Entrevistamos a Bruno Bichir

Hombre de teatro, cine, televisión, curioso incansable y creador nato. Ha trabajado en más de 60 proyectos cinematográficos en México, Argentina, España y Estados Unidos.

LA CRONOSFERA: ¿Qué estabas haciendo cuando en México se hizo oficial el estado de alarma?

BRUNO BICHIR: Previamente cerramos año y medio el Foro Shakespeare por el boom inmobiliario de la zona, la gentrificación, etc, etc. Entonces lo reabrimos, el 8 de febrero, teníamos pocos días de abrirlo, cuando se dicta el estado de alarma en México y lo tuvimos que cerrar el 20 de marzo. Es un milagro que aun estemos abiertos como espacio escénico independiente, estamos trabajando para mantenernos a flote, como prácticamente todos los teatros del mundo. 

Personalmente a mi me agarró en Los Angeles, haciendo una serie en donde ya teníamos tiempo grabando, pero quedó interrumpida.

Ahora estamos comprendiendo lo bello que es meterte a una sala, acudir con desconocidos y presenciar un mismo evento, el evento de la ficción.

LA CRONOSFERA: ¿Y en tu disciplina personal? ¿Cómo te encuentras con estos cambios?

BRUNO BICHIR: Yo soy de esos actores que se privan de la felicidad de la vida real, en aras de la ficción. Soy de esos actores que prefiere dormirse temprano, no ir a una fiesta para ir a gritar, no pasar frío, no asolearse de más, no poner en riesgo el físico con deportes extremos o no extremos, porque siempre estoy en continuidad, porque siempre estoy en la mitad de un ensayo, o en una temporada, y sé que no solo es mi obligación, si no también, cuidar a los demás, si yo me lastimo por lo que sea, pos ya eche a perder el trabajo de todo un equipo, y el equipo es mas grande que yo y eso no lo merecen. Procuro ser respetuoso de esa colectividad, entonces, no quisiera moverme, que me dan enormes ganas de ir a Ciudad de México y apoyar a mis compañeros con las labores del Foro Shakespeare y lo estoy haciendo a distancia, como todos finalmente. Aunque si me gustaría estar ahí, llorando hombro con hombro, o con mis padres, cuidarlos, procurarlos, pero no puedo hacerlo, porque la situación en Estados Unidos es muy compleja. La situación politico-social-economica-ideologica, está siendo difícil en este momento histórico, y la reactivación de la industria es de incertidumbre porque ya nadie dice nada y nadie sabe nada. Estoy como todos los que trabajamos en Free lance, tronando los dedos por la economía, personal y de mi entorno. 

Te confieso que me encuentro igual que como cuando no estoy arriba de un set, o de un escenario, hago básicamente lo mismo, leo, escribo, escucho, observo, veo mucho material personal y ajeno para el desarrollo de mi trabajo como creador, y lo curioso es que nunca había tenido tanto trabajo como ahora que estoy sin trabajo, no me alcanzan las horas, tengo muchas cosas en el tintero. Cualquiera hubiera pensado, “Necesito seis meses de no hacer nada para ver las películas que no he visto, leer los libros que tengo pendiente, oír la música que no he escuchado, escribir una obra de teatro, un guión, dibujar, pinta hacer música, aprender a tocar otro instrumento”…. Y nada. Nada de eso. Creo que anímicamente todos tenemos un motorcito de angustia, que tampoco nos permite libremente disfrutar. No son vacaciones en absoluto y todos lo sabemos. Es una situación extraña, anómala. Por otro lado, celebro que nuevamente la humanidad se ponga a prueba globalmente y que haya muchos esfuerzos de todas índoles para crear una conciencia ulterior. Eso me mantiene profundamente emocionado, porque llevo toda la vida creyendo en eso. Yo nací en el verano del amor, he confiado en la era de Acuario y todos unidos, animales, hombres, naturaleza, universo, trascendencia, metafísica, física cuántica, creo en eso. 

