IT: Capítulo 2, un cierre ideal que nos enseña que ser adulto es más terrorífico que Pennywise
Cuando IT se estrenó allá por 2017, la sorpresa fue mayúscula. Rompió récords de taquilla -y de reproducciones en su tráiler, todo sea dicho-; algo poco visto en una película de género.
Y es que la cinta nos presentaba lo que tanto veníamos necesitando en el cine de terror de más allá del 2000: Un símbolo del cine de terror. Pennywise llegaba -renovado y apartando un lado a muchos de los personajes que James Wan y compañía tan bien había sabido representar- con una característica figura que ha acabado por formar parte del mundo cinematográfico más inmediato y protagonizando el disfraz auxiliar de muchos en los últimos 3 Halloween.
Sin embargo, lo que sorprendía a los que realmente se dejaron embaucar por el filme de Andy Muschietti era que el payaso no lo era todo. Aunque Bill Skarsgård lo interpreta de manera brillante, la atención va dirigida al club de los perdedores, un grupo de 7 niños cuyo cast fue uno de los más brillantes del cine actual.
Ahora, 27 años después en la ficción y 2 en la vida real, llega IT: Capítulo 2, la secuela que cierra una duología perfectamente atada y que nos lleva al pueblo de Derry otra vez, aunque en 2016. La vida parece haber tratado bien a los chicos, que reciben la llamada de uno de ellos para cumplir la promesa que se hicieron en la primera parte: Volver al pueblo para acabar con It si éste decidía volver.
Sabiendo el modus operandi del payaso, los ya adultos intentarán acabar con él de manera definitiva teniendo en mente cómo juegan con sus ilusiones. Para ello, Muschietti no ha renunciado a las mejores bazas de su primera parte -si algo funciona, para qué cambiarlo-; puntos cómicos y sustos inesperados que le dan a IT: Capítulo 2 el propósito por el que el espectador se sienta ante la pantalla.
Pero si bien hablábamos de como Pennywise cumple su papel de personaje icónico de terror, y aunque su “nombre” da título a la saga, hay que tener muy claro que no es más que un secundario, relegado aún más al papel de personaje-excusa en esta segunda entrega. Si bien algunos valientes teorizaron sobre el payaso como una metáfora del miedo, muchos lo verán más aún en esta nueva cinta.

El reparto de esta no es solo otra buena elección de casting -no hay que tener miedo perderse en las versiones adultas de los personajes, pues si no fuese por caras tan reconocibles como la de James McAvoy o Jessica Chastain algunos dirían que les han dado algo para crecer de manera extraordinaria en 2 años- sino que denota que se salta el carácter slasher para hacer crecer la película en forma de saga. Mike, Bev, Bill y compañía son los absolutos protagonistas que, en ocasiones, buscarán desesperadamente la aprobación del público para verse reflejados en pantalla, y si bien cuesta captarlo, lo acaban consiguiendo.
Porque IT: Capítulo 2 se empezó a forjar justo desde el estreno de su primera parte, en un conjunto de referencias que las refuerzan como saga y que, si no se sabe mínimamente el papel de Pennywise dentro de la obra de Stephen King, podría chirriar a muchos. Porque esta secuela pretende abarcar la explicación que nos dejó con ganas de saber su primera parte, aunque quizá no se haya hecho de la mejor manera posible.
Aquí llegamos a los fallos potenciales de la película: Un desarrollo sobre el personaje a veces confuso y que no se entiende que no se haya ido tejiendo más desde su predecesora, a la vez de un desarrollo que tira de puntos cómicos y referencias y que alivia la tensión del suspense, cargándose más de una vez la atmósfera que los amantes del terror tanto anhelan últimamente. Eso sí, el gore y lo explícito rebosa por sus casi tres horas de metraje.
A libre interpretación se deja el sentido de la película, que sin caer en spoilers, se busca un trasfondo moralista en lo que está vendido como un producto de terror palomitero -que ojo, no está nada mal- pero que puede desconcertar al espectador. Igualmente, IT: Capítulo 2 es el cierre de una duología bien pensada y medida, que si bien no cae en el terror más absoluto te plantea dudas más allá de los sustos al salir de la butaca y que ha conseguido establecer unos personajes que más de uno echará de menos a pesar de haberles visto solo una película. Porque al final, nos han hecho flotar. Un poco, quizá.