DISNEYLAND PARÍS: La fantasía hecha parque de atracciones
No hay nada que te prepare para la sensación de estar en Disneyland París. Por muchos vídeos que hayas visto, por mucho que otras personas que han estado previamente te hayan contado sus experiencias, es imposible que antes de ir puedas transformar esos datos en lo que vas a vivir tú. Estar en el parque, caminar por sus calles, montarse en sus atracciones es algo mágico e intransferible. Porque Disneyland París es único y sólo tú puedes comprobar la auténtica dimensión de lo que implica estar allí.
El primer trámite es llegar atravesando el Village, la zona de restauración y compras inmediatamente anterior al acceso de seguridad, es algo descorazonador. Está vallado, se encuentra en obras de ampliación para incluir nuevas zonas en el parque, y a partir de abril de 2024 se harán más evidentes porque el Estudio 1 del parque Walt Disney Studios va a cerrar hasta que éstas acaben. En cualquier caso, esa zona es exterior al parque, con restaurantes y cafeterías con precios algo más asequibles a los que encontraremos dentro.
Hay que citar el Village porque es inevitable bordearlo cuando estás llegando, pero lo importante es entrar y alucinar con lo que vas a encontrarte en él. Pasas la seguridad y posteriormente ya verás el enorme y fabuloso hotel Disneyland, una imponente construcción rosa en la que sólo los más privilegiados pueden permitirse una habitación. Es una locura maravillosa en la que a todos nos gustaría alojarnos, poder pasar por su lujoso salón, compartir un desayuno con las princesas y dormir en cualquiera de las camas de sus tres edificios, unidos por dos pasarelas que los comunican internamente. Verlo desde fuera, según te acercas a la estación de tren, la primera atracción de todas, en cuyo pasadizo a nivel de calle has de validar tu tarjeta para, ya sí, comenzar la visita al parque Disney -el grande, el tradicional-, es un espectáculo. Es de imaginar que quienes se hospedan allí lo recomiendan… aunque tú también recomiendes el tuyo, que es una preciosidad y en el que te han dado la tarjeta para acceder a los dos parques. En Disneyland París no hay nada feo o que no merezca la pena verse, que conste, sólo hay cosas con mayor o menor glamour.
Pasada la estación llegamos a Main Street. La calle principal, que te recibe con una plaza en la que ya todo es visualmente apabullante. Todo es fabuloso, lleno de colores, de locales que te llaman, que reclaman tu atención. Un pueblecito a modo de decorado con casas en cuyos bajos se sitúan las tiendas y las cafeterías. Miras allí, miras aquí, pero en realidad en un primer momento no estás viendo nada porque no sabes qué estás viendo. La novedad, la fantasía y el ansia contribuyen a que te cueste atender a cada detalle. Asumirlo, darte cuenta de qué es cada cosa. Y al fondo, en el horizonte, ya se dibuja el Castillo de la Bella Durmiente. ¿Es o no un sueño este parque?
PARQUE DISNEYLAND
Cuatro zonas temáticas te esperan en Disneyland Park, dentro de Disneyland París. Discoveryland, Fantasyland, Adventureland y Frontierland. Todas ellas dispuestas alrededor del Castillo de la Bella Durmiente, considerada, en realidad, como una quinta zona del parque. Desde luego, es una atracción en sí misma, tanto el castillo como la Main Street, la Calle Principal en español, que nos conduce a él.
En Discoveryland se encuentra el Star Tours, un pequeño cine en el que C-3PO te va haciendo de guía, en francés, de cuanto vas a ver, una aventura inmersiva en la que tu butaca hará las veces de nave espacial y vivirás desde tu asiento todos los movimientos que la nave requiera para llevar a cabo la misión encomendada. Si sabes francés te enterarás de lo que estás haciendo y si no, lo disfrutarás en cualquier caso porque es, además de movidita, una atracción muy entretenida.
También en Discoveryland te puedes adentrar en el Star Wars Hyperspace Mountain, una montaña rusa interior en cuyo trayecto vas viendo los planetas del sistema solar. O esa es la idea, pero la iluminación no es excesiva y en realidad lo que haces es sentir la aceleración de la atracción sin ver demasiado durante el recorrido. Está bien como montaña rusa pero podría estar mejor en su conjunto si se apreciara bien aquello que se supone que la hace especial.
