BLACK PANTHER: Wakanda Forever
Black Panther fue un fenómeno en el cine, incluso para Marvel, por eso la segunda parte, Black Panther: Wakanda Forever, no tardaría en hacerse realidad, a pesar del fallecimiento de su protagonista, Chadwick Boseman, por cáncer de colon en agosto de 2020. Y es que, que una película cueste 200 millones de dólares y recaude 1.347, es una cifra como para plantearse una secuela.
El personaje, basado en el cómic de Stan Lee y Jack Kirby, se convirtió en largometraje para la gran pantalla y fue la primera producción de Marvel en ser nominada al Oscar a la mejor película, consiguiendo siete candidaturas en total y ganando tres premios técnicos.
Black Panther ha hecho historia, y que fuera una película de superhéroes con amplia representación de actores de color también marcó un hito, por lo que Black Panther: Wakanda Forever llega para seguir adentrándose en el universo ya presentado, con muchos de los personajes de la primera entrega presentes en ella.
Ahora cuentan con una nueva reina en Wakanda, pero todos tendrán que enfrentarse a una nueva amenaza: la nación submarina oculta de Talokan, del que su líder, Namor (Tenoch Huerta) va a emerger como auténtico villano a combatir.
La historia de Wakanda Forever no es precisamente lo más llamativo de la película. Sí, las mujeres son la fuerza que va a lograr que Wakanda pueda luchar contra quienes amenazan su civilización, pero más allá de esa defensa de que las mujeres también pueden ser guerreras en una película de mastodóntico presupuesto, nos encontramos con el mismo fondo habitual de una película comercial, buenos y malos peleándose por un territorio y la política que desarrollan y con la que conviven, que es la parte más pesada de la película.
Es una película de batallas con, eso sí, un despliegue de diseño de producción apabullante y un vestuario sensacional, de lo más original para una película de superhéroes, porque aquí no hay capas ni escudos, hay lanzas y vestidos con diseños fabulosos. Tanto es así que no es de descartar que vuelvan a llamar la atención de la Academia y les otorgue, de nuevo, nominaciones al Oscar en éstas categorías, que fueron en las que la anterior entrega consiguió vencer, además de en la de banda sonora, compuesta por Ludwig Göransson, quien también se encarga de la que aquí suena.
Dos horas cuarenta minutos, en las que encontramos una escena entre la secuencia de créditos, que ya casi nunca se sitúa al comienzo de la película, suele estar cuando ésta concluye. Entre ella y el rodillo de los créditos finales -cuando acaban éstos ya no hay otra posterior- más de dos horas, como digo, en que vamos a asistir a una producción con un acabado visual fantástico: dos mundos, el de la tierra y el acuático. Fascinantes. Pero más allá de la estética no cuenta con una historia ni potente ni absorbente.
Black Panther: Wakanda Forever es una de las películas de Marvel menos estimulantes, a la altura de Eternals, una cinta realizada con la intención de entretener pero que no está muy cerca de conseguirlo. Eso sí, para los fans de la primera entrega, y del personaje que ya no vamos a ver aquí, vamos a encontrar algún guiño. El equipo no se ha olvidado de él y, tal vez, el homenaje que le hacen sea lo más bonito del largometraje.
Silvia García Jerez