JAIME CHABAUD

Jaime Chabaud es Premio Nacional de Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón. Ex miembro del Sistema Nacional de Creadores y director de la revista mexicana de teatro Paso de Gato.

Hombre de teatro, sus obras se han traducido a más de 11 idiomas.

LA CRONOSFERA: ¿Cómo interrumpió la pandemia tus proyectos?

JAIME CHABAUD: Me encontraba en La Habana, dando clases, en un encuentro que se llama Traspasos escénicos en el Instituto Superior de Arte de Cuba. El 16 de marzo del 2020, logré regresar a México. Aunque el 17 me tenía que ir a Panamá al Festival de Artes Escénicas. Después de eso, tenía programado 3 semanas en Colombia en tres ciudades para dar cursos, una de ellas en Bogotá, en el Festival Alternativo de Teatro. También tenía que viajar a  Argentina a tomar una maestría en la UBA (Universidad de Buenos Aires). Tenía un año muy movido porque también tenía que ir a Chile, Ecuador, España. Pero todo se paró en seco.

LA CRONOSFERA: ¿Y cómo modifico tu vida en el día a día?

JAIME CHABAUD: Nos vino muy bien, tanto a mí, como a Marisol Castillo, mi compañera, con la que fundamos Mulato Teatro. Una de mis obsesiones de estos últimos años es el tema afromexicano. Nos dedicamos de manera específica al discurso sobre la afromexicanidad, porque aquí no se habla de eso, en México se ha blanqueado la historia. 

Además, desde hace un par de años, estamos haciendo teatro comunitario en el municipio de Tlaltizapán, en el pueblo de Ticumán, en el Estado de Morelos. Aquí, la gente lleva 35 años haciendo la Pasión de Cristo y eso ayuda a que estén muy familiarizados con el teatro, porque lo escenifican en Semana Santa y se organizan en navidad para montar pastorelas. Empezamos dando clases y empezamos a trabajar un montaje sobre el centenario del asesinato a Emiliano Zapata. Su cuartel general, se encuentra a 10 kilómetros, desde ahí peleó y planeó 6 de los 9 años que estuvo en la Revolución Mexicana. Cuando se desata la pandemia, nos descontroló mucho, pero a la vez, asentó el proyecto.

«Al espectador lo expulsamos hace mucho tiempo de todo proceso creativo».

Después de estar en un medio tan desastroso, en la manera de producir teatro. Hemos encontrado un camino muy lindo, en donde nos han transformado la vida, esta gente hermosa, que son albañiles, rotulistas, jardineros, maestras de escuela, la señora que vende gorditas y quesadillas. Es un camino con corazón.

La pandemia no me cambió mis dinámicas, porque ya las tenía cambiadas desde que nacieron mis hijos. Para escribir televisión o teatro, me levanto a las 4 de la madrugada. Después hago el desayuno para toda la familia y me regreso a escribir un rato y ya con eso, hice el día.

Jaime Chabaud, en un coloquio en la Escuela Superior de Artes en Yucatán.
Jaime Chabaud, en un coloquio en la Escuela Superior de Artes en Yucatán.

LA CRONOSFERA: ¿Crees que esta pandemia ha cambiado el teatro mexicano?

JAIME CHABAUD: No. Creo que en el gremio teatral mexicano, hay una parálisis facial, o una apoplejía. Yo creo que no tenemos ni puta idea de todo lo que se transformó. Esto que estamos viviendo es como cuando se hacía teatro en las iglesias medievales o en las plazas públicas al corral de comedias. Es un salto así el que se ha producido. Después de que hemos pasado por un periodo, en el que nunca antes en la historia de la humanidad se había consumido tanta ficción, el espectador ya no va ser el mismo. Y estamos en parálisis, porque no nos estamos haciendo preguntas sobre el espectador. De hecho, al espectador lo expulsamos hace mucho tiempo de todo proceso creativo. Nadie, o casi nadie se pregunta :”¿Qué va pasar con el espectador? ¿Qué efecto le puede producir? ¿Qué quiero que pase en la bioquímica del cerebro del espectador? Nos volvemos a preocupar por el espectador solo el día del estreno. Y eso, nos lo tendríamos que preguntar rabiosamente. Eso, que se lo ha preguntado la gente que hace series que nos han conmovido. Eso que sucede cuando a las 3 de la mañana llevas 6 capítulos y te tienes que levantar a las 7 de la mañana. Eso que como dicen los Yonkies:- Un capitulíto más. ¿En qué momento se le olvidó al teatro? El teatro lo hacía, el teatro enganchaba a la gente. El 60 por ciento de la cartelera, madrileña, parisina, mexicana…lo siento, no es. No te atrapa. Sales diciendo, que bien estuvo, o que inteligente obra, pero no sales revolucionado en tu bioquímica del cerebro.