Por último, en Discoveryland podrás subir al Buzzlightyear laser blast, una atracción semejante a la de Barrio Sésamo de PortAventura, pero menos lograda que aquella, en la que desde tu asiento vas disparando con tu cañón sobre la constelación de insignias Z mientras vas dando vueltas, girando gracias al mando que tienes en medio de los dos ocupantes y tú mismo controlas para situar tus objetivos más a tiro.
En Fantasyland vas a poder conocer el mundo de Peter Pan en Peter Pan´s Flight subiéndote a góndolas que son como barcos que van atravesando, en su itinerario, primero la casa de Wendy, luego Londres, después veremos al capitán Garfio… todo ello en un recorrido precioso, relajado, en el que vas a ir admirando cada decorado. Es una gozada. Hay mucha cola para acceder a ella pero merece la pena la espera.
También en esta zona vas a encontrar el laberinto de Alicia, con su horario de acceso en la puerta, las tazas de té que giran o el Dumbo volador, en cuyos elefantitos puedes montarte y volar como él, subiendo y bajando en tu recorrido circular como un tiovivo.
Y, por supuesto, en Fantasyland vas a poder visitar el Castillo de la Bella Durmiente, que es como entrar a un castillo de verdad. Sus vidrieras con los personajes de la película, sus esculturas, sus balconcitos… una preciosidad que no escatima en detalles. Y también tiene su tienda de Navidad. Sí, tienda de Navidad todo el año. Con merchandising de Disney de Navidad.
Y, en su correspondiente guarida, en los bajos del castillo, está el dragón. Un dragón enorme que se mueve mecánicamente. A los niños les puede dar miedo, está bastante bien hecho y su emplazamiento es digno del de un dragón de cuento, por lo que incluso por momentos no será fácil llegar hasta él debido a la escasez de luz. Cuidado con los escalones, generalmente empapados por la lluvia que cae fuera, porque es fácil que te llueva bastante en el parque. Pero cuando lo logres, lo cierto es que es una chulada y que te habrá merecido la pena realizar el recorrido hasta el punto en el que se ve a la perfección.
Pasamos a Adventureland, la tierra de las aventuras. Aquí se dan cita clásicos de Disney como Piratas del Caribe, mítica atracción que dio lugar a la película cuyo éxito dio paso a la saga. Un viaje en barquito con el agua casi a la altura de tu brazo en el que vas a ir pasando por toda la iconografía conocida por las películas. Es mona y es curiosa.
También en Adventureland vamos a poder montar en Indiana Jones y el Templo de Peril, una montaña rusa de poca envergadura -sólo cuenta con un looping- que en realidad es una delicia. Es divertidísima. Tras pasar por el bonito emplazamiento que te va sumergiendo en el mundo del arqueólogo mientras haces la correspondiente cola de espera, con un jeep incluido entre su decoración, te subes a esas vagonetas y haces un recorrido que sabe a atracción bien diseñada y cuidada para que parezca añeja. Ese es su verdadero encanto. Ir recorriendo esos raíles, subir y bajar por ellos… menuda gozada. Te sientes como Indy, Tapón y Willie. Sales con ganas de más, y claro, repites.
En Adventureland te espera también un galeón pirata enorme que puedes ir viendo en un paseo tranquilo donde aprecies todos sus detalles. Es magnífico. Está situado en la playa de los piratas y supone parte del paisaje de esta zona. Consigue sumergirte por completo en la atmósfera de un auténtico aventurero.
Y por último tenemos Frontierland, en la que se encuentran dos atracciones importantes. Por un lado, Big Thunder Mountain, una montaña rusa en la que no pudimos subir porque estaba cerrada por mantenimiento, y Phantom Manor, una casa encantada en la que todo, desde su decoración hasta su diseño es fabuloso. Está situada en lo alto de un montículo que asemeja una montaña y ya llegar a ella te pone en situación respecto a lo que veremos en su interior. Telas de araña por doquier, habitaciones lujosas decoradas como abandonadas al paso del tiempo que hace que los fantasmas pueblan sus rincones. Y cuando subimos a sus góndolas y hacemos el recorrido, todo es acorde a lo que ya llevamos visto. La producción de la atracción es fabulosa, con la novia en lo alto de la escalera, que da más miedo allí arriba que si se acercara, porque la sugestión hace bien su trabajo cuando cuanto te rodea es propicio para ello.
