Hablamos con Dani Rovira, Clara Lago y Berto Romero por OCHO APELLIDOS CATALANES
El 14 de marzo de 2014 dio comienzo la leyenda. Se estrenaba Ocho apellidos vascos y la cartelera enloqueció con la historia de Amaia y Rafa, un sevillano que por amor a una chica del norte cambia su paisaje y se adentra en un territorio que desconoce, provocando las carcajadas de un público entregado. Fue número 1 durante ocho semanas, dos meses en que ni los grandiosos superhéroes norteamericanos le tosieron a un elenco de intérpretes que, a excepción de Clara Lago, se hicieron con el premio Goya.
No mucho tiempo después Dani Rovira, Karra Elejalde, Carmen Machi y por supuesto Clara Lago están de vuelta y a ellos se les han sumado Rosa María Sardá y Berto Romero. Emilio Martínez-Lázaro y los guionistas, Borja Cobeaga y Diego San José, nos trasladan a Cataluña en una segunda parte, Ocho apellidos catalanes, que respeta, evolucionado, el espíritu de su antecesora.
La Cronosfera estuvo con sus protagonistas para que nos contasen sus experiencias con esta segunda parte y sus puntos de vista respecto a las expectativas puestas en ella.
Dani Rovira: A nivel personal, la diferencia es que ha pasado un año y medio, que la historia es otra y que se acoplan nuevos compañeros. Los que teníamos ya los tenemos y están más reforzados. Mi lucha siempre ha sido, desde que rodé la primera película, seguir intentando hacer este trabajo desde el juego, con ese punto de «me la pela», que creo que me ayudó a ganar naturalidad con el personaje.
Rovira continúa: La esencia de esta segunda parte es la misma porque el director de orquesta es el mismo, Emilio. Los personajes prácticamente son iguales y las incorporaciones vibran en la misma frecuencia que nosotros. La diferencia está en que ya no existe el factor sorpresa, que es una película que sigue hablando sobre los tópicos, pero ahora es en Cataluña. Y otra diferencia es que yo creo que ésta película es más redonda en cuanto a la historia, la comedia de la que hace gala es más de brocha fina, porque lo mismo la primera tenía más un humor de brocha gorda, y esta no. Yo eso lo veo como algo positivo, aunque mientras haya comedia a mí me da igual que sea de brocha gorda o brocha fina. Pero yo creo que Emilio ha querido diferenciar, para poder darle al público un poco de lo que ya quería y sumarle algo nuevo.
Clara Lago: Yo lo que quiero es que la peli guste. Punto. Ya no voy a meterme en que sea un taquillazo, porque si lo es… si la mitad de la gente que fue a ver la primera va a ver esta, eso sería un taquillazo de la hostia, pero si todos ellos salen diciendo «Pues vaya mierda», yo no me lo tomo como un éxito, aunque sea un taquillazo. Para mí el éxito sería que la gente saliera del cine pensando que qué maravilla de segunda parte y que ojalá haya una tercera.
Es indudable que la actualidad catalana está reflejada en la película, de una u otra forma, y esto es lo que contestan cuando se les pregunta al respecto:
Berto Romero: el tema de la relación de la película con la realidad es… ocurre algo que los catalanes decimos «Voler i doldre», que traducido quiere decir que quiere pero a la vez se duele. Como que le puede ir bien a la película pero al mismo tiempo tienes que tener en cuenta que la película no es deudora de la realidad, porque es deudora del momento en que se hizo, y se escribió hace más de un año. Como la realidad política es tan cambiante y tan frenética, y a veces da giros en días o en horas, es muy difícil el maridaje extraño que se produce dentro de una película que se llama «Ocho apellidos catalanes» con la vida, que por sí misma va a toda velocidad.
Dani: Personalmente me parecería muy triste que esta película, que el único fin que tiene es el de divertir y hacer un poco más feliz a la gente, se politizara y se cogiera como instrumento de política como se ha cogido el catalán e incluso el sentir individual de cada una de las personas de este país. Para mí hacer de un sentir, de una comedia o de una lengua, hacer política de eso me parece muy injusto. Entonces me parecería muy injusto que la película se politizara, porque la película no tiene ninguna intención de politizar. En todo caso, si eso ayuda a quitar hierro a la temática catalana, bienvenido sea, pero esa no es la intención.
Berto: sería muy pretencioso que la película pretendiera eso. En alguna entrevista me han preguntado que si creo que esto puede ayudar a suavizar las tensiones. Mal vamos si la esperanza está puesta en esta película. No, para nada.
Clara: Eso sería de película. Sería para escribir un guion, realmente.
Berto: Es como si «Anacleto·, por hablar de mi propia experiencia, como si alguien me preguntara que si «Anacleto» serviría para ayudar contra el terrorismo internacional.
Dani: O al revés, pensar en hacer una película que hable sobre el paro que hay en España y que se centre en el Congreso de los Diputados para subsanarlo.
A Clara Lago, una vez más, le toca interpretar al personaje serio de la función. La actriz lo ve como algo normal dentro de los mecanismos del género:
Clara: tanto en la primera como en la segunda el personaje de Amaia siempre ha servido como contrapunto a la comedia, que es responsabilidad, en realidad, del resto de los personajes. En el caso de la primera, el contrapunto estaba más en lo borde o lo seca que era, y en ésta, tiene una parte más emocional. En el caso de «Ocho apellidos catalanes», en lo que a comedia romántica se refiere, Amaia es más lo romántico. Esa es la labor de una, y una lo acepta encantada de la vida. Lo que sí se ve claramente en esta segunda, es que Amaia ha evolucionado y está más vulnerable.