Si nos dijeran que ya hay una vacuna, no se acabaría esto de golpe y porrazo. A menos que el calentamiento global se acelere de forma completamente ilógica. ¿Qué es posible? Por supuesto. Ni las matemáticas ni la ciencia lo descarta. O que lleguen los extraterrestres y que haya un parteaguas como planeta. Salvo todas esas cosas, parece ser. que ésta nueva conciencia en la que estamos entrando todo es paulatino. 

Yo vengo hablando, discutiendo, oyendo, haciendo observación, investigación sobre la contaminación desde que tengo 6 años y hasta hora apenas se esta tratando ese tema, pero si consideramos que somos un segundo del calendario estelar, donde la humanidad y sus millones de años de evolución… la pregunta es : ¿Vamos bien?

Creo que anímicamente todos tenemos un motorcito de angustia, que tampoco nos permite disfrutar libremente.


LA CRONOSFERA: ¿Y en tu disciplina personal? ¿Cómo te encuentras con estos cambios?

BRUNO BICHIR: En realidad no. Este es el Bruno que no esta en un escenario ni frente a una cámara. Salvo que no estoy cobrando un centavo en meses y que estoy profundamente angustiado por la vida del Foro Shakespeare, salvo eso, estoy haciendo lo mismo. Tengo mas tiempo semana a semana, día a día, tengo mas tiempo de hacer ejercicio, siempre lo he procurado en el rublo de la disciplina actoral. Hay ciertos rituales de la magia de las artes escénicas, de la metafísica de las artes escénicas, ya no sé si lo hago por eso o porque a Bruno le gusta. Yo ya me perdí a estas alturas, a lo mejor nunca lo definí cuando desde los 6 años tomé conciencia del mundo. Vivo con la evolución natural del ser humano, pero sigo siendo ese Bruno de niño. Ya no sé si me gusta el contrabajo, porque me gusta como suena o me gusta porque a ese Bruno de esa edad le gustaba. 

Por ahí dicen: “Perro viejo no aprende nuevos trucos” pero la única forma de ser perro joven, es aprendiendo nuevas cosas. Entonces si, procuro deshacerme de mi mismo para poder ser libre, pero todo gira entorno a la interpretación, a las artes escénicas. 

No sé si hago ejercicio porque Bruno lo necesita o porque es parte de mi ritual y disciplina profesional, lo mismo con la alimentación. 

Practico todos los días. Es complejo para un actor. Pero todos los actores que admiro, practican diariamente, a la par que un músico o un bailarín. Un actor, busca inspiración, investiga, observa, se pregunta, se cuestiona, no solo porque nos dé un resultado si no porque, en mi caso, a si soy y me hace sentirme feliz, y si no lo hago, me siento culpable. A pesar de toda esta situación extraña que estamos viviendo. Mis días son leer, estudiar, ver películas, oír música, leer y ver documentales científicos. 

No son vacaciones en absoluto, todos lo sabemos.

Como comunidad hemos decidido dejar de contemplar, para mi eso es fatal, perder nuestro sentido de reflexión. Toda la inmediatez de nuestro mundo provoca la perdida de nuestros rituales. El teatro es uno de ellos, pese a todo, implica hacer teatro de diferente manera. “De lo perdido, lo encontrado y hazle como puedas”. Es ese ritual teatral de juntarnos frente al fuego, cantar, bailar y contarnos historias. Porque ahora no podemos permitirnos esa comunión. El teatro ha sido tan controversial en la vida del ser humano que desafortunadamente, se ha diluido el fin ultimo y ahora estamos comprendiendo lo bello que es meterte a una sala, acudir con desconocidos y presenciar un mismo evento, el evento de la ficción, donde todos respiramos el mismo aire para que la magia suceda frente a nuestros ojos. Eso es bellísimo. Ahora extrañamos esa dinámica, ese evento. Pero no perdamos de vista que le teatro lo inventamos para reflexionar, para entendernos, el teatro es un espejo.