PARQUE WALT DISNEY STUDIOS
Toca cambiar de parque. Esperar a las puertas del Walt Disney Studios a primera hora, las 08:15, para acceder con tu tarjeta a las 08:30, una hora antes de la apertura para todo el mundo, ya que si estás en un hotel del parque tienes una hora de magic pass para disfrutarlo antes de que lleguen quienes vienen de fuera, por ejemplo de París, que lo tienen a una hora de viaje. Y compensa levantarse muy pronto para aprovecharla.
En este parque vas a encontrar la parte temática del estudio, la especializada en superhéroes de Marvel y la que se dedica, en la zona infantil, al estudio Pixar.
Lo primero que vas a hacer es atravesar el Front Lot, que está en la placita que te da la bienvenida al parque. Es muy parecida al de la Warner, en Madrid. La placita es una preciosidad, con Mickey en la fuente central y varias escobas mágicas del fragmento El aprendiz de brujo del clásico Fantasía a su alrededor. Detrás, el Front Lot que has de atravesar para llegar a este parque, un pasadizo lleno de restaurantes y tiendas que asemeja una calle californiana en las horas ya nocturnas. Pasear por él es algo espectacular y entrar en su gigantesca tienda de recuerdos también es algo en lo que no vas a poder evitar entretenerte. Vas a encontrar de todo en ella.
Y llegamos al parque Walt Disney Studios como tal. Es el momento de decidirse, si ir a la izquierda o a la derecha. A la izquierda te vas a encontrar con las atracciones de los superhéroes, al fondo de todo. El Marvel Avengers Campus. Te sentirás como un miembro más de los Vengadores, que es como se les llama en España. Por un lado tienes el Spider-Man W.E.B. Adventure, una adrenalítica pasada por diferentes pantallas en las que tendrás que atrapar a los Spider-Bots que van a apareciendo lanzándoles telas de araña. Es como un videojuego interactivo desde tu góndola. Pero luego vas a poder montarte en el Avengers Assemble: Flight Force, y eso son palabras mayores.
Se trata de una montaña rusa interior con una potencia espectacular y varios tramos de lanzamiento. Los convoys en los que te montas están muy profundos, casi hay que saltar para sentarse, pero una vez que lo logras y te baja el arnés de seguridad sobre el pecho te sientes totalmente protegido. Eso sí, quienes tengan el pelo largo que se hagan una coleta porque el arnés es muy pegajoso y te puede arrancar el pelo en su proceso de ajuste. Pero este detalle no le resta diversión a una atracción fabulosa. En el recorrido vas parándote ante las pantallas que te van contando cosillas y luego vuelves a despegar. Es una pasada.
Saliendo ya del Campus de los Vengadores, el siguiente paso en la parte izquierda es adentrarte en The Hollywood Tower Hotel, una de las atracciones más asombrosas del conjunto de Disneyland París. Es como la lanzadera tradicional pero interior, porque se trata de un ascensor, y en un edificio que desde que accedes a él ya te pone en situación. La decoración te indica que la familia estaba haciendo una vida normal justo antes de desaparecer en él y el vídeo que te ponen en un televisor de la época te cuenta, en el formato de un capítulo de la serie The Twilight Zone, la historia de la desaparición de todos ellos. Sólo la niña vaga por los pisos por los que vas a pararte, y en ellos te la vas a encontrar.
Pero antes vas a atravesar las calderas del hotel, todo maravillosamente decorado. Parece que estés en sus entrañas. Y en breve te van a separar de la cola de espera en la que estás para ir formando ya los grupos que van a subir en los ascensores. A la izquierda o a la derecha. Y luego te van a ir llamando por filas, situándote en la que te toque. Están numerada a tus pies. Muchas atracciones tienen este modus operandi. En este caso, tu número es tu fila en el ascensor. Si te toca esperar en los extremos te sentarás en primera línea para ver mejor a la niña.
