¡CORTEN!: Zombies en el rodaje
En ¡Corten! los zombies se cuelan en el rodaje de una película de de zombies de bajísimo presupuesto. A ver qué hacemos ahora. No se para, hay que seguir, como sea, la cámara graba y graba sin parar, el director no quiere cortar. Lo que salga, se verá. No deja de ser la realidad del rodaje de muchas películas, también es cierto, pero aquí es ficción. El equipo está desconcertado, corre, grita, no comprende que sus compañeros estén así, persiguiéndolos para morderlos, así que hay que matar porque los zombies han invadido el rodaje.
Ese era el argumento de One cut out the dead, película japonesa de culto de 2017 dirigida por Shin´ichirô Ueda que fue uno de los fenómenos del terror y la comedia en los festivales por los que fue pasando. Sí, es una película de nicho, no nos engañemos, su público potencial es muy friki y la distribución en salas fue muy limitada. Por eso se convirtió en una película de culto. Parecía obligatorio verla porque no había comentario que no te hablara bien de ella. Te lo vas a pasar genial, decían. Y una vez superada la primera parte, desconcertante y un tanto pesada y aburrida, también por eso, porque no sabías muy bien a qué atenerte, comenzaba la auténtica diversión. Y comprendías, entonces, que las recomendaciones tenían una base real. One cut out the dead es una fiesta y como mejor se vive es en festivales, rodeados del público que suele entregarse a los festines de zombies.
Ahora llega su remake, ¡Corten!, que no es americano sino francés. Dirigida por Michel Hazanavizius, responsable de The Artist, que ganó cinco Oscar en 2012, de las 10 nominaciones que obtuvo, mantiene el espíritu de la historia original, aunque más alargada, ya que aquella duraba una hora y media y esta alcanza las dos. Pero vamos a ver lo mismo. Que funcione más una que otra, ya depende de cada uno.
Comedia hay en las dos, eso es indiscutible. Porque las situaciones que se crean en ese edificio abandonado donde transcurre el rodaje son surrealistas, por supuesto, y cuando asistimos al auténtico giro que contiene la película y lo que sigue a éste, el circo es aún mayor y las risas se tornan carcajadas.
En mi caso, en la original se me hizo muy larga la primera parte. De lo desconcertante que era todo. En ¡Corten! me pasó al revés: fue el tramo final el que me pareció más pesado, tal vez por lo mucho que lo alarga, innecesariamente, pero en cualquier caso la película funciona. Una y otra. En ambas la diversión queda patente. Es un hecho que el público va a pasarlo muy bien.
Por supuesto, si muchos entráis en la sala sin haber visto la japonesa, buscadla en las plataformas porque merecerá la pena completar el visionado con la original. ¡Corten! crea esa necesidad. Y sería un programa doble estupendo, ya que este remake ofrece algún que otro cambio respecto a la de 2017. Por eso es más larga, pero no afectan al hecho de que los actores, o más bien los personajes a los que dan vida los actores en ambas, sean malísimos. Es algo que está en la historia primigenia y que aquí se mantiene, es parte de la parodia del cine de bajo presupuesto, aunque una de las protagonistas, como siempre en el cine de Hazanavicius, sea su propia esposa, Berenice Bejo, que es una actriz estupenda, pero aquí interpreta a un personaje que no sabe nada de actuación. Y así salen las cosas…
¡Corten! tendría que haberse estrenado antes del fin de semana de Halloween. Es la película perfecta para pasarlo bien en tan señalada fecha, pero como su estreno se ha retrasado hasta el 4 de noviembre no queda otra opción que verla más tarde. Pero el disfrute, os lo aseguramos, será el mismo.
Silvia García Jerez