Hay criticas para mi gusto infructuosas, en donde hacer teatro por Zoom, les inquieta a mucha gente. A mi no me importa, lo que me importa es transmitir. Shakespeare es el maestro del multigénero y a él no le importó, porque lo que si le importó fue comunicar la idea. A mi no me importa transmitir desde Saturno para intentar transmitir la idea, ya sea la del autor, ya sea la del actor. Sigo haciendo mi ritual de comunicación interactiva. Puedes verlo como una tontería, pero son cositas que aportan algo para hacer de esto una experiencia trascendental. 

Hay criticas para mi gusto infructuosas, en donde hacer teatro por Zoom, les inquieta a mucha gente. A mi no me importa, lo que me importa es transmitir.

LA CRONOSFERA: ¿Qué sería lo primero que te gustaría hacer cuando se regularice esta situación?

BRUNO BICHIR: Salir a la calle, abrazar y besar a gente amada, viajar para ayudar, ya sea a mi familia, a alguna comunidad que necesite de mi presencia física, hacer ficción. Hay muchas cosas.

LA CRONOSFERA: ¿A dónde crees que va el teatro, con esto que nos esta pasando?

BRUNO BICHIR: El teatro en toda su historia es tan simple, tan complejo, tan trascendente, como ponerte frente a otro igual y establecer una ficción delante de alguien mas. Se ha buscado sofisticarlo con luces, pantallas, poner a un actor de cabeza para que diga un texto. Bravo, bien, yo  lo aplaudo, he colaborado con eso. Pero en esencia, el teatro es un ser humano frente a otro contando una ficción, creando un mundo, con una estructura, con un objetivo, para desembocar en una catarsis y que nos lleve a una reflexión, eso es el teatro.

Ni el cine, ni la radio, ni la televisión, genera emocionalmente hablando lo que genera el teatro, que es, el mismo asombro, con cero artificio

Cuando ensayo en Zoom y estoy a las ordenes de un director, el director se preocupa de vestir la escena. Lo que se ve en las pantallas. Mi propuesta es decirle que no, que no hay nada, estoy en Zoom. No tengo vestuario, no tengo maquillaje, no tengo nada. El teatro no se trata de luces, vestuarios, escenarios, se trata de un ser humano, que hace un personaje y que te cuenta una historia para ver si podemos entender algo. Vamos a regresar, vamos a volver abrir las puertas de nuestros teatros. Con lo que eso implica. Muchos subsistiremos. Con conciencia. Lo que esta claro es que todo este asunto digital se va quedar. El mundo digital nos abre una economía que no habíamos previsto y el teatro es absolutamente local. Sin embargo, nos puede ver gente de todas partes. Lo digital también nos ayuda a despertar como comunidad, estamos muy unidos y estamos buscando como estarlo más. Estoy seguro que dentro de poco vamos a poder ver el teatro en la palma de nuestra mano, literalmente. Vamos a apretar un botón y van a parecer los actores tridimensionalmente en tu casa o en un tablero. Y también sabemos que eso se va acabar con un switch y por eso apelo a que lo ultimo y lo único que nos va quedar es el fuego y ponernos a escuchar historias el rededor de él. 

LA CRONOSFERA: ¿Has aprendido algo en este confinamiento?

BRUNO BICHIR: Por supuesto. La palabra mágica es AMAR. No que no lo haya descubierto antes, decirlo. Amo más mi entorno, ahora lo expreso. Todos los días hago y contemplo reflexión. Reviso mis conductas, mis comportamientos, mis anomalías, mis traumas, mis toxicidades, no sé si las estoy superando, pero hago el esfuerzo de detenerme para encontrarlas. Me va faltar pandemia para que encuentre respuestas a todo eso. (Jajaja).

Me gusta saber que formo parte de todo esto, de todo este universo y de esta metafísica ulterior que nos lleva a comprender que la vida es un regalo. Simplemente ver la luna, verla flotar en el cielo y saberme parte de ello, me emociona, y obviamente, mi trabajo gira en torno a eso.

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