Y una vez sentado te tendrás que ajustar el cinturón. El operario correspondiente te dará las indicaciones, en francés y el inglés. Importante: no lleves nada en la cabeza, ni gorra ni diadema, quítatelas y guárdalas en tu mochila porque van a volar. Una vez estéis todos preparados, te despedirán… y empieza el espectáculo. Vas a pasártelo pipa porque vas a subir y a bajar, a subir y a bajar. A pararte en los pisos que corresponda y a ver a la niña, ese fantasma que te a recomendar que no grites, porque será peor. Y a continuación gritarás porque tendrás una nueva subida, o bajada. Lo que toque. Una pasada. También aquí vas a tener la foto de rigor en cada atracción. En una de esas aperturas en un piso determinado. En concreto ese en el que vas a ver las vistas desde lo más alto, un mirador momentáneo al parque desde un punto de vista único.
Vamos ahora a la derecha, al lado de Los mundos de Pixar. Lo primero con lo que te encuentras es la atracción de Buscando a Nemo, otra célebre del parque, Crush´s Coaster, que está cerrada por mantenimiento. Así que hay que seguir. A la próxima parada, Ratatouille: The Adventure, situada al fondo de una callecita decorada a lo parisino, de lo más bonita, llena de puestecitos de comida rápida y snacks. En ese fondo hay una placita, parisina también, donde nos espera la atracción de Remy, la ratita chef.
Es asombrosa. No hay palabras. Es una obra maestra del diseño y la ejecución. No te has montado nunca en una atracción igual. Después de una cola de espera en la que el trayecto está decorado como si estuvieras dentro de la película, con sus tejados parisinos y sus sonidos ambientales de gatitos por allí, al llegar a la atracción te montas en el cochecito con forma de rata. Con sus bigotitos y todo. Y vas a comenzar a girar para ir viendo todo lo que está esperando. Y lo que te espera es, como ya indica su nombre, Ratatouille: The Adventure, una aventura como si tú mismo fueras un ratón, el propio Remy, le sigues los pasos a su nivel. Pantallas enormes te sumergen en su mundo y en ellas vas viendo fragmentos de la película mientras a tu alrededor todo es un decorado gigantesco que te sumerge en la cocina, con chorizos y botellas enormes. En el techo, los fogones. No puedes estar más a nivel del suelo, eres una ratita que ahora está debajo de la mesa. Ves el mantel sobresalir y los pies de los comensales. Absolutamente genial. Qué pena que se acabe.
Pero es que ahora toca ir a la zona Pixar, la parte infantil de este parque. Está pegada a la plaza parisina, puedes llegar por un túnel en el que resguardarte de la lluvia que no deja de caer. Al otro lado tienes el RC Racer, una herradura que recorres como cuando existía el barco pirata en el Parque de Atracciones de Madrid, la atracción de los paracaidistas de Toy Story, el Slinky Dog Zigzag Spin, el perro de Toy Story convertido en gusano loco, o el Cars Road trip, un circuito a lo largo de la naturaleza del parque. Si entras por la derecha del parque en lugar de por el final, por ese túnel, te dará la bienvenida al Mundo de Pixar una gigantesca reproducción de Buzz Lightyear, donde niños y grandes querrán hacerse una foto. O varias.
CURIOSIDADES
Todo esto en cuanto a atracciones se refiere, pero Disneyland París es mucho más. Es un parque diferente respecto a todos los que hayas conocido en España. Es muy sensorial, no tanto de subirte a atracciones de maquinismo que te pongan el estómago en los pies, aquí el maquinismo es muy leve, como la de Indiana Jones, o tan segura, como la de los Avengers que no parece que estés en una montaña rusa. También que sea interior ayuda a darte esa sensación.
Aquí hay más atracciones de ver, de apreciar con todos los sentidos, de extasiarse con cómo están hechas por dentro cada una de ellas. Decorados, diseño, todo es importante a cada paso que des. Y es una gozada porque nunca apreciar las atracciones fue parte de lo que hay que hacer en ellas. No es sólo subirse y dar vueltas en un recorrido hecho a base de raíles, aquí hay toda una producción alrededor de tu paseo.
Otra cosa especial que sólo puedes hacer en Disneyland París es el encuentro con los superhéroes. No es que en otros parques no puedas hacerlo, de hecho en el de la Warner te los vas encontrando por la calle. Aquí también puedes verlos en puntos concretos, a ellos y a otros personajes de la compañía, pero hay una cita especial que es única e irrepetible y sólo para superhéroes.
