EL CLUB
QUE ASI SEA
por Mariló
«EL Club» nos llega con el Oso de Plata y el gran premio del Jurado recién ganados.
Los merece. Y tanto. Pudiéndose haber llevado alguno más porque la foto, el guión y las interpretaciones también son de premio. Y los ganará.
Con tensión de thriller de cadencia latina y bendecido con humor negro, el film narra magistralmente las incómodas confesiones de un grupo de hombres en una tranquila casita de playa, convertida en un hogar opresivo de ambiente brumoso por obra y gracia de la penitencia y el castigo… Pero es que con la Iglesia hemos topado y los tipos son gays y pedofilos; sacerdotes apartados del servicio y casi del mundo, en una costa chilena, bajo el cuidado de una inquietante mujer.
Pero el pasado siempre vuelve, dicen, o existe la gracia divina o el retorno del karma. También para estos retirados, como restos de naufragio.
Y a veces la resaca trae sorpresas. Y un día cualesquiera, un inocente grita el pecado a los muros de la finca y a sus inquilinos. Por respuesta, un disparo.
Y una pistola pone fin al sufrimiento y a la culpa.
Pero la muerte también es pecado y tampoco es la solución, dicen…
Para esclarecer la verdad y aceptar el perdón llega un invitado a la acomodada y resguardada comunidad; un cura joven, apuesto y estricto que romperá la monotonía del ora et labora del pueblo de pescadores.
https://m.youtube.com/watch?v=p-ko8-J2yJk
Su director, Pablo Larraín fue candidato al Oscar por «No » -donde un publicista crea una campaña en contra de Pinochet- y los intérpretes de aquella película -y de ésta-, son habituales en sus proyectos teatrales y cinematográficos. Y se nota.
«El Club» es una auténtica hermandad de estupendos actores (y actriz); un magnifico retrato de personajes y almas.
Está el cura enjuto como su galgo -único can que aparece en la Biblia, según cuenta- , al que entrena para correr, para escapar, para alcanzar la zanahoria que nunca llega. Y así pasa la horas, éste que se proclama rey del autocontrol; directo en sus argumentos y justificándolos en nombre del Amor. El primero que expone su cara en toda la pantalla -lo harán todos y cada uno- acercándose como en un confesionario sin filtro ni celosía; soltando todo su dolor y su deseo, porque «cuando el cerebro enferma, se puede curar si el cuerpo revienta», dice…
También nos encontramos entre estos siervos de Dios, al locuaz con el vino de la cena que no de sacristía, que intuimos más cercano a esa perturbador mujer carcelera; mitad monja, mitad verdugo. Y al más mayor, que aún en fase senil, sus silencios y ausencias tanto como sus ramalazos de pasado, revuelve tripas y corazón al exponer los hechos sin excusas, con señales y pelos.
Y de entrevista a charla, de investigación a confesión -y claustrofóbicamente-, escuchamos de los curitas (porque en diminutivo y con tonada del sur, queda más lindo) «culear, santo glande y divino semen», y resultan escalofriante no por ser curas ni hombres sino por los chavales, las víctimas de las perversiones de estos padres llenos de santidad y deseosos de entregarla.
Hipnotiza una bella imagen de sucia fotografía y un continuo vaho exterior e interior que refuerza lo sombrío de la historia y refleja esa moralidad en penumbra.
«El Club» es una película indigesta, dura, áspera… por lo que se ve y por lo que no; por lo que se imagina, por lo que se escucha y por lo que no se oye… En todas las secuencias, incluidas las violentas.
Soberbios todos y cada uno de los personajes, pero a remarcar la presencia femenina; la que siempre está y todo resuelve, la que oculta más que cuenta.
La loba con piel de cordero -el que quita el pecado del mundo- que aquí, es un perro. Y un ‘tocado por Dios’; el borracho del lugar -el pescador pescado por los hombres del Clero-, que busca cariño más que respuestas.
Y dicen, que la Verdad pertenece a los locos, los niños y los borrachos…
Apuesto que repite candidatura porque aunque el tema es delicado y tremendamente hostil, estamos en una buena época de apertura (‘Papa Paco’) y la cinta es justa y necesaria. No es moralista y no enjuicia. Y me atrevo a decir que es hasta compasiva.
Pero todo acto tiene su consecuencia. Todo crimen tiene su castigo… aunque pasen los años y hasta el fin del mundo… Por los siglos de los siglos. Amén.