Espías Con Disfraz: Con Muchos, Demasiados
Espías Con Disfraz gustará a los fans incondicionales, y desmemoriados, de las cinematográficas misiones de ese agente al servicio de su majestad, y por contagio a todos los que disfrutan, sin mirar atrás, de aquel cine protagonizado por cualquier gentleman superelegante y superavispado que se precie o preciara.
Gracias a un estiloso estilo ya visto, en una cuidada personal animación ya vista; todo ello embadurnado de muchas referencias rayando en la fotocopia por mucha codificación cifrada que parezcan tener, tranzándose así un amplísimo arco referencial que va, curiosamente, desde la singular, palomitera -de paloma- Valiant hasta Los Increíbles y variantes, pasando por muchas cintas animadas, ya sean éstas de imagen real o no. Mucho, todo, en Espías Con Disfraz ya está hecho, dibujado, y es que cuando pasamos la línea, digamos, de 007 homenajes, igual ya estamos copiando en demasía. Las mentiras, por favor, arriesgadas.
Cabe la posibilidad de que los más pequeños de la casa, cuya familia sea aficionada al cine polaco de autor, sí se sorprendan, y disfruten con la cinta firmada por Troy Quane y Nick Bruno, ya que no todos hemos visto todo, y ahí radicaría la capacidad para el acierto de Espías Con Disfraz: en el desconocimiento del espectador, envuelto en apuesta contrastada por parte de los que ponen los dineros que pretenden recuperar. Para tratarse de cine de acción poco vértigo se ve, a fin de cuentas. Igual lo importante es cuadrar las ídems.
Rompiendo una mini-lanza tamaño Lego, sí que es cierto que no hay muchas cintas de animación de altura inspiradas en super-hombres enchaquetados (también alguna que otra mujer, pocas aún a día de hoy, lástima), hueco este que no dudamos en reconocer viene a ampliar con ¿ramalazo maduro? Espías Con Disfraz, pero que por culpa de tantos apuntes subrayados pierde a los diez minutos de proyección, evidenciándose la baja relevancia y la poca, necesaria, originalidad que se le presuponían, resolviéndose como una suerte de collage salva-taquillas en formato animado.
Una pena, porque el buen cine, y mayoritariamente exitoso, de agentes, espías, o lobos solitarios a sueldo, o no, de corporaciones varias que velan por la seguridad del ciudadano de a pie, o por la suya propia, siempre se han caracterizado por andar por la cornisa más fina en el edificio más alto. Algo que no sucede en Espías Con Disfraz que se tambalea por una gran avenida lisa como la iluminada pantalla blanca antes de la aventura, en la que tiempo atrás se proyectaron fragmentos de Kill Bill, La Jungla 4.0, La Espía Que Me Amó (o muchas otras de la saga Bond), El Emperador Y Sus Locuras, Dos Policías Rebeldes, Johnny English, Colegas A La Fuerza, Scooby Doo o Yakuza, argumentalmente hablando, o estéticamente hablando, Lluvia De Albóndigas, Jimmy Neutron: El Niño Inventor, Un Monstruo En Paris, Hotel Transilvania 3: Unas Vacaciones Monstruosas, Gru: Mi Villano Favorito o Big Hero 6. Lo que nos lleva a pensar, al fin, que aquí, en Espías Con Disfraz, el mensaje no se autodestruye sino que se transforma, para tranquilidad del Inspector Clouseau que sabe, que tiene claro, que su cuenta atrás aún no ha llegado.
Luis Cruz