Tiene lugar en el Hero Training Center. Es un emplazamiento destinado sólo para ellos. Haces la reserva a través de la aplicación, cuando se abren las horas para ponerte en la cola virtual, y cuando llega la que tienes entras en el centro, situado en la zona del Campus, y te haces fotos con quien te toque. Ya sabrás quién es. Se supone que si te pones a la cola virtual es que cualquiera te va a gustar, y allí te encuentras con tu superhéroe favorito, que son todos porque eres un auténtico fan de los personajes. Eso sí, te van a dar un código con las fotos que elijas, no te las darán en papel, allí no tienen impresora. Si las quieres imprimir te tendrás que ir a las tiendas que sí dispongan de ellas.
También es muy llamativo el atuendo de los visitantes. Hay tres cosas que llaman la atención en ellos. Por un lado, las diademas. Hay cientos en cada tienda, de diferentes diseños. Las orejitas de Mickey decoradas de decenas de temáticas, de superhéroes, de motivos de princesas Disney, de las distintas películas de la factoría… y muchísima gente las lleva puestas todo el rato.
Como los peluches de hombro de personajes Disney. Son maravillosos y hay un montón, una enorme variedad. Están compuestos de dos partes, te los venden con un imán para que te lo coloques debajo del abrigo y el peluche encima y parece que lo tuvieras sentado en tu hombro. Remy, Woody, el cangrejo Sebastián, Campanilla. Había decenas de modelos y mucha gente con ellos en sus hombros. Por 20 euros te podías comprar uno.
También las mochilas. Otro mundo a descubrir. Mochilas pequeñitas con decoración de las películas. De Frozen, de Baymax, el protagonista de Big Hero 6, de decenas de motivos de Disney. Y ves un montón por el parque, sobre todo a gente adulta, porque son casi mochilas de coleccionista. Su precio al menos así lo indica. Lo normal es que una costara 90 euros. Una pasada, pero en el parque todo es caro, como puede imaginarse.
Por ejemplo, los aperitivos. Puestos de Snacks es muy fácil ver por las calles, sobre todo en plazas y paseos cerca de ellas, y allí podías adquirir desde galletas de personajes a 3.50 a enormes donuts con forma de la cabeza de Mickey por 4.50. No son baratos pero están buenísimos. Y hay puestos para todo, dulce y salado. Es muy normal parar para tomarse algún tentempié a lo largo del día en el parque, aunque puedes llevar lo que quieras de comida, te lo dejan pasar sin problemas. Pero claro, los dulces con temática de Disney sólo los encuentras allí. O en el Village, a las afueras del parque.
Otra cosa que afortunadamente también te dejan entrar es una botella de agua, que puedes rellenar en las fuentes que vayas encontrando. Lo malo es que de casi ninguna sale agua. Es raro que encuentres alguna y te funcione. Están al lado de los baños pero no es fácil poder llenar tu botella en ellos. Eso es lo malo, que también el agua es cara, más de 3 euros la botella que compres dentro, y lo cierto es que sólo hay una fuente que no falla: la del pasadizo del Estudio 1. En ese baño la fuente siempre funciona, pero no siempre estás pasando por allí. En el parque Disneyland es complicado que alguna te dé agua, así que aprovecha la que ya lleves.
Y especial atención en Disneyland París merece el vestuario de los operarios de las atracciones. Quien se fije en ellos verá que cada uno va vestido de la temática que le exige la atracción en la que trabaja. Si están en el ascensor los verás con sus trajes de conserje en el hotel y de ascensorista cuando pases la recepción. Podría citar cada una de ellas y su atuendo correspondiente pero no es necesario, simplemente es asombroso hasta qué punto todo está cuidado al detalle en Disneyland París, todo, incluso el vestuario de quienes en el parque trabajan.
Dos últimas curiosidades importantes dentro y fuera del parque. Dentro de él hay que señalar el continuo mantenimiento de las atracciones aparte de las obras que se están haciendo para ampliar el recinto. Y es que a cualquier fallo o incidente que se detecte en ellas la atracción queda detenida un tiempo, media o una hora, sin una estimación clara, pero alrededor de eso, para poder arreglar el desperfecto. Nos pasó con varias. El primer día no pudimos entrar a Piratas del Caribe y hubo un parón en Peter Pan´s Flight que se solucionó en un rato. Y el tercer día hubo dos parones en Ratatuille: The Adventure, que nos obligaron a volver dos veces para repetirla entera. Nos aseguraban que eso no suele pasar pero da la impresión de que sí, fueron cuatro parones en tres días, no parece que no sucedan más que cuando estuvimos nosotros.