«Creo que en el gremio teatral mexicano, hay una parálisis facial, o una apoplejía».

Creo que se debe a que hemos estado muy estancados. El estallamiento de las formas canónicas de teatro, del drama, etc. Nos vinieron muy bien a finales del siglo pasado, desde los años ochentas, noventas, en Europa hubo una revolución que tardó en llegar a México unos 10 años y nos la hemos estado pasando rizando el rizo, descalificando y cada nuevo profeta dice que encontró el Santo Grial de la teatralidad, aunque nunca te lo muestran, ni te lo explican. 

Jaime Chabaud

Lo que creo es que hemos hecho muy buen teatro a lado de mucho que no le produce nada al espectador. Y no estoy diciendo que hagamos un teatro complaciente. Estoy diciendo que hagamos lo más complejo y profundo del mundo, pero que agarres de los huevos u ovarios al espectador. Que el espectador salga con hambre, que alimentemos su principio de incertidumbre. 

Yo creo que deberíamos hacer un alto mental y decir:- ¿Qué sigue? y ¿Por qué?. Hemos estado en una especie de inercia de hacer obra tras obra, y ¿Para qué? A final de cuentas, no estamos conectando con el espectador. Y en México, se trabaja para los amigos. Hay una obsesión de mucha gente por validarse ante los otros. No por hacer teatro para un público. 

Cuando digo, meter en el proceso creativo al público o a los públicos, solo son hipótesis, pero ya te estas preguntando algo. ¿Qué les vas a producir? ¿Cómo lo vas a enganchar? ¿Qué quieres que le pase? Son hipótesis de trabajo, que ya en la puesta en escena, con los espectadores te revelara que tanto arriesgaste y hasta donde. Pero de que se puede, se puede. Me consta. Ya lo hemos hecho. Niños chocolate que publica en ADE, en el último número que preparó Juan Antonio Hormigón, esa dramaturgia está pensada, por y para el espectador, además de contar una historia y jugar a nivel formal. Todo buen dramaturgo o director, tiene que tener un ojo y estar con el espectador acá, dentro. Un espectador que es hipotético, un público que es hipotético. Es lector In fábula de Umberto Eco. Haces una hipótesis de tu espectador ideal y creas, pero lo estás teniendo en cuenta, porque quieres enganchar al espectador. Lope de Vega ya lo sabía, y los griegos también. Pero ¿Cuándo se nos olvidó a nosotros? Era más importante, nuestra paja mental, que conectar con el espectador.

¿En qué momento se nos olvidó a nosotros? Era más importante, nuestra paja mental, que conectar con el espectador.

Las neurociencias, vinieron a darnos una ayuda muy grande. Todos los estudios que hay sobre neurociencias y teatro, o los estudios de neurocinemática, o los estudios de televisión y teatro desde el punto de vista de las neurociencias. Uno no tiene derecho a aburrir al público. El estrato base de hacer teatro, es no aburras y creo yo, que ahí nos hemos estancado. Cuando entras a un teatro, firmas la supresión temporal de la incredulidad. Ese es el contrato. Y encima el público te dice de buena fe, lo que me muestres, te lo creo. Deberíamos devolver el dinero del boletaje al espectador, o instaurar las cestas de fruta podrida a la entrada de los teatros, pero que el director, el dramaturgo, el escenógrafo también pasen a escena.

LA CRONOSFERA: ¿Qué opinas sobre la relación de puesta en escena a nivel virtual y todo el teatro que se ha grabado por Zoom?

