JUAN VICENTE CHULIÁ: El que no baila, pachanguea
Juan Vicente Chuliá estrena película, Danzantes, y con tal motivo La Cronosfera entrevista al director para hablar de cómo se decidió a rodar un documental que a simple vista parece complicado de ejecutar, con mucha mezcla de países, de géneros dentro de la danza y con la historia de esta disciplina artística corriendo por cada fotograma.

La Cronosfera: ¿Cómo nació la idea de hacer Danzantes?
Juan Vicente Chuliá: Es el tercer largometraje que he hecho, y siempre lo he hecho sobre disciplinas artísticas. Entonces sabía que estaba en la cola de diferentes temas que quería tratar. Tuve varias reuniones con una coreógrafa y bailarina, que es Cristina Masón, que finalmente ha sido directora artística. Estuvimos comentando las posibilidades que tenía un documental de danza. A mí me apetecía mucho introducir movimiento en el documental, porque había hecho uno sobre música contemporánea, que era un poquito estático, y quería empezar a introducir otros elementos. O bien ficción en documentales de teatro bien movimiento, en el de danza. Y Cristina me sugirió las diferentes posibilidades que podía tener un documental de danza, me pareció muy interesante y tiramos adelante.
La Cronosfera: ¿Cómo encuentras a los participantes?
Juan Vicente Chuliá: Empezamos creando un boceto de lo que queríamos contar. Queríamos contar diferentes estilos de danza, desde danza urbana a flamenco, danza contemporánea, ballet clásico… luego explorar la danza a los diferentes niveles, tanto de excelencia artística como de herramienta de integración social, de superación personal, como salida de situaciones de bullying o de situaciones económicas complicadas, y con eso empezamos a conformar un esqueleto. Queríamos hacer eso, un menú degustación de danza. Que al final la gente tomara pequeñas muestras de lo que se puede conseguir con la danza y a partir de ahí empezamos a pulir un poco y a entrar en contacto con compañías. Uno no hace lo que quiere, hace lo que puede, sobre todo cuando el presupuesto es limitado.
La Cronosfera: ¿En qué escenario fue más complicado rodar?
Juan Vicente Chuliá: El más complicado sería en Madrid, en Lavapiés, porque fue con la compañía de danza Down, de Elías Lafuente, y estás trabajando con 8 ó 9 bailarines con Síndrome de Down. Eso no es una complicación en sí, porque ellos son profesionales y actúan en muchos sitios, pero tienes que conseguir muchas cosas, como la supervisión de los padres, grabar en escenarios muy controlados… no fue sencillo a nivel logístico, pero lo hicieron con la honestidad y la profesionalidad que les caracteriza.

