BUFFALO KIDS: El héroe que todos llevamos dentro

Buffalo kids, la nueva apuesta de Atresmedia dentro del cine de animación tras el éxito de Momias, ambas dirigidas por Pedro Solís García y Juan Jesús García Galocha ‘Galo’, llega a los cines de toda España para hacer las delicias de pequeños y mayores. Porque sí, Buffalo kids es una película para toda la familia, como lo era Momias, no sólo para adultos a los que los niños pueden acompañar, caso de las últimas producciones de Pixar, cuyo alto contenido psicológico y dramático es poco apropiado para el entendimiento de los más chiquitines. Con Buffalo Kids nadie se queda fuera, todo espectador va a pasárselo de maravilla más allá del bonito diseño de los personajes y la cantidad de colores y de acción que la cinta contenga.

La película transcurre en el lejano oeste. Buffalo Kids
La película transcurre en el lejano oeste

En esta ocasión, se nos cuenta la aventura de unos hermanos, huérfanos, Mary y Tom, que se dirigen desde Irlanda a Nueva York en barco, como hacían antaño muchos inmigrantes. Van en busca de su tío para reclamarle su parte de la herencia. Al llegar, han de coger un tren, pero no tienen dinero y aún así se las apañan para poder subir: infiltrándose entre un grupo de niños, huérfanos también, que van a reunirse con sus familias de adopción a lo largo de las paradas que el tren tiene previstas en su trayecto. Entre ellos está Nico, un niño en silla de ruedas con parálisis cerebral del que Mary se queda inmediatamente prendada. Eleanor, su tutora, le explica que Nico no necesita hablar para expresarse y desde entonces Mary no deja de jugar con él a todas horas.

Incluso se baja con él y con su hermano al prado cuando ve unos búfalos por allí. Le llaman la atención y decide que en la parada que están teniendo pueden ir a acercarse a ellos. Pero será entonces cuando unos bandidos asalten el tren y dejen a los tres niños en tierra. Cuando Mary y su hermano se dan cuenta de que el tren se ha marchado sin ellos pondrán rumbo a la siguiente parada, sin saber que en realidad el tren no se dirige hacia allí. Una nueva realidad les espera a todos los personajes y tendrán que enfrentarse a ella si quieren seguir con sus vidas.

Buffalo kids es pura adrenalina, una historia llena de fuerza y de ritmo que no se detiene en ningún momento, que va aumentando minuto a minuto su capacidad para asombrar al espectador. Y además es una película integradora, en la que todos los niños son imprescindibles, incluso ese que aparentemente no puede aportar nada a las situaciones que se presentan.

Los personajes son los mismos del cortometraje Cuerdas, con el que Pedro Solís ganó el Goya en 2014. Su hijo Nico inspiró al niño en silla de ruedas de aquella historia, un chico con parálisis cerebral de nacimiento que murió a los 16 años. Y de ese corto, cuando tanto él como Galo fundaron su estudio de animación, nació este largometraje que nada tiene que ver en cuanto a la historia en la que se enmarca pero sí bebe de la fuente que supuso plasmar su presencia en el relato.

El pequeño Nico con la perrita Pizca

En Buffalo kids Nico es tan fundamental como los demás. Y no de manera condescendiente sino de una forma natural. Y es tan entrañable que, en efecto, no necesita hablar para transmitir lo que siente o incluso para hacerles llegar a los demás personajes aquello que va descubriendo. Es un héroe que nos demuestra que todos llevamos uno dentro, sólo requerimos el momento para hacerlo evidente.

Buffalo kids es una preciosidad, no solamente en cuanto a dibujos y acabado, cuyo nivel de diseños nada tiene que envidiar a los del estudio Pixar, es que además va creciendo a medida que avanza el metraje. Todo en ella va haciendo más grande los logros que va sumando con cada giro de guión, con cada nuevo escenario, con cada reto que se les presenta a los protagonistas. Y como espectador es un placer asistir a una obra tan cuidada, que redondea de forma tan bonita los detalles que ha ido planteando a lo largo de su hora ya media de metraje, y que respeta tanto a todas las edades que quieran disfrutar de ella. Es, de momento, la mejor producción de sus autores, y eso que Momias era magnífica. Pero Buffalo kids tiene ese halo de perfección del que sólo gozan las elegidas.

Su amor por el cine clásico también ayuda. Ambientarla en el lejano oeste como telón de fondo y homenajear a Indiana Jones y el templo maldito hace de ella un absoluto deleite. Buenos y malos, acción, tensión, drama, humor, ternura. Buffalo kids lo tiene todo para que nos entreguemos a ella. Es uno de los aciertos de la cartelera de este verano y un regalo para la historia de nuestro cine de animación.

Silvia García Jerez

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