Y añade:
A mí la comedia me parece maravillosa, y es lo más difícil que hay en el mundo y me encantaría tener más responsabilidad cómica, pero para que haga gracia que uno tenga el gag, tiene que haber otro al lado como contrapunto. Así funciona la comedia. En este caso yo solo por el hecho de estar en estas dos películas y de compartir este trabajo con estas bellas personas y maravillosos actores y cómicos, me doy con un canto en los dientes. Esto me ha pasado en todas las comedias en las que he participado. El único momento en el que he sentido más esa responsabilidad cómica ha sido en teatro, y lo disfruté mucho. Fue entonces cuando descubrí que igual yo también podía experimentar con eso. Fue en «La venus de las pieles», que no es una comedia, pero resultó que la primera hora sí lo era. Ahí tuve más responsabilidad y me encantó, pero cada cosa tiene su momento.
Berto: Sí, todos deseamos lo que no tenemos. Queremos un drama para demostrar que somos actores de verdad.
Cuando se les pregunta si han sentido una presión especial pensando en que estaban haciendo la segunda parte de la cinta española, rodada en español, más taquillera de la historia del cine de nuestro país, lo niegan:
Berto: En el rodaje no tenemos la presión del éxito de la primera parte. En el rodaje se crea un clima muy de colegueo y se trabaja sin presión. Luego, de repente, te das cuenta, sobre todo cuando vosotros nos lo recordáis.
Clara: Es verdad que lo notamos durante un par de días, que fue cuando se hizo la rueda de prensa a mitad de rodaje. Entonces se convocaron unos sesenta y dos medios. Fue una rueda de prensa muy loca, en la que no podíamos hablar de la peli porque la estábamos rodando, y a raíz de ella todo el equipo estaba con esa especie de presión porque no entendíamos el por qué de esta locura otra vez. La nube negra. Luego el rodaje fue muy tranquilo, que ya se encargaba de eso Emilio.
Dani: Son ocho semanas y en la primera sí que es cierto que hicimos un esfuerzo mayor para crear esa burbuja que existe en los rodajes, para no envenenarnos y no ser causa de presiones, ya fuera de la prensa o de la gente que vivía donde estábamos rodando. Pero creo que éramos lo suficientemente sensatos como para no contagiarnos de eso porque somos conscientes de que parte del secreto del éxito de la primera fue el ambiente de rodaje. Porque tú puedes hacer una buena promo, una buena preproducción, pero las semanas de rodaje es un porcentaje muy amplio de lo que el público va a ver, independientemente de la prostproducción o de las promos. Esas semanas creo que conseguimos que fueran sagradas para el equipo.
Clara: es curioso, y da un poco de rabia, que algo que es tan maravilloso como lo que pasó en «Ocho apellidos vascos», se vea como negativo, de repente. Es maravilloso lo que pasó con ella. ¿Por qué se ve como algo negativo? ¿Por qué esa presión? Es como si las dos partes tuvieran que estar peleadas. En realidad son hermanas y tienen que estar unidas, sin pelearse.
Berto: Yo ahora estoy dentro, pero yo viví «Ocho apellidos vascos» desde fuera y yo entré cuando esta otra iba un poco avanzando, y me parece que está pasando algo muy curioso con estas dos películas, porque la primera sin pretender nada, lo tiene todo, y esta es una película que tampoco pretende nada pero se le exige todo. Es verdad que el público ha cambiado mucho. Yo tengo mucha curiosidad por saber qué va a pasar con el público, porque ya no es virgen con esta película, y el público es muy celoso de sus cosas. En cierta manera, el éxito de «Ocho apellidos vascos» se lo inventó el público. El público decidió que eso se convirtiera en un fenómeno. Tengo curiosidad en ver cómo se enfrenta ahora a esta.
Dani: De hecho, para nosotros la presión la tiene que tener el público. El público hizo ese récord histórico y a ver si tiene lo santos cojones de superarlo (risas). Nosotros hemos hecho una película que puede estar igual o mejor, o sea, que la presión es del público. Id a las calles a meterle a ellos la presión, a decirles: «Oye, que solo has ido cuatro veces, ya no es como antes. Tú antes molabas, cuando ibas cinco veces.»
Berto: Si la gente pudiera ver esta con una mirada tan inocente como se vio la primera, seguramente descubriría que esta segunda es muy parecida, porque se ha mimado para que su ADN contuviera lo mismo. Pero todo esto es un misterio que a mí, queridos amigos, me parece fascinante.
Dani: es que es peor para el público ir de malas a verla. Es que es el que va a pagar la entrada y lo menos que puede hacer es dejarse contagiar por el cariño que le hemos puesto, pero si tú quieres ir a verle las grietas, nosotros ya no podemos hacer nada.
Clara: Estos planteamientos nos vienen mucho por parte de la prensa, pero esta encuesta no se le ha hecho al público. No se le ha preguntado: ¿vosotros vais a ir a ver la peli? ¿Con qué pretensión? Porque a lo mejor la gente te dice que solo quiere reírse otra vez durante una hora y media. A lo mejor es así y todos pensamos que le público va a ir a compararla con la primera. No sé.
Berto: El sobreanálisis no es bueno, y las expectativas son el asesino de la diversión. La comida no era tan sabrosa como cuando eras un niño, siemplemente tu cerebro te engaña para que lo recuerdes así, y esto pasa mucho con las cosas que crean expectativa, lo que los americanos llaman el hype, que va muy bien para venderla, porque todo el mundo está alerta, pero nos crea, inevitablemente, una decepción. Cuando alguien va con ganas a ver algo le va a gustar siempre un cuarenta por ciento menos de lo que le gustaría si no fuera con ganas. Luchad contra vuestro propio cerebro. Luchad contra vuestras emociones y sed puros.