La Cronosfera: En el documental aparecen personas de todas las edades e incluso se habla de niños interesados por la danza. ¿En el fondo todos somos danzantes?
Juan Vicente Chuliá: Hombre, clarísimo. Tú mira a un niño de cuatro años, si le pones música, y verás si somos danzantes. Aunque digo que todos menos yo. Me decían: ¿Pero tú no bailas? Y yo respondía: Coppola no era mafioso cuando hizo El Padrino. También, y es otra cualidad, que como yo tengo ojos despejados, intento reflejar en un documental todo lo que un espectador que no esté acostumbrado a la danza pueda ver a través de mi mirada. Claro que somos todos danzantes, y cuando miras en cualquier sociedad la danza es permanente, está en todas partes, lo que pasa es que a lo mejor no se entiende o no tiene la aceptación social, como espectáculo, que puedan tener otras disciplinas artísticas, pero bailar baila aquí hasta el tato. Y el que no baila, pachanguea, pero todo el mundo se mueve.
La Cronosfera: ¿Durante cuánto tiempo habéis rodado el documental?
Juan Vicente Chuliá: Lo que fue el rodaje fue desde finales de agosto hasta finales de noviembre. Hubo algunas grabaciones previas en julio y en marzo, pero cosas sueltas. Fue muy concentrado para aprovechar también el presupuesto y las localizaciones.
La Cronosfera: ¿Habéis utilizado equipo de cada país?
Juan Vicente Chuliá: Ha habido un poco de todo. En Finlandia y en Italia yo llevé mi propio equipo, en otras partes, como en México, nos los pusieron ellos, e incluso en Chicago tuvimos un cámara que trajo su equipo, y con mis instrucciones le pedí localizaciones y demás.
La Cronosfera: ¿Es fácil planificar la danza con la música que vas a utilizar?
Juan Vicente Chuliá: En este caso también es un poco de todo. Yo había trabajado en documentales con música contemporánea, y siempre que voy a un concierto voy haciendo X en el programa. Digo: esto para mí. Entonces, tengo la música bastante clara. En algunos casos la música nos la han cedido los bailarines, porque son de sus espectáculos. En otras yo la música la tenía ya en la cabeza, visualizada, y en algunos casos los bailarines han bailado con música de referencia, que luego se ha sustituido por la definitiva. Y, al menos en un caso, han bailado sin música. Dije: Tú muévete que ya le pongo luego la música. Depende de la situación en cada caso.
La Cronosfera: Me gusta mucho escuchar el testimonio de la chica que quiere estar en la Compañía Nacional de su país, que es el nuestro. Que no todos los bailarines quieran, aunque tengan que hacerlo en determinados momentos, irse a compañías de fuera. Que defiendan lo nuestro.
Juan Vicente Chuliá: Manuel de Falla triunfó en París y estrenó allí El sombrero de Tres Picos, y luego se vino aquí. Eso no es algo que sea nuevo. En España lo llevamos haciendo 100 años como poco. Es muy típico, sobre todo en la alta danza, que la gente, cuando llega a un nivel de excelencia determinado, se da cuenta de que para seguir creciendo tiene que irse fuera. Algunos se van fuera y se quedan fuera. Otros han tenido la suerte de poder regresar. El Director de la Compañía Nacional de Danza fue Primer bailarín de la Ópera de París y luego ha conseguido ser Director de la compañía Nacional de Danza. Pero eso es una excepción. Hay muchos bailarines españoles diseminados. El caso de Cristina a mí me parece muy bonito, porque es un sol, pero no es lo habitual, desgraciadamente.
La Cronosfera: En algún momento se habla de la reticencia de los jóvenes, de los estudiantes, a la música clásica, pero en general creo que en el documental la danza clásica está muy consolidada entre los alumnos, ¿qué percepción al respecto tuviste? ¿Es como la reticencia de los alumnos de cine a estudiar el cine clásico frente al cine contemporáneo?
Juan Vicente Chuliá: Es posible. Yo cuando hablo con gente joven, también por la avalancha de información que hay ahora, están más centrados en lo que se está haciendo ahora mismo. Normalmente los buenos estudiantes lo estudian todo, incluyendo la historia de la disciplina en la que están trabajando. Para tomar referencias. Yo creo que es más una cuestión personal, pero sí entiendo que ahora mismo, que estamos en una situación de sobrecarga de información, que a lo mejor se fijen en lo que se está haciendo actualmente. Pero con eso no sacas un 10, sacas un 8.

La Cronosfera: Aparte de que en el documental se cite a Carlos Saura, ¿fue su cine, y sus espectaculares direcciones de fotografía en sus películas dedicadas a los bailes, una inspiración para Danzantes?
Juan Vicente Chuliá: Inspiración sí, pero claro, yo cuando veo una película de Saura me pongo a llorar, porque no se puede llegar a ese nivel de excelencia como tiene él. En Bodas de sangre o en otra de sus películas sobre danza. Hay un poco de todo. Por ejemplo, hemos utilizado inspiración en Saura, en la película Pina de Wim Wenders, el inicio del documental está inspirado en un videoclip de Childish Gambino, de Hip Hop. Se toma un poco referencias que ves que son útiles y que enriquecen, y como es un documental muy variado, si tomo de Hip Hop y tomo de Saura no pasa nada, porque se va a integrar.
La Cronosfera: Me fascinan los planos donde los bailarines salen del cuadro o casi desaparecen de él, porque el fuera de campo adquiere una fuerza enorme en esos momentos, la danza se abre a salir de la pantalla e imaginas fuera de ella su continuo movimiento.
Juan Vicente Chuliá: Gracias.
La Cronosfera: No puedo evitar hacer la siguiente pregunta: en el fragmento en el que se cita la historia de Terpsícore, ¿te acordaste de Les Luthiers?
Juan Vicente Chuliá: No, yo quería que hubiera diferentes referentes clásicos de la danza y entonces hice un trabajo de investigación y como es un documental internacional tomé una diosa japonesa, un dios mexicano, y tomé mitos griegos, pero no fue una referencia directa.
La Cronosfera: Las danzas urbanas ayudan a tolerar al otro, ¿son hoy más necesarias que nunca?
Juan Vicente Chuliá: No es que sean necesarias, es que las danzas urbanas son el presente. Es lo que se está haciendo en las grandes ciudades, lo que la juventud está consumiendo. De hecho son una forma excelente de mostrar la capacidad de la danza y todo el rango que tiene. Creo que son necesarios porque como se ve en el documental aportan cosas, no solo a un nivel artístico sino a un nivel social de integración. Sí, me parecen la única forma en la que los jóvenes van a entrar en el mundo de la danza sin prejuicios.
La Cronosfera: Por último: Su nombre es…
Juan Vicente Chuliá: En mi caso no sería un bailarín, sino un director de cine, y ahora mismo sería Wim Wnders.
Silvia García Jerez