Y un último detalle importante que no te cuentan cuando llegas al hotel: cuentas con una máquina de café en el complejo y por la mañana, con tu tarjeta de acceso al parque, puedes ir a por uno. Café o chocolate, lo que prefieras. Muy rico, además. Pero lo tienes disponible en tu tarjeta y es una información que no se sabe demasiado. En los hoteles de más glamour la máquina está en las habitaciones y también puedes acceder a un café por persona en ellas, en los de menos glamour está en el lugar que te indique el mapa que sí te dan en recepción.
DESFILES Y FUEGOS ARTIFICIALES
Para terminar, algo fundamental en la visita a Disneyland París. Si eres un niño, ya hay cientos en el parque, incluso bebés con sus carros, que se pueden dejar aparcados en los accesos a las atracciones, querrás ir a los espectáculos. Lógico. Si eres adulto a lo mejor no te es tan necesario y primas las atracciones por encima de ellos. Pero a lo que no falta nadie es a los desfiles y a los fuegos artificiales, citas obligadas, cada una a su hora.
El desfile de las princesas y demás personajes tiene lugar en el paseo central, el que sale del Castillo de la Bella Durmiente y va bajando hacia Main Street, a las 17:30. La gente ya se va colocando desde media hora antes o algo más. Y cuando empieza resulta ser lo fabuloso que su leyenda asegura. Carrozas enormes que van llevando a los protagonistas de las famosas películas recorren el circuito sin prisa pero sin pausa. Incluso aunque llueva. Qué remedio, no lo harían nunca si no. Las princesas Disney llevan cada una su paraguas y listo. Queda peor, pero se hace y el resultado es muy bonito. Ese dragón vale su peso en oro y verlo acercarse donde estás es alucinante, así como la carroza de Crash´ Coaster, la atracción de Buscando a Nemo, que es digna de aplauso. Menudas joyas vamos viendo pasar. Sí, merece la pena la cabalgata.
Los fuegos artificiales no tanto. Son el último espectáculo antes del cierre del parque. Comienzan a las 20:50 y acaban una media hora después. Y están bien pero esperas más de los famosos fuegos artificiales nocturnos de Disneyland París. De hecho, fueron mejores los que el parque de la Warner realizó con motivo del estreno de Batman Gotham City Escape.
El espectáculo comienza con figuras hechas a base de drones. El trenecito que forman es magnífico, pero ni el ritmo ni el conjunto es todo lo sobresaliente que esperarías que fuera de un lugar así. Y luego llegan los fuegos. Escasos, la verdad. Acompañan a una selección de canciones que no suenan enteras ni con un orden concreto, y a proyecciones de las películas de esas canciones. Es bonito, porque las proyecciones son sobre el castillo, pero debería estar más coordinado todo, que tuviera más ritmo y una coherencia interna de la que el conjunto carece. Da la impresión de que se acaban cuando pasan los 20 minutos, sin más rigor cronológico. Y eso, para ser Disneyland París, sabe a poco.
CONCLUSIÓN
En su conjunto, Disneyland París es un parque imprescindible. Sobre todo si te gustan los parques de atracciones. No puedes dejar de ir, de vivir la experiencia, de pasear por sus calles, de entrar en sus tiendas, de comer sus dulces. El todo es lo que vale. No vas sólo a montar en las atracciones, aunque sean el objetivo principal, vas a vivirlo. Y no tiene precio. Metafóricamente hablando.
No has estado en un parque parecido y todo lo que vas a ver resulta nuevo. Nuevo respecto a otros que hayas visitado. Ningún parque de atracciones europeo requiere de tres días para verlo al completo, o de más si te metes en espectáculos y lo ves más a fondo.
La pena es que como está abierto todo el año, necesita mantenimiento temporal, y siempre que vayas habrá atracciones cerradas por esto. En 2024 incluso zonas estarán cerradas por las obras de ampliación, que se prolongarán hasta finales del 2025, por lo que durante un año habrá menos posibilidades de ver bien el parque, pero cuando vuelva a abrir en su totalidad será una visita obligada a todos los amantes de los parques de atracciones. Y del mundo Disney, naturalmente.
Silvia García Jerez