentalmente y a programas de carácter informativo. Ser actor de doblaje conlleva estar metido en una sala desde primera hora de la mañana hasta última de la noche. Esto para mí es absolutamente imposible e inviable. Hace muchísimos años me planteé con mucha seriedad y sobre todo con mucha serenidad qué quería ser de mayor. Y tenía dos opciones. El doblaje siempre me ha encantado, la publicidad me ha encantado, las series documentales me apasionan, me parece de lo mejor que emite cualquier televisión en este momento. Pero tenía que decidir por una profesión o por otra.
Finalmente el periodismo y la comunicación ganaron sobre el doblaje, que me apasionaba también y disfrutaba muchísimo con ello. Opté por el periodismo y por tanto tuve que eliminar muchas horas del día del doblaje. Así que siempre tuve el gusanillo de quien ha estado en más de una ocasión delante de un atril. ¿Cómo compensaría esa carencia que tenía cuando veía esos magníficos doblajes que se hacían en las películas, la publicidad sensacional que se hacía en la tele y en la radio? Dedicándole muchas horas a mi compromiso profesional con el periodismo y las que me quedaran del día dedicarlas a algo que sé que podía hacer por tiempo, que es narrar series documentales y hacer publicidad. Y eso es lo que llevo bastante tiempo haciendo.
Quiero decir, que entiendo perfectamente que Mateo Gil pensara en mí para narrar, en este caso un largomentraje, una película dirigida por él pero en el marco de lo que es mi especialidad, que es la narración y la dirección de series documentales o la publicidad.
La Cronosfera: Cuando estás en el atril trabajando, ¿piensas en el público? ¿Piensas en que a lo mejor va a ser un público diferente al que te va a escuchar en la televisión?
Juan Ignacio Ocaña: Lo pienso después. Estoy a las órdenes del director cuando yo no dirijo la serie documental, entonces estoy a las órdenes de quien dirige ese documental, y por tanto el director es el que pide una determinada entonación, una determinada proyección y cómo lo quiere. Por lo tanto, estoy mucho más pendiente de lo que quiere, en este caso Mateo Gil, que del público al que va dirigido. Porque quien sabe a quién se dirige, o a quién quiere dirigirse, es el director de la película. Y por tanto, cuando te dice: no, aquí baja un poquito más, aquí sé un poquito más cariñoso, un poquito más institucional, aquí interpreta un poquito más… él sabe a quién va dirigido. Por tanto, mi obligación yo creo que no es pensar sino ejecutar lo que dice el director, en este caso Mateo Gil.
Yo lo traslado a un creativo de una agencia de publicidad que te llama para que hagas el off del spot para televisión o unas cuñas para la radio o de un director de una serie documental. Ahí estás a sus órdenes. Y hay que hacer lo que quiere el director. Mateo Gil sabía muy bien a quién iba dirigida Las leyes de la termodinámica. Y en ese sentido, si es a gente joven o de mediana edad, siendo una comedia romántica que tiene un componente dramático también interesante y la originalidad de la puesta a punto, él sabe lo que quiere y por lo tanto te dice: esto tiene que ir así, esto tiene que ir aquí, aquí más deprisa, no podemos pasarnos de este plano, tiene que durar esto concretamente… lógicamente no te da tiempo a pensar en a qué tipo de target va dirigida la película. Luego lo comentas con él y ya te lo explica.
La Cronosfera: ¿Cómo te sentirías si te dijeran que tu fragmento se ha proyectado en una facultad para ilustrar las leyes de la termodinámica a los alumnos?