Lo que he visto que está más logrado es, lo que ya entra en el lenguaje del cine, o del video. Lo demás, es teatrito aburrido. Las experiencias felices en ese sentido, en la pandemia son unas cuantas y entiendo que son para que la gente se ocupara, porque había la urgencia de expresarse. Algunos habrán llegado para quedarse, pero no voy a repetir la obviedad. No existe lo que le da sentido al teatro, el contacto con el espectador. Ahí, no hay nada que hacer.

En los últimos cien años, nos había marcado tanto. Esta pandemia afectó al mundo. No nada más a los Estados Unidos. La pandemia llegó en un momento en donde estábamos convulsionados con el tema del heteropatriarcado, el basta ya, de los abusos sexuales en los ámbitos laborales, los nuevos feminismos, losfeminismos radicales. Estábamos en un momento de transformación muy fuerte y esta pandemia fue un freno a esa transformación. 

Hay grandes ganadores de esta pandemia, hay los que se hicieron multimillonarios y hay los super arruinados, que somos nosotros, los de las artes presenciales. Evidenció la inmensa fragilidad de nuestros gremios. Es muy insultante que en México nos consideran completamente suntuarios. Este gobierno es enemigo de la cultura y las medidas que ha tomado para la cultura son espantosas. Hemos recompuesto algunas cosas, porque la necedad del presidente fue contraproducente. Este presidente se ha ido contra todo lo que lo ha puesto en la silla presidencial, se ha ido contra la sociedad civil organizada, que fue la que movió su candidatura, la que lo hizo estar en todos lados de la República Mexicana y que finalmente ganara el voto. La intelectualidad y los artistas fuimos los que creamos opinión pública a favor de él. Ahora va contra las redes sociales, la censura. En México hay un control de los medios espantoso y lo que lo llevó a la presidencia no quiere que nadie más lo use. La paradoja enorme, es que nosotros somos los que hemos hecho lo que está en las pantallas y qué ha sido el bálsamo para todos, nosotros los guionistas, los directores, los productores, los actores, los iluminadores, etc. Y nos consideran suntuarios.

LA CRONOSFERA: ¿Qué has aprendido de esta situación?

JAIME CHABAUD: Creo que es temprano para animarme a decir algo, lo que si, es que nosotros practicante no paramos para hacer teatro durante la pandemia, porque hicimos burbuja con los actores comunitarios. 

«¿Cómo te haces las preguntas correctas para tocar los botones correctos, para engancharte y enganchar a los públicos de la ficción que estés haciendo?».

Dentro de dos años, te diré cosas distintas, por un lado me di cuenta que urgen grandes dosis de humildad, para mi y para el mundo. Más nos vale ser humanos, amar a los que amamos. El teatro es irrenunciable, es un veneno que no se te va a salir. Ya no vale la pena, estar haciendo teatro con la urgencia de que te valide nadie, un gremio, o los colegas, uno tiene que trabajar para la gente, esto no implica hacer un teatro complaciente. Se ha producido un salto cuántico en la recepción de los espectadores del mundo. No esperar a que salgan de la pandemia y esperen ver el mismo teatro. 

El espectador de los corrales de comedia, de los teatros isabelinos, ya no volvió a ser el mismo, cuando por fin se pudo apagar la luz en la platea y se pudo concentrar la luz en el escenario. Eso fue un salto cuántico en la cabeza del espectador. Y luego cuando surgió el cinematógrafo y el cine sonoro, luego el cine a color y la televisión, el videoclip, los video juegos…pero en la manera de hacer teatro no, o no del todo. Yo creo que no estamos a la altura de los espectadores. ¿A qué espectador nos vamos a dirigir, cuando nos digan:-“Se acabó la pandemia, abran los teatros”. Nos vamos a encontrar espectadores que se han enganchado a series como Dark, Breaking bad, House of cards, Gambito de Dama. Esa manera de contar ficciones, esa manera de hacer que el espectador se esté aguantando la meada y aun así, se ve dos capítulos más, antes de ponerle pausa y vaya al baño. La vejiga está que le estalla y no le pone pausa, porque está emocionado con lo que está viendo. Yo creo que tenemos muchas preguntas que hacernos, para ir a contrapelo con ello o para ir a favor de ello, pero lo que sí sé es lo que no tenemos que hacer, y qué es ignorar que al espectador le han pasado cosas muy importantes en su recepción en esta pandemia.

Decimos, el teatro estará ahí, siempre, pero yo no sé si el espectador nos va a esperar.

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