ENTRE DOS AGUAS

Hace 12 años, allá por el 2006,
el Isra y el Cheíto se hicieron famosos
cuando no eran más que dos mocosos
y en un documental, como leéis.
Dos hermanos andaluces,
dirigidos por Isaki Lacuesta
se ganaron a todas luces
el amor de la industria nuestra.
Se titulaba La leyenda del tiempo,
con Isa Campo también en el guion
juntando dos historias
en homenaje a Camarón.
Por un lado tenemos a Isra,
adolescente de voz cambiante,
por otro, a Makiko, la japonesita,
dando clases de baile y cante.
Seguimos las peripecias de ambos
con sus problemas familiares,
hasta que los dos atan cabos
y asumen sus debilidades.

El joven Isra
Israel Gómez Romero, el joven Isra de LA LEYENDA DEL TIEMPO

La leyenda del tiempo me dejó fría,
no entiendo su éxito, lo admito,
con Entre dos aguas tengo más alegría:
aquí mejoran Isra y Cheíto.
No me parece una obra maestra,
y creo excesiva la Concha de Oro,
pero Entre dos aguas es una fiesta,
es mejor película, corroboro.
Ahora nos centramos en Isra,
dejamos a la japonesa atrás,
buscar trabajo, las drogas, la ira,
su día a día, y otro más.
Ira por el padre perdido,
se lo llevaron dos disparos,
y para recordar lo vivido
tatuajes casi por todos lados.
Cheíto, por su parte, se alista
en la Infantería de Marina;
también él es padre, y más realista
que un hermano rebosante de inquina.

El Isra adulto
Israel Gómez Romero, el Isra adulto de ENTRE DOS AGUAS

Entre dos aguas es un film tierno:
nos ponen los pelos de punta
las niñas en las escenas paternas,
ver cómo los cuatro disfrutan.
También nos da momentos de pesar,
bajones a la hora de buscar trabajo,
pero Isra debe ser fuerte, no flaquear,
no volver al infierno que aquí lo trajo.
Entre la ternura y el drama
Isaki Lacuesta va flotando
y el resultado clama
por un film algo más compacto,
en el que no haya tiempos muertos,
en el que no nos vayamos disipando,
en el que aplaudamos sin freno
los aciertos que hemos visto de facto.

Isra y Cheíto en ENTRE DOS AGUAS
Isra y Cheíto (Francisco José Gómez Romero) en ENTRE DOS AGUAS

Isaki Lacuesta cierra con esta secuela
una propuesta única e inimitable
con un final que tal vez vuela
hacia una trilogía, sería razonable:
que sigamos viendo a Isra
luchar en su mundo salvaje,
lleno de energía, valor y amor
por su familia, por su padre,
que viéramos crecer a su gente
y que de su futuro nos hable.

Silvia García Jerez

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