Festival de cine de Sitges 2019, de padres e hijos

El Festival de cine fantástico y de terror de Sitges 2019 empezó su andar el pasado 3 de octubre para ofrecernos múltiples opciones para disfrutar las más novedosas propuestas del género para los amantes de los sustos, el mal rollo y la diversión zombie.

Como ya es costumbre, La cronosfera está aquí para recomendar las que, a nuestra consideración, son las películas más interesantes de este importante evento fílmico.

La familia en nuestra sociedad supone el pilar más importante para la conservación y el desarrollo de la misma, pero, ¿qué pasa cuando ésta se fractura o se rompe? ¿se pone en peligro el orden natural de las cosas?

En Fractured (Estados Unidos, 2018), Brad Anderson nos asoma a la vida de Ray y su familia, quienes realizan un viaje para festejar el día de Acción de Gracias con los abuelos. Durante uno de los descansos, la hija de nuestro protagonista sufre un accidente y es llevada al hospital más cercano y el preocupado padre espera, desesperadamente, a que le hagan unas pruebas. Al siguiente día, Ray despierta en el mismo lugar, pero, al parecer, nadie en el recinto hospitalario sabe nada de su mujer y su pequeña, como si se las hubiese tragado la tierra. Anderson nos asoma al abismo de una mente que se ha ido quebrando poco a poco y pone a prueba nuestra capacidad de comprensión hacia un padre preocupado, pero al mismo tiempo, nos cuestiona acerca de temas como la culpa y la redención.

Fractured, de Brad Anderson en el Festival de cine de Sitges 2019
Fractured, de Brad Anderson

Hemos de comentar que no es una de las mejores películas del director, puesto que, en cierto momento de la historia, se pierde el interés por la historia debido a que se nos intenta explicar exhaustivamente, a través, por ejemplo, del personaje de una psiquiatra (que pasaba por ahí), lo que le sucede al personaje principal, como si el público no se diera cuenta de lo que está pasando, es decir, se ajusta a los estándares del cine de Hollywood en cuanto a que se asume que los espectadores no estamos acostumbrados a hacer un análisis de la situación sino que tienen que explicárnoslo todo. No hace falta si somos muy fans del género. Aún así, no está de más echarle un vistazo. La podréis disfrutar en Netflix.

En The room (Francia, Luxemburgo, Bélgica) del director Christian Volckman, nos cuenta la historia de un matrimonio que adquiere su primera vivienda con toda la ilusión. Al poco tiempo, descubren que una de las habitaciones ocultas de la casa se produce un fenómeno tan extraño como increíble, cuando pides alguna cosa material, se te cumple. La pareja da rienda suelta a todos sus deseos más frívolos, le piden dinero, joyas, vinos caros, ropa lujosa. Solo que hay un detalle, esta pareja siempre ha deseado tener un hijo, pero nunca han podido, entonces se lo piden al misterioso cuarto, y se los concede. A partir de este momento cuando el director pone a prueba a sus protagonistas y muestra, sin tapujos, los límites a los que un ser humano puede llegar para cumplir sus deseos más fervorosos.

The Room, de Christian Volckman en Fractured, de Brad Anderson
The Room, de Christian Volckman

Esta película cuestiona la estabilidad de las relaciones, la superficialidad de los deseos, pero sobre todo, la idea de lo que un hijo puede suponer para alcanzar la felicidad, o bien, para recomponer un vínculo que está a punto de romperse. Aunque no es filme redondo, porque en cierto momento la historia es repetitiva, vale la pena vislumbrar una forma muy particular de presentar un vínculo que parece intocable en nuestros días, el familiar.

No podéis dejar de ver una pequeña gran joya que nos regaló el Festival de Cine de Sitges, se trata de la cinta Vivarium (Irlanda, Bélgica, Dinamarca) de Lorcan Finnegan. Tom y Gemma, son una joven pareja en plena búsqueda por la casa perfecta, porque se trata de la primera vivienda que compartirán juntos. Acuden a una inmobiliaria para cumplir su objetivo y se encuentran con un extraño vendedor que los convence para ir a una nueva urbanización donde encontrarán, dice, el hogar perfecto.

Una vez ahí, el vendedor desaparece y la pareja se da cuenta de que son las únicas personas en el complejo de viviendas y que le es imposible salir porque se encuentran en una especie de laberinto de casas unifamiliares que nunca termina.

The Room, de Christian Volckman
Vivarium, de Lorcan Finnegan

En Vivarium se cumplen todos los ciclos que se supone que tiene que atravesar una pareja una vez que compran su primer inmueble: establecerse, tener un hijo y morir. Aunque en el filme todo esto se cumple, lo hace de la forma más terrorífica posible. Se encuentran en un sitio donde descubren que nunca quisieron estar, les “surge” un hijo de la nada. Literalmente aparece un niño que les llama padres pero no se explican cuál es su origen. El infante es una pesadilla, solo exige y grita. En el transcurso de la historia, la pareja se da cuenta de que la vida capitalista y burguesa que promete estabilidad y felicidad no es más que una obligación adquirida y que puede convertirse en un espiral que solo nos lleva a cavar nuestra propia tumba hasta que dejemos de existir. Os recomiendo encarecidamente que vean Vivarium, que se estrenará en España en los próximos meses.

Como hemos podido observar, en el Festival de cine de Sitges 2019, nos ofrecen historias alternativas del sagrado vínculo familiar y se agradece. Seguiremos informando…

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