Juan Ignacio Ocaña: Me haría una ilusión bárbara. Sería además tan original como el planteamiento de Mateo Gil en la película. Yo, además de la parte periodística doy clases también, no de termodinámica pero sí de iniciación al doblaje y de narración y locución publicitaria en Soundbub Formación, donde estamos en este momento, que acaba de terminar precisamente la clase. Pero esto, que sería lo normal que se diera aquí, no dejaría de ser tremendamente original que en químicas o en físicas, pasaran una secuencia o dos o tres y que además coincidiera con la mía, a los alumnos de Termodinámica. Sería enteramente divertido. Es más, no me lo perdería. Iría allí a estar presente. Lo difícil sería responder a las preguntas que harían los alumnos, que saben mucho más de Termodinámica que tú y que yo. No obstante, siempre se te queda algo, y de los centenares de documentales que he hecho en mi vida recurres al mecanismo teórico práctico de la puesta en marcha de una narración, de una locución publicitaria o la participación en una película como la de Mateo Gil. Pero aprender Termodinámica sería un poco complicado. De ahí el interés y la originalidad del planteamiento.
La Cronosfera: Sí, porque además es muy difícil encajarlo todo.
Juan Ignacio Ocaña: En esa especie de puzzle, una mezcla de leyes de la termodinámica con el amor, con la comedia romántica, con el drama, con las cosas que van sucediendo… Es una película realmente curiosa que yo recomiendo a todos los lectores.
La Cronosfera: Hay gente a la que el doblaje le parece un horror pero, ¿el documental estaría exento de esa consideración?
Juan Ignacio Ocaña: Probablemente. Yo creo que la mirada que se le echa a las series documentales es una mirada en algunos casos distinta. Yo sigo defendiendo, e insisto que mi vinculación al mundo del doblaje es relativa, el estreno de las dos opciones. Si ya en cualquier televisión moderna tienes opción de ir a la subtitulación o a elegir el idioma que te apetezca, ver la película cuando tú quieras, en el idioma que te apetezca, probablemente lo ideal es que en España se sigan estrenando las películas en versión doblada y en versión original. Y que cada uno elija lo que más le guste. Si quiere ver la versión original porque considere un horror, porque pierde la esencia y entonces es que no es la voz del actor… pues que se vaya a ver la versión original. Yo soy muy partidario de que las dos se estrenen y que se estrenen en las mismas condiciones. Porque es verdad que los puristas dicen que la versión original se estrena en una sala pequeña, no con las mismas garantías de calidad de proyección y de sonido que en las grandes salas donde se estrenan las versiones dobladas. Yo creo que hay que estrenarlas en las mismas condiciones y que cada uno haga lo que crea conveniente.
Me parece que el doblaje en España sigue siendo de lo mejor del mundo. Es verdad que a veces las prisas, el exceso de trabajo, de series o de películas que llegan ha dificultado desde hace unos años la puntillosa calidad que ha tenido el doblaje toda la vida pero sigue conservando un espíritu muy potente. Hasta el punto que las grandes majors, sobre todo las norteamericanas, siguen optando por el doblaje. Primero porque compiten con más facilidad con el cine español o europeo.
Hay una anecdota que pasó cuando nombran a Pilar Miró Directora General de Cinematografía. Esto pasó hace unos cuantos años. Pilar Miró, realizadora de cine, una gran realizadora, una directora de cine con un gran talento. Cuando llegó a la Dirección General de Cinematografía lo primero que hizo fue avisar de que se iban a dejar de estrenar versiones dobladas de las películas en España porque el doblaje no lo consideraba, lo que dicen los puristas, que se pierde el sentido final de la película, las voces de los actores, el matiz, la interpretación… Después de haber dicho esto, unas semanas más tarde se encontró con una carta de las majors norteamericanas diciendo que si en España no se doblaban las películas dejaban de mandar películas a España. Con lo cual tuvo que desdecirse y volver a lo original, que es que si usted quiere verla en versión original tiene la posibilidad de verla en la sala, pero tener también la versión doblada.
