JESSICA CHASTAIN: Aaron Sorkin escribe como a mí me gustaría hablar
Jessica Chastain visita Madrid para presentar una película escrita y dirigida por Aaron Sorkin, un genio de la palabra escrita, como ella misma afirma en esta entrevista, que se estrena como director con Molly´s Game. Jessica, actriz portentosa de talento sobrado no solo para dar vida a personajes que son un modelo de conducta moral sino para elegir en qué proyectos involucrarse, es una mujer risueña que no tiene reparos en afirmar que selecciona papeles muy alejados a la persona que es en realidad.
La Cronosfera: ¿Hasta qué punto, cuando selecciona un papel, valora la posibilidad de no quedar encasillada en el tipo de personaje de mujer fuerte?
Jessica Chastain: Es una cuestión interesante, porque he estrenado tres películas este año, El caso Sloane, La casa de la esperanza y Molly´s game, y el personaje que interpreto en la segunda es muy distinto, muy femenino. Es nervioso, frágil, es como una niña. Entregada, apasionada, cariñosa. Por su parte, Elizabeth Sloane es muy fuerte, muy agresiva y sin puntos débiles, y tampoco tiene sensualidad alguna. Y Molly es muy sensual, aunque también es muy fuerte y muchas veces va por delante de las situaciones para adelantarse a la partida.
Pero lo que conecta a las tres es que son personajes que navegan en una sociedad en la que los hombres son quienes ponen las reglas. Y la cuestión es cómo se las ingenian ellas para luchar contra la violencia, en el caso de Antonina, en La casa de la esperanza, o para encarar la cárcel que espera a Molly, o a la que también se enfrentaba Elizabeth Sloane. Creo que es una idea interesante, cómo vivimos en una sociedad patriarcal en la que una mujer tiene que hacer lo imposible para ser visible.
L.C.: ¿Interpretar a personajes reales implica más responsabilidad que dar vida a personajes de ficción?
J.C.: Es una presión extra, claro que sí, interpretar a alguien que va a estar más tarde en la premiere. (Risas) Molly estuvo en la premiere de Toronto, con su padre (al que da vida en la pantalla Kevin Costner), y podía oír a su padre emitir sus impresiones sobre la escena del parque en la que Molly habla con él. Así que lo que intento hacer es ser lo más respetuosa posible y aprender lo máximo sobre ellos en la etapa de documentación. Pero también es importante para mí no hacer mi trabajo como una reinvención del pasado. Yo quiero enseñar lo que ocurrió, por lo que no solo me documenté sobre Molly, también sobre la gente que conoció a Molly. Solo así se puede saber cómo fue la historia de verdad.
L.C: ¿Cómo se siente un actor ante las líneas de diálogo que Aaron Sorkin escribe? Porque sus diálogos son de una brillantez mordaz y suenan a verdad, a esa verdad que no decimos en la vida real pero que querríamos decir y que en su cine suena especialmente natural.
J.C.: Aaron Sorkin escribe de la manera en la que a mí me gustaría hablar. Hay una sensación de idealismo en lo que escribe, porque habla de cómo prevalecer contra las circunstancias aunque luego en la vida real no sea así. Lo que escribe hace que los personajes parezcan mejor que nosotros mismos. Más nobles, más divertidos, más dinámicos, y creo que eso es muy inspirador a la hora de interpretarlos. Porque ¿cuántas veces hemos estado en una situación, cuando vemos una película, en que decimos: ¡ojalá hubiera dicho eso!? Y Aaron Sorkin escribe de una forma en la que se dice. Y creo que porque es tan bueno escribiendo, su escritura es exactamente lo que necesita la sociedad. Es inspirador para hacernos mejores de lo que somos.
L.C.: Hablando de Aaron Sorkin, muchos actores afirman que sus guiones tienen una velocidad extra que los hace mucho más difíciles. ¿Ha sentido esa dificultad?
J.C.: Eso no indica otra cosa sino que te tienes que saber muy bien tu papel antes de llegar al plató. En otras películas en las que he trabajado he visto a los actores estudiar sus frases en la silla de maquillaje, algo que por cierto yo no haría nunca. Eso genera muchas indecisiones en el rodaje, muchos silencios que luego el montador tiene que suprimir. Pero Aaron Sorkin tiene ritmo. Es un escritor como David Mamet o Shakespeare. Sientes el ritmo en los diálogos, y si no sigues el ritmo, la escena no funciona. Porque ese ritmo te está llevando a un sitio concreto. No puedes estar en el rodaje intentando recordar cuál es tu siguiente línea de diálogo. Y por eso, cuando te sabes tu diálogo no importa lo rápido que hable tu personaje. Aaron escribe de una manera en la que todo es tan importante que lo tienes que decir rápido porque sientes la necesidad de expresarlo así de rápido. Es más intenso que la vida. Y muchas veces, cuando acabo, Aaron me dice que puedo ir más despacio. Pero es que me impresiona tanto lo que escribe que necesito decirlo rápido y es él quien a veces tiene que pararme.
