LA CLÁSICA HISTORIA DE TERROR: Viaje al infierno

La clásica historia de terror riza el rizo respecto a lo que esperamos en el género: quiere ser una mezcla, como dice su título, de estereotipos de películas de miedo, tal y como hizo Scream: Vigila quién llama, aunque la cinta de Wes Craven fue concebida en clave de humor y aquí no se sale del terror, y a pesar de mostrar un batiburrillo de elementos habituales en él, no deja de ser una propuesta original dentro del mismo. Y conjugar ambas cosas es complicado, pero también es posible.

Presenta a un grupo de personas que se marchan al sur de Italia en una caravana y en un momento dado, yendo de noche por la carretera, esquivan a un animal en ella y lo siguiente de lo que son conscientes es de estar en medio de un bosque sin cobertura y al lado de una casa siniestra que parece abandonada.

Puro estereotipo dentro del terror. Pero si desmenuzamos un poco las piezas caeremos en la cuenta de que no son tan habituales. El grupo de personas que viaja no son todos amigos. En realidad se van conociendo a lo largo del recorrido y de la convivencia porque solo hay una pareja y el resto van solos, cada uno por un motivo diferente.

También llama la atención el hecho de que no todos son jovencitos, como suele ocurrir en este tipo de cine. Alguno es ya mayor y padre de familia. Nuevo giro en el planteamiento convencional al que estamos acostumbrados. Y eso le sienta bien al género de terror y a cualquier género, la renovación siempre es bienvenida, que para ver lo de siempre ya está lo de siempre.

La clásica historia de terror. a casa que encuentran los chicos es especialmente siniestra
La casa que encuentran los chicos es especialmente siniestra

Como ya ha quedado indicado, cuando se pretende jugar con el género suele hacerse en clave de humor, aunque el terror no falte, si no, no funcionaría como parodia. El ejemplo más reciente que hemos visto ha sido el de Este cuerpo me sienta de muerte que mezcla estupendamente carcajadas  con escalofríos. Pero en este caso, La clásica historia de terror está inmensamente sumergida en estos últimos. Y no da tregua. Tanto es así que como ejercicio a priori inofensivo, como divertimento por acercamiento a sus componentes, si esperamos una historia ligera, puramente palomitera, es mejor cambiar el título y acercarse a otra película.

La clásica historia de terror es un viaje, sí, pero a los abismos de la oscuridad, aunque aquí ésta se vista de luz roja. La atmósfera siniestra que la película consigue, y en la que el metraje va ahondando, no es para tomarla a broma. El ambiente malsano va siendo cada vez más protagonista y el aspecto macabro de la película se va acentuando a medida que avanza.

No es casualidad que uno de sus directores sea Roberto de Feo. Esta es su tercera película y la segunda que codirige, además de la segunda que podemos ver en España, ya que su anterior film también se estrenó aquí, la fabulosa La maldición de Lake Manor. En esta ocasión, La clásica historia de terror solo podrá verse en plataformas, en concreto en Netflix, pero es una buena ocasión para descubrir, si la anterior no se vio, a un cineasta con un innegable talento para lo perturbador.

Aquí codirige con Paolo Strippoli, para quien La clásica historia de terror supone su ópera prima, pero no parece una obra de primerizos sino de un par de directores que tienen muy claro cómo descolocar a los espectadores.

Los amantes del género de terror se van a sentir recompensados con esta historia. Van a reconocer referencias a unos cuantos clásicos pero también a situaciones que suelen darse en este tipo de cintas. Nada que sirva de base a cuanto conocemos dentro de él va a faltar aquí, pero también vamos a asistir al espectáculo de darle la vuelta a los tópicos para usar ese nuevo punto de vista a favor de lo que se pretende lograr.

Lo que se pretende también es reírse del género y de las habilidades de los italianos para rodarlo, lógicamente en contraposición con el cine de Estados Unidos, porque el Giallo es uno de los grandes movimientos dentro de los slasher y viene del país de la pasta y los helados. Nadie que no ame el terror puede olvidar la obra de Darío Argento, Mario Bava o Lucio Fulci, entre otros autores imprescindibles.

Claro, que teniendo en cuenta que estos son autores clásicos de los años 70, su década más dorada en el Giallo, y no autores contemporáneos que sean maestros de generaciones futuras, puede ser que la idea de la mofa venga por este lado, aunque la otra posibilidad estriba en que los italianos también tengan, a nivel de público mayoritario y de cine comercial, el mismo concepto de su cinematografía que nosotros de la nuestra, y ahí también podemos encontrar una razón para la burla.

Es cierto que el último tramo es menos contundente que la oscuridad malsana de la que parte, pero es necesario para que el mensaje quede claro, y lo que lanza en él es una crítica feroz a todos, a directores y espectadores, a la sociedad contemporánea y a los gustos que la definen. Y no podemos decir que no seamos un poco culpables de lo que la cinta critica. Por eso lo hace.

Pero más allá del mensaje, con La clásica historia de terror, Roberto de Feo demuestra que sabe muy bien cómo manejar los hilos de la narrativa y los elementos que moldean su universo. Si en La maldición de Lake Manor nos dejó asombrados tras el recorrido por la atmósfera siniestra en que se desarrollaba la película, aquí no va a ser menos. Lo hace de otro modo pero lo consigue igualmente. Logra que no olvides que has visto una película perturbadora aunque pretende que analices por qué lo es y hasta qué punto. Y eso también es inusual en el género.

Silvia García Jerez

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