DE NATURALEZA VIOLENTA: Slasher de autor

De naturaleza violenta, película canadiense dirigida por Chris Nash, un técnico de efectos especiales que realiza con ésta su ópera prima, llega a los cines españoles con la leyenda adquirida de ser un ejercicio de cine de terror como no has visto nunca…

La publicidad tiene que hacer su trabajo, pero sí es cierto que se trata de una película peculiar que no deja a nadie indiferente. O la odias o la amas. Porque quienes aseguran que sus muertes están muy bien hechas pero que sólo ellas son las que salvan la película, se sitúan también en el lado negativo. Quienes vemos en su tempo lento la virtud de su narrativa apoyamos el conjunto al completo, que por sus características es perfectamente calificable como kamikaze.

De naturaleza violenta cuenta la historia de un zombie que es un asesino en serie. Johnny. Sale de la mismísima tierra para ir matando a quienes se vaya encontrando por su camino. Y nunca mejor dicho, porque vamos a seguirle los pasos, lentamente, a ritmo de zombie, a un ser que no necesita correr para alcanzar sus objetivos. Y eso resulta inquietante. Cuanto menos. Da igual o que estés haciendo y dónde estés en ese momento: Johnny, con parsimonia y tranquilidad, te va a matar. Y de formas horribles y algunas de ellas muy ingeniosas. Incluso muy retorcidas. Literalmente.

Y es que esos jóvenes se han llevado un medallón de una torre de vigilancia contra incendios derrumbada en el bosque en el que se han instalado. Esa torre sepulta a Johnny, un espíritu vengativo desde que hace 60 años se cometió un terrible crimen, por lo que Johnny sale de su sepultura dispuesto a recuperar el medallón y a masacrar a quienes se lo han quitado. La cámara se convertirá en otro zombie persiguiendo a sus víctimas, a las que oímos hablar fuera del campo visual y podemos calcular el tiempo que les queda hasta que Johnny dé con ellas.

Johnny va a ir matando a todo el que se encuentre por el bosque

De naturaleza violenta es un slasher de autor. Si mezclamos Viernes 13 con Elephant, de Gus Van Sant, nos saldría este título que tanto está dando que hablar. Para sus defensores y para sus detractores. Divide mucho, pero a quienes nos apasiona nos parece una cinta realmente admirable.

Desde el comienzo, con Johnny saliendo de la tierra mientras escuchamos una conversación de fondo, ya nos atrapa. No es habitual que un director tenga el coraje de anteponer el punto de vista del asesino en serie y mucho menos de ese modo tan particular. Y a continuación vamos a asistir al periplo de Johnny buscando víctimas. Y nosotros, espectadores, iremos calculando sus paraderos en función de lo lejos que se encuentre su conversación, para lo cual el director prescinde por completo de la banda sonora. Que nada nos distraiga, los ruidos del bosque y lo que hablen los personajes de fondo es toda la música que vamos a tener.

Hay quien se aburre con esta elección de punto de vista, pero si lo pensamos bien, en una narrativa tradicional podemos estar un rato largo conociendo a los jóvenes que van a morir, escuchando sus fanfarronadas para que tengamos claro lo graciosos y divertidos que son, viéndolos llegar a la cabaña, situándose en sus habitaciones… y sabiendo que el asesino los espera para matarlos uno a uno bien entrada la hora de metraje. Y bien entrado el día, ya que ellos llegarán por la mañana y hasta que se haga de noche no veremos el primer asesinato.

Ahora lo vamos a hacer al revés. Y de día. En cualquier momento Johnny va a dar con ellos y a saber qué les hará, pero no van a salir vivos del bosque.

Chris Nash, creador de efectos de maquillaje, especialista en ese campo tan particular, va a ser muy explícito en los asesinatos que muestra. No llegan al nivel de Damien Leone y su ‘Art the clown’, el payaso asesino de su trilogía Terrifier, de la que esperamos la tercera entrega para finales de octubre, pero no nos podemos quejar. Empieza su carnicería de forma comedida pero tras un par de muertes más o menos aceptables llegarán los platos fuertes. Y va a haber varios. El público va a alucinar con uno en concreto, que es una pasada de brutalidad gráfica y salvaje, pero es que posteriormente los va a haber de una crueldad extrema, tanto rebosante de gore como con una sutileza de lo más macabra. Y todos rodados con la parsimonia de un zombie, sin prisa pero sin pausa. Quien tenga el estómago sensible puede ir abandonando la sala.

Los últimos 20 minutos de De naturaleza violenta son también dignos de mención. Es asombroso cómo Chris Nash nos agobia de la manera más sencilla, haciendo uso de los tópicos del género para darle la vuelta a cuando hemos conocido de él. Es una película original hasta el plano final, que es fabuloso.

Para muchos será una tomadura de pelo pero para otros es una película espectacular que le da al slasher un aire fresco y la convierte en uno de los mejores estrenos de 2024, un año en el que el cine de terror cuenta con títulos muy potentes y en el que De naturaleza violenta será uno de sus máximos exponentes.

Silvia García Jerez

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