L.C.: ¿Cómo es Aaron Sorkin como director, ya que esta es su primera película como tal?
J.C.: Hay muchos directores con los que he trabajado que también escribían sus guiones pero en mi opinión, Aaron ha sido director desde hace mucho tiempo. Sé que ha estado observando y aprendiendo mucho acerca de la dirección y desde el momento en que entré en el set de rodaje nunca me dio la impresión de que fuera la primera vez que dirigía, parecía que tenía muchísima experiencia.
L.C.: El personaje de Molly ha sacrificado su vida personal por la profesional, ¿no echó en falta en la Molly adulta un marido o una pareja?
J.C.: Es una pregunta interesante porque entra directamente en la perspectiva de cómo vemos a las mujeres en la sociedad. Y cómo las mujeres son definidas por su relaciones. Hace unas semanas alguien le preguntó en un Q&A a Aaron Sorkin algo parecido y él dijo que era llamativo que nadie preguntara nada igual al respecto de Brad Pitt en Moneyball: Rompiendo las reglas. Brad, en Moneyball: Rompiendo las reglas tiene a su hija pero no tiene una relación romántica y en Molly´s game, Molly tiene a su padre pero no tiene ninguna relación romántica. Pero es una pregunta que me hacen mucho. Me la hicieron en La noche más oscura, y un poco, pero no demasiado, en El caso Sloane, y lo que creo es que las mujeres no tienen que renunciar a nada para tener sus carreras pero para la sociedad es un reto a veces ver a una mujer para la que su prioridad sea su carrera, no tener una relación con un hombre. Por eso es tan importante que películas como esta se hagan y se estrenen, porque con ellas podemos demostrar que la prioridad para una mujer es lo que hace, igual que puede hacerlo un hombre.
L.C.: ¿Cuáles son sus películas de juego favoritas, tal vez El rey del juego, con Steve McQueen?
J.C.: Sí, esa me gusta mucho, y Rounders también. Pero esta es una película de poker distinta en la que, excepto por una escena, no te importa realmente quién gane las partidas.
L.C.: ¿Cuál es su secuencia favorita de la película?
J.C.: La primera escena en el juicio, con Idris Elba, me encanta. Me recuerda a las películas que se hacían en los años 30 con James Stewart y Katharine Hepburn, y esos ejercicios de ida y vuelta en sus diálogos. Me encanta Idris Elba cuando hace eso porque no le han dado la oportunidad de ser divertido y encantador, pero aquí lo puede demostrar. Me encantó verlo en esa escena y verlo interpretar a James Stewart. Esa es una de mis escenas favoritas precisamente por eso.
L.C.: ¿Cuándo la vamos a ver sonreír en el cine?
J.C.: Eso es interesante, porque la última vez que interpreté a una mujer sonriente fue a Celia Foote en Criadas y señoras. Tal vez porque me gusta interpretar personajes que son muy distintos a mí. En la vida real soy una persona muy sonriente, así que imagino que me tomo como un reto el hecho de convertirme en la ficción en alguien tan distinto a mí. Pero sí, ahora estoy buscando comedias y estoy desarrollando algo con Octavia Spencer. Todo lo que me haga expandir mis horizontes y crecer como actriz.
L.C.: Me llama mucho la atención el vestuario tan variado que tiene que llevar en la película, unas veces despampanante y otras de lo más casual, ¿cómo fue lidiar con todos esos vestidos?
J.C.: Fue muy interesante para mí, porque tuve dos sensaciones con ellos. Una de ellas fue notar el poder que me daban cuando entraba en el set llevándolos. Sentía de forma inmediata ese poder que te dan a presentarte así en la escena. Bueno o malo, eso sí que no lo sé, pero sí me daba cuenta de que me miraban. Pero lo segundo fue que me notaba yo a mí misma más pequeña. No sentía la comodidad que normalmente siento. Siempre pensaba que me iba a caer o que no podría inclinarme bien sobre una mesa. Aaron me daba instrucciones de qué hacer pero le decía que no podía hacer eso porque llevaba ese vestido. Que no me podía sentar como él me pedía. Creo que eso es interesante como mujer, eso de estar sobre tacones, llevar vestidos ceñidos o camisetas muy cortas, todo aquello con lo que te vistes intentando encontrar poder es precisamente lo que te hace sentirte más pequeña como persona.
L.C.: Ha dicho que las tres mujeres más recientes que ha interpretado están averiguando cómo funcionan las normas en su patriarcado. Cómo funcionan las normas en Hollywood es algo que ella tiene claro, ¿qué tenemos que cambiar para igualar la diferencia de género que existe?
J.C.: Creo que es un tema que va más allá de Hollywood y que afecta a todas las industrias y a todas las empresas. Solo hay que mirar a la sociedad. Yo creo que tenemos que pensar en lo que es el liderazgo y ampliar la idea de lo que supone ser un líder, porque puede ser cualquier persona, de cualquier género, raza o condición. Una sociedad sana es una sociedad en la que cabemos todos. No hay que mirar solo a Hollywood porque Hollywood es una parte pequeñísima del mundo.
Silvia García Jerez