Yo por eso sigo defendiendo una industria que mueve miles de millones de euros, que da trabajo a miles de personas, actores que no puede recoger, por falta de industria, el cine y el teatro españoles, porque si esto fuera Estados Unidos trabajarían todos o casi todos. Aquí, la cantidad de películas que se hacen es muy corta, los presupuestos son muy exiguos, se pelea mucho por sacar adelante una película… falta industria en España en relación con el cine norteamericano. Yo creo que está cambiando. Estos cineastas jóvenes que se fueron a Estados Unidos de tercer o cuarto operador, con un gran director, han aprendido mucho allí, ahí tenemos a Bayona y a punto de estrenarse Jurassic World: El reino caído. Que quién iba a decir que un director español iba a terminar por dirigir una gran película con un presupuesto de esas características. Pero con la poca industria que hay en España el doblaje acoge y recoge a miles de actores extraordinarios que dan vida, recrean y facilitan e incluso mejoran a veces a actores que vemos en la pantalla. Porque los mejoran a veces. Muchas veces.
La Cronosfera: El otro día falleció Pepe Mediavilla, que fue Trending Topic en Twitter.
Juan Ignacio Ocaña: El gran Ian McKellen o Morgan Freeman, sus dos grandes personajes que lo acompañaron toda la vida.
La Cronosfera: Teniendo en cuenta que la tuya es una de las grandes voces de este país, ¿qué voz o qué voces te han hecho querer pertenecer a la profesión?
Juan Ignacio Ocaña: Te voy a contar una anécdota y esto te lo va a decir casi todo. A mí la primera prueba que se me hizo en doblaje me la hizo probablemente la voz más bonita que haya tenido, desde mi punto de vista, el doblaje en España, o una de las más bonitas porque antes había unas voces maravillosas. Manolo Cano. Por poner una referencia, fue Yul Brynner en Los diez Mandamientos o Alain Delon toda la vida. Los grandes galanes siempre eran doblados por Manolo Cano. Un poco más cercano en nuestro tiempo, aunque siga siendo antiguo, fue la voz de Michael Landon en La casa de la pradera. Aquel que nos hacía llorar todas las tardes a la gente de mi generación. Él me hizo la primera prueba en doblaje y por lo tanto tengo un recuerdo de él extraordinario porque para mí era todo. Había actores de doblaje extraordinarios en ese momento. Recuerdo a Pepe Guardiola. La voz poderosísima, de lo mejor que ha habido, independientemente de su voz, como actor. En cine siempre hacía de malo, de bandolero.
Pero hay una anécdota que es que cuando fui llamando a las puertas de los estudios, a los 17 ó 18 años más o menos, para que me hicieran alguna prueba, llamé a las puertas de un estudio ya desaparecido que se llamaba Exa, donde por cierto Almodóvar rodó una secuencia de Mujeres al borde de un ataque de nervios, con Fernando Guillén, que hacía de actor de doblaje y Loles León estaba en la centralita. Yo llamé a esa puerta para que me hicieran una prueba, quedé con un señor que se llamaba Paco Sánchez y cuando llegué me dijeron que pasara a la sala 3. Fui allí, abrí la puerta y vi a Paco Sánchez abatido, un hombre mayor entonces, sobre la mesa de dirección en aquellas salas grandes donde se trabajaba entonces, abatido, casi llorando y ante la pregunta de qué le pasa a usted me respondió que acababa de morir John Wayne y era como mi hermano mayor. Llevo prestándole mi voz toda la vida y es como yo mismo.
A partir de ahí ya entiendes la hilazón que existe, ese nexo de muchos actores de doblaje con los actores a los que prestan su voz. Aquello me llamó muchísimo la atención. A Paco Sánchez, a pesar de que a John Wayne le doblaron varios, Paco Sánchez estaba ese día muy triste porque había tenido la oportunidad de conocer personalmente a John Wayne y porque le había doblado en sus grandes éxitos. Ya tenía referentes y aquello arraigó mucho más en mí. Es que no solo son referentes de grandes actores, también es el cariño que le tienen en la profesión y el cariño que le tienen a quienes prestan su voz en España, que tiene su aquel.
