AMERICAN PASTORAL: Ewan McGregor tras la cámara
American Pastoral es el primer trabajo del actor escocés Ewan McGregor como director. Lo que se conoce como una ópera prima. Tomando como punto de partida la adaptación de John Romano de la novela homónima de Philip Roth, y sumando a su propio protagonismo el de Jennifer Connelly y el de la hermana mayor de las Fanning, que por edad empezó a destacar antes que la estupenda Elle, demasiado pequeña para demostrar que era mejor que Dakota, Ewan se embarca en un proyecto que nadie quería rodar en Hollywood y cuyo resultado indica con creces por qué estaba abandonado y la razón por la que debería haber permanecido sin producirse.
La historia de American Pastoral es la de Seymour ‘El Sueco’ Levov (Ewan McGregor) y la de su hija Merry (Dakota Fanning), una joven que pronto se despega de la ideología y el modo de vida de sus padres y desaparece tras ser acusada de un acto terrorista que deja una víctima mortal. La obsesión de su padre por encontrarla y la ausencia de ella en su resignada madre (Jennifer Connelly) se convertirán en el centro del desarrollo de la película.
Un film que pone de manifiesto la brecha entre las distintas facciones de la América de los años 60, con la Guerra de Vietnam de fondo, nace obligatoriamente con el interés que el tema político y social de dicho período histórico despierta, pero carece del talento que una dirección sólida convertiría en cine apasionante.
De la manera en la que Ewan toma las riendas de la obra ésta hace gala de un tono invariable, excesivamente plano incluso, en el que las motivaciones y las consecuencias que tienen éstas en los personajes quedan al mismo nivel emocional.
Todo queda dicho, todo acaba siendo comprendido, pero nada nos remueve por dentro tanto como ellos lo están. La vida los ha cambiado, sí, pero para el espectador solo pasan los minutos sin que lo que ocurre en ellos le afecte lo más mínimo.
Es una lástima asistir al gran espectáculo que es la maestría interpretativa de Jennifer Connelly, actriz que obtuvo un merecido Oscar como mejor actriz secundaria por darle brillo a ese film tan oscuro en resultados, tan poco acertado, como Una mente maravillosa. Jennifer, que ya era un regalo en la pantalla grande desde la tierna edad a la que Sergio Leone nos la descubrió con catorce años en la desgarradora Érase una vez en América, vuelve aquí a dejar patente que su talento sigue siendo lo mejor de películas mediocres.
Cuando se afirma que una película es necesaria suele ser en virtud de lo que puede aportarnos, más que como público que acude al cine, como seres humanos que somos fuera de él. American Pastoral debería ser uno de esos ejemplos, una de esas cintas que tras su visionado nos haga aprender de los aciertos y errores de los personajes, hasta cierto punto un reflejo de nosotros mismos.
Pero cuando el conjunto resulta ser tan frío, por momentos incluso aburrido, todo intento de que lo mostrado llegue a ser un adalid para nuestra convivencia queda diluido en un mensaje incapaz de calar, en un pobre intento de llegar a ser épico alcanzando únicamente la superficialidad.
Silvia García Jerez