BABY DRIVER

Coches, robos y música a go-go

 

Todas las canciones tienen un babe o baby. Y este Baby Driver tiene casi todas esas canciones; treinta en la banda sonora más las innumerables listas en distintos Ipod, según el estado de ánimo del protagonista.
Sin embargo, esta gozosa cinta no es un musical ni Baby Driver es un cantante.
De hecho, el chaval que tiene swing, groove y lo que le echen, apenas habla y si lo hace, es a una grabadora. Normalmente está a la escucha de sus auriculares, evitando así unos molestos pitidos en sus oídos. Y se mueve como una lagartija o una pluma, con andares de Travolta sobre el asfalto y a las cuatro ruedas; porque igualmente posee flow al volante.
Baby Driver es conductor.
Y el título del film es un dueto con su nombre y curro de encargo.
Aunque cascos será su apodo, ya que no se los quita ni para trabajar. Es más, son imprescindibles para aislarse del peligroso entorno laboral que le ha contratado, y sólo se despoja de ellos en su casa, cuando pincha vinilos mientras cuida de su padre sordomudo.
¿Me siguen? Quizá he acelerado demasiado y me he adelantado. Rebobinemos…

Escuchamos una intro espectacular; de esas de ladies and gentlemen ¡the fabulous Bellbottoms! A continuación una guitarra y unos golpes de batería. Mientras un veinteañero sigue el ritmo, sentado en su coche. Suenan The Jon Spencer Blues Explosion y el chaval se sabe el tema a la perfección; interpretando los coros, la voz principal y hasta simulando los instrumentos en el salpicadero. La oímos hasta el final y entonces, enciende el motor y parece que chillan los neumáticos. De 0 a 100 y acabamos de empezar.
Así arranca Baby Driver.
Una divertida película de bandas, robos y persecuciones que huye hacia una rabiosa balada de amor, perfectamente coreografiada entre autos, parkings y una cafetería años ’50.

Edgar Wright dirige esta película de acción bailable con pulso propio y excelente gusto musical, ad hoc durante el metraje y condicion sine qua non del filme, conduciendo además un reparto coral que es todo un hit parade

Está el rock del inicio y hay funky en una secuencia especial, mientras Queen y Tequila tienen su escena estrella. Pero durante la película reconocemos a James Brown, The Beach Boys, Edith Piaf, Barry White, T Rex, Beck, o Aretha Franklin, en algún que otro momento.

Con todos estos extras, el film podría derrapar en tramos de anuncio y videoclip pero Baby Driver sabe donde entretener, cómo enternecer y hasta cuando bromear. Dentro y fuera del vehículo.
Tras el brillante comienzo sólo se reduce la marcha en los flashbacks de la infancia y cuando aparecen ensoñaciones del futuro; como parando a repostar para contarnos un cuento, aunque enseguida vuelve la adrenalina en escapadas, llamadas telefónicas y hasta en las conversaciones que tienen su rollito y gracia. Como los nombres para los personajes; añadiendo esa complicidad de guiños pop, tan reconocible en la filmografía del director y también guionista.
Wright maneja un cine de espíritu juvenil, guiado por la comedia romántica con giros al cómic y al terror, marca de la casa, y sus tuneados de parodia-homenaje a las pelis de zombies, policías, extraterrestres e incluso vaqueros, no dejan indiferente (Scott Pilgrim contra el Mundo y La Tierra de los muertos, entre otras)
Con Baby Driver continúa su trayectoria, madurando a toda velocidad.

Baby Driver
Baby Driver

Encontramos educación, estilo y chulería tanto en el realizador como en el conductor con carita de niño que encarna Ansel Elgort, a quien ya vimos en el remake de Carrie apuntando encanto.
En Baby Driver está tan cool como Steve McQueen en La huida y tan sexy como Ryan Gosling en La La Land y Driven. Y por supuesto, el chico encuentra chica; Lily James, interpretando a la encantadora camarera Debora. Con ella conversa en un minuto más que en todo un año, y es a la única que enseña sus piezas sonoras en antiguos cassettes.

Ambos mantienen el tipo y plano junto a los compañeros del plan que incluye a Jon Hamm como Buddy, jugando a lo Bonnie & Clyde hasta su final más caricaturesco (de esos casi imposibles, pero que molan); Jamie Foxx como Bats; y Kevin Spacey como Doc, el jefe (magnífico como siempre, con maneras de Criminal y decente). 

Baby Driver
Baby Driver

Advertimos que no es imprescindible ser melómano para disfrutar de Baby Driver. Ni mucho menos.
No obstante, si lo son, ¡fliparán! ¡Yeah!

Aunque me queda una duda…

¿Tanta música y sólo un par de headphones?

 

 

Mariló C. Calvo

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