La Cronosfera: El otro día se entregaron los primeros Premios Irene de Doblaje, no sé si piensas que ya era hora de que se entregaran premios a la profesión.
Juan Ignacio Ocaña: A mí me parece que sí. Incluso también ha tenido una repercusión extraordinaria en redes, de lo que se deduce que hay un interés enorme por parte de mucha gente en conocer físicamente y premiar también a aquellos que han hecho grandes trabajos en el doblaje. Oviedo es una ciudad que se visitó de gala hace unas semanas para recibir a los grandes del doblaje de España, que están fundamentalmente en Madrid y en Barcelona pero que últimamente también en Sevilla, Valencia, Bilbao o Galicia, se están convirtiendo también en referentes de encontrar buenos actores que hacen además las dos versiones, la gallega o en euskera, o en catalán, como se ha hecho toda la vida, independientemente de la española.
No tuve la oportunidad de ir al acto pero creo que había más de mil personas, gente que se quedó en la calle y luego claro, todos muy sorprendidos cuando aparece alguien a quien nunca le has puesto cara y no te lo imaginabas en absoluto así y empieza a hablar y dices: ay, si es fulanito, es mi actor favorito de toda la vida. Yo creo que es una profesión que vive en silencio, que ha vivido toda la vida en silencio. Poco reconocida. Es verdad que hay actores de doblaje que se dedican a esto porque no quieren ser reconocidos, que también existe. Pero es verdad que es una profesión que ha vivido en silencio mucho y por lo tanto está bien que aquellos que quieran ser reconocidos también puedan serlo con los premios.
La Cronosfera: Las leyes de la Termodinámica se estrenó en el Top 10 de las películas más vistas.
Juan Ignacio Ocaña: De lo que me alegro mucho.
La Cronosfera: Y ese éxito se une al número 1 en el que ha estado Campeones durante tres semanas, ¿cómo ves el cine español?
Juan Ignacio Ocaña: Yo creo que está cambiando para bien. Por fin los directores españoles se han quitado de encima eso de que hay que hablar de la Guerra Civil desde primera hora de la mañana hasta última de la noche. La llegada de gente que se fue fuera a Reino Unido o Estados Unidos a trabajar allí ha beneficiado mucho al cine español. En general creo que hay una visión mucho más positiva del cine español por parte de la gente joven, creo que seguimos siendo unos grandes especialistas en el género de comedia romántica humor o en el humor. Somos campeones, y no solo la película de Javier Fesser, en eso, y está muy bien. Y nos hemos adentrado incluso en series de telelvisión, o estamos adentrándonos en el thriller. Y ya no hay planos de más de media hora. Porque antes teníamos un problema en el cine español que era de una lentitud extraordinaria y hacía que perdiera todo el encanto la película por muy buena trama que tuviera.
Creo que estamos entrando en una dinámica de hacer un cine mucho más ágil, con rostros nuevos que aparecen, gente joven que tiene muchas ganas de hacerlo y de hacerlo muy bien y con una idea totalmente distinta. Más despolitizada que antes y pensando más en la profesión que en otra cosa y yo creo que eso es muy bueno para todos.
En España siempre ha habido buenos cantautores que lamentablemente la democracia hizo desaparecer, y ahora, curiosamente, estamos reencontrando una serie de directoras y directores de cine que huyen de la industria norteamericanizada del blockbuster y están ofreciendo películas muy serias. La última película de Isabel Coixet me ha sorprendido mucho. Me parece una película magnífica. Yo creo que el cine español está cambiando radicalmente, la gente joven está haciendo una aportación extraordinaria y afortunadamente nos hemos quitado el sambenito, o nos lo estamos quitando, de hacer un cine post Guerra Civil y Guerra Civil, politizado, fundamentalmente de izquierda, de izquierda dura. Eso está cambiando y se están dando cuenta de que tenemos que ir a construir un mundo distinto y un cine distinto que entretenga y que ayude a comprender algunas cosas a todos sin excepción.
Silvia García Jerez