EXPEDIENTE WARREN: OBLIGADO POR EL DEMONIO
Es el nuevo The Conjuring. La tercera entrega ya. Expediente Warren: Obligado por el Demonio. Tras Expediente Warren: The Conjuring (2013) y Expediente Warren: El caso Enfield (2016), ambas dirigidas por el maestro James Wan, llega la tercera entrega de las películas que se centran en los casos en los que el matrimonio Warren, Lorraine y Ed, estuvieron involucrados, pero en esta ocasión Wan no está al mando de la dirección. Y se nota.
Se nota porque James Wan llegó al cine de terror tal vez no para renovar el género, pero fue lo que hizo. Su visión de cómo hay que contar una historia de fantasmas en la que haya objetos demoníacos y de cómo le afectan a las familias las fuerzas ocultas que acechan a las personas normales cambió la manera de adentrarnos en ellas.
Este australiano descendiente de chinos comenzó su carrera a nivel mundial con la primera entrega de Saw, que fascinó al mundo. Después llegaría Insidious, donde fue capaz, como pocos directores, de aterrorizarnos con escenas diurnas que daban un miedo atroz. Normalmente los directores sitúan de día los momentos de descanso y dejan para la noche los ataques por fuerzas malignas. La noche y la oscuridad, principales aliadas para propiciar la sugestión… y el sonido, valedor oficial del susto.
Pero James Wan es un genio y no necesita la oscuridad para transmitir miedo. Basta con saber dirigir. Cosa que volvió a demostrar en The Conjuring, titulada aquí Expediente Warren, y su segunda parte, otro hito del cine que asusta.
Ahora Wan alterna la dirección del cine de superhéroes (Aquaman, de la que ya prepara su segunda parte) con el género que lo ha hecho famoso (Malignant, film que estrenará en septiembre en HBO y la serie Archive 81, ocho capítulos que llegarán próximamente a Netflix) y al matrimonio Warren lo ha dejado en manos de otros directores.
E insisto en que se nota porque no es lo mismo. James Wan hacía de los Expediente Warren películas únicas, piezas maestras de terror puro en las que, ya estuviera situada la escena de día o de noche, no podías pestañear. O tenías que dejar de mirar. Lo que el espectador sintiera que debía hacer. Porque su terror realmente funcionaba, a quien le den miedo las películas de miedo debía estar preparado para estas.
Michael Chaves, director de La llorona, toma el testigo. Por lo tanto, ya conoce el universo de The Conjuring, porque de los Expediente Warren surgieron varios spin-off que le han dado alas a la franquicia. A Obligado por el demonio le toca ser la octava, contando con las tres de Annabelle, La Monja y La llorona.
Chaves, como hemos recordado, no es un recién llegado a los Expediente Warren, y el resultado que ha obtenido es el de una película estupenda, muy entretenida y con momentos llenos de angustia en los que deseamos que el caso se resuelva cuanto antes porque la atmósfera del film es especialmente intensa. Pero no hay terror. Y menos al nivel al que James Wan las elevaba.
Expediente Warren: Obligado por el demonio es una mirada a los años 80, en los que Lorraine (Vera Farmiga) y Ed (Patrick Wilson) se ven inmersos en un caso que los llevó a juicio, el primero en la Historia en el que se alegó una posesión demoníaca como atenuante de un asesinato.
El film comienza cuando el pequeño David Glatzel (Julian Hilliard) es objeto de un exorcismo. Como éste no está saliendo bien, y ante el sufrimiento que el niño de 8 años presenta, su hermano mayor, Arne (Ruairi O´Connor) reta al demonio que lo ha poseído a que abandone su cuerpo y lo posea a él. Y el demonio lo hace.
Poco después, Arne deja a un lado su bondadosa personalidad para convertirse en un oscuro asesino que ejerce como tal. Pero él no quería hacerlo, lógicamente.
Tras convencer los Warren a la jueza de que acepte un caso inédito en el que el demonio es la causa de la muerte, el matrimonio se pone manos a la obra para ayudar al chico y averiguar cuál es el origen de esta posesión y cómo pueden librarlo del calvario que sufre. Y van a descubrir que un exorcismo no es el camino a seguir para conseguirlo.
Expediente Warren: Obligado por el demonio baja el nivel de las dos películas previas centradas en los casos a los que Lorraine y Ed tuvieron que enfrentarse, que fueron muchos y algunos, según aseguraron, realmente espeluznantes.
La película, que sí recoge la complejidad que les supuso este caso, cinematográficamente hablando no es especialmente terrorífica. Por supuesto, es horrible todo cuanto en él ocurre, pero su traslación a ficción en la gran pantalla nos deja como resultado una película más dentro del género. Sin una comparación previa sería una cinta a tener en cuenta, pero debido a las dos que la preceden esta nueva entrega deja al Expediente Warren que ahora nos ocupa en el más bajo puesto de los tres de que consta un podio.
Todos queremos a Lorraine y a Ed. Son un matrimonio ejemplar, que se quiere de verdad y que continuamente se están demostrando su mutuo amor. No importan los años que pasen, ellos lo son todo el uno para el otro. Y eso también nos empuja a apreciarlos, además de admirarlos por lo que son capaces de hacer contra las fuerzas del mal.
Pero un film de terror ha de dar miedo. No basta solo con que la película sea entretenida, que eso es bueno para la taquilla pero no para el prestigio. Si una cinta de terror pretende darlo, ha de darlo. Con James Wan al mando había terror en los avatares de los Warren. En este caso nos limitamos a ser testigos de cómo la investigación avanza, descubriendo los pasos que hay que dar para acabar con él. Y que eso sea todo lo que este film logre darnos sabe a poco.
Silvia García Jerez