GOLPE DE SUERTE: Delicatessen final
Golpe de suerte es la última película de Woody Allen. Como estreno y como tal. Lo primero es un hecho, lo segundo está por ver. Eso es lo que él mismo afirma porque le cuesta mucho encontrar financiación en su país, tal y como está su situación en Estados Unidos tras conocerse el caso de abusos sexuales denunciado por Dylan, la hija adoptiva de su expareja, la actriz Mia Farrow. Farrow las destapó en 1992, Dylan las confirmó en 2013. Y en 2017 Ronan Farrow, hijo biológico de la pareja, en Depredadores, el libro que publicó entonces, le daba la razón a su hermanastra. Entonces surgió el movimiento Me Too y todas las acusaciones, probadas o no, contra aquellos que tuvieran denuncias o simplemente sospechas públicas de comportamientos irregulares, se tornaron creíbles y punibles.
Amazon rompió el acuerdo que tenía firmado con él para rodar cuatro películas, aunque una de ellas, Día de lluvia en Nueva York, ya estaba terminada. Pero no estrenada, aunque en España sí pudimos verla. Allen también iba a publicar su memorias pero varias editoriales decidieron no hacerse cargo del libro. Finalmente encontró una que sí admitió lanzarlo. Pero Allen ya no es bienvenido allí, cosa que no le pasa en Europa, donde acabó rodando Rifkin´s festival, en concreto en Barcelona, y ha logrado tener lista una más, esta Golpe de suerte, que ha localizado en Francia y rodado también en francés.
Woody Allen presentó Golpe de suerte en el pasado festival de Venecia, a comienzos de septiembre, y aseguró que esta sería su última película, tal y como había afirmado al anunciar el proyecto, pero que si algún productor, en Estados Unidos por ejemplo, quisiera permitirle hacer una más, que no tendría problema en dirigir de nuevo. Lo tiene complicado y lo sabe, pero también es verdad que, si ésta es la producción con la que concluye su carrera, al contrario de lo que hubiera sucedido con Rifkin´s Festival, Allen se despediría del cine por todo lo alto.
Porque su trabajo anterior era un film muy fallido, sobre todo en su segunda mitad, pero este último, Golpe de suerte, es, de nuevo, una gozada con la que poder disfrutar del Woody Allen más genuino. Se ha dicho de ella que es una película menor dentro de su filmografía, pero lo cierto es que se lleva diciendo eso de su cine unos cuantos años porque obviamente hace tiempo que sus títulos míticos quedaron atrás, como Manhattan, Annie Hall o La rosa púrpura de El Cairo. Pero cuando un autor es tan prolífico como él, que es capaz de estrenar una película cada año, el genio va y viene, no es algo estático que garantice obras maestras continuas, y claro que tiene cintas flojas, pero a cambio le ha regalado a la historia del cine Match Point, Scoop, la sensacional Irrational Man, la fabulosa Midnight in Paris o la sensacional y poco alabada Wonder Wheel. No está nada mal para un director que sigue en activo con 87 años.
Ahora llega Golpe de suerte y en ella nos cuenta cómo la estable y aparentemente feliz vida de un matrimonio joven, en un acomodado barrio parisino, se ve enturbiada por el encuentro fortuito entre la esposa de la pareja, Fanny (Lou de Laage) con Alain (Niels Schneider), un antiguo compañero de estudios que le confiesa lo loco que estuvo por ella entonces. A ella le hace gracia saberlo y no le parece mal la propuesta de quedar para tomar un café y ponerse al día de sus respectivas vidas. Pero lo que empieza siendo algo inocente se va a convertir en una rutina más intensa y su marido no está dispuesto a que Fanny descuide la relación que tienen.
Woody Allen despliega aquí todo su arsenal de clasicismo. No sólo por rodar en París y en francés, sino por su estilo narrativo, su envoltura musical… su manera de hacer cine. Siempre ha sido así, es su seña de identidad. Y se agradece, porque cada película es distinta pero los elementos que caracterizan su obra están continuamente presentes. Y, por supuesto, la elegancia en el relato. Podríamos imaginar a unos jovencitos Cary Grant y Audrey Hepburn moviéndose en este universo de haber podido Allen trabajar con ellos. En otro tiempo, en su continente. La frescura con la que cuenta esta historia y el infinito buen gusto al acercarse a las sombras que contiene encaja en aquellos títulos que los consagraron a ambos.
Pero por encima de todo, Golpe de suerte es puro cine negro contado con un tono de simpatía que la acerca a la comedia. Allen domina el arte de adentrarse en el género de suspense teñido del humor ácido que reside en la ironía, en la burla de una clase social que no por adinerada y pudiente va a resultar más íntegra. La comedia subyace en el antagonismo del bien contra el mal, de la inocencia frente a la perversión. Y de los escenarios que surgen como resultado de ese balance nacen momentos en los que la risa es inevitable. Tal vez no la carcajada, pero el humor corrosivo va a formar parte de este Woody Allen tan crítico.
Y no escatima en escenarios. Al aire libre, en casas más grandes o más pequeñas, despachos, campiñas, no hay escapatoria posible cuando tu vida se tambalea, por muy lujosa que sea la ciudad en la que vives y por muy de postín que sean los amigos que tienes. Si no te sientes seguro no lo vas a estar en ningún sitio, ninguna circunstancia.
Cuenta con un reparto sensacional, digno del mejor Eric Rohmer. Naturalidad, simpatía quienes tienen que ofrecerla, antipatía hacia quien corresponde, todos los actores parecen ser los adecuados. Y ese desenlace tan apabullante que no requiere, como haría el cine contemporáneo, de un epílogo que cierre lo que un buen final ya nos da. También Allen es clásico en esto, siempre lo fue. Y se agradece.
Puede que en un primer momento la tentación de sentenciar como menor este trabajo sea grande, pero no será cierta. Estamos ante una película con un guión bien engranado, con todas las tramas correctamente planteadas y con giros contados con la precisión necesaria. Es una muestra de la sabiduría de quien lleva décadas siendo un maestro en el oficio. Dar por hecho que lo es no convierte a Golpe de suerte en una película menor. No le sobra nada y funciona al nivel de la excelencia. No sabemos si Woody Allen volverá a dirigir, pero si este ha sido su último trabajo se despide con una verdadera delicatessen.
Silvia García Jerez