AMAZING GRACE. Aretha, bendita y divina.


Entrevistamos al director de Amazing Grace, ese tesoro de legado que Aretha Franklin regaló al Góspel, recuperado ahora en un asombroso documental tan inspirador como inspirado. 

Una joya cinematográfica y musical que nos invita a creer.  

La disfrutamos en San Sebastián -era de esas cintas destacadas y con más ganas de ver-, teniendo además la oportunidad de charlar con su director, Alan Elliott, en una de esas entrevistas a las que asistes encantada y sin las preguntas pensadas, pues todo lo visto ha quedado dentro. 

Fue en el Palacio de la Música -como de tiempos de El Crack de Garci, con quien coincide de estreno, con su precuela en las carteleras- cuando descubrí a Aretha Franklin y en pantalla grande, cantando enérgicamente aquello de Respect frente a un tipo estupefacto ante tanto black power. Era en una fantástica escena de la antológica Blues Brothers, donde también aparecía James Brown liderando a un divertido coro de iglesia. 

Según iba aprendiendo que era el Góspel, o la música negra de los ’60, Aretha ya era nombrada olvidando su apellido y una recordaba quién era quién en aquella Granujas a todo ritmo. 

Mientras, aparecía a dúo con George Michael, o recibiendo algún Grammy por una versión más de I Say a Little Prayer, colándose entre el paso tiempo como una de esas artistas, como de toda la vida, que parece que no van a desaparecernunca. 

Siendo ya en inmortal por su aportación al música, la artista falleció hace escasamente un año. Queda en la memoria la Aretha, Reina del Soul, pero también la mujer artista, negra y luchadora, que aún viviendo sus últimos años en tiempos de feminismo, venía de una generación con necesidad de remarcarlo. 

Amazing Grace nos trae de nuevo a Aretha a la vida -y a la banda sonora de mi vida-, a través de un documental con leyenda incluida, que recupera un material guardado durante más de cuarenta años, filmado en los años ’70 por Sydney Pollack, en una pequeña iglesia baptista de Los Ángeles, durante la grabación del álbum en directo más vendido de Góspel, el disco más vendido en la carrera de la artista, cuando en pleno auge volvió a sus raíces; a las canciones de su infancia y a esos himnos con los que había crecido entre los sermones de su padre, el reverendo C. L. Franklin. 

Y como regresando a casa -también a la del Señor-, asistimos a un concierto intimo y a una profunda catarsis, en una gloriosa celebración de música y fe. 

Pero asimismo vemos la preparación de la mítica grabación desde el cableado de los instrumentos y las pruebas de sonido, hasta la colocación de los focos y cámaras organizada por Pollack, cuando el pastor y maestro de la ceremonia -con ese ritmo crescendo de discurso de predicador- advierte que serán dos noches de religioso show y que será filmado. 

En el vinilo de Amazing Grace rezaba una nota donde se leía: «La grabación de estas canciones fue filmada por Warner Brothers, Inc. con la dirección de Sydney Pollack”. Pero el conocido director olvidó la claqueta que sincroniza imagen y sonido, y las cintas se perdieron en un cajón.  

Por esa gracia de Dios -que diría Aretha- y gracias a Alan Elliott, recuperamos este alucinante documento, emotivo y emocionalque es una joya cinematografiaba y musical. 

También el reflejo de una época con pelos afros y túnicas, entre unos murales de Jesucristo saliendo de las aguas y frente a una Aretha con una poderosa voz que resulta tan gloriosa, que invita a creer, transmitiendo creencia. 

En Amazing Grace, Aretha se muestra exigente para que todo salga bien, más por el tempo que por el show, y hasta llega al éxtasis olvidándose de los focos, aún empapada en sudor. Mientras canta uno de los temas góspel más antiguos como Precious Lord Take My Hand, o clásicos como OOur Way,Mary Don´You WeepHow I Got Over, y Climbing Higher Mountainsacompañada de unos músicos que hicieron historia y un coro, con brillantes chalecos, tan teatral como magistral que llega hasta el trance ante una audiencia igual de entregada. 

Amazing Grace cuenta entre sus invitados con Clara Ward –mentora de Aretha, una diva de otros tiempos- y un sorprendido Mick Jagger junto a Charlie Watts, quienes sienten y asienten desde el fondo como unos feligreses más, para terminar bailando en las primeras filas de la Iglesia y mirando a cámara, orgullosos de haber estado allí, formado parte de aquello. 

Durante 90 minutos sentiremos aquellos cánticos como de El color púrpura en tiempos de KKK -así que no es de extrañar que Spike Lee participe en la producción-, deseando levantarnos de la butaca y gritar: Oh, my Lord (Mi señor), in Aretha we trust (En Aretha creemos), cuando ella desde el altar nos dice que hay que creer en los sueños de los demás… 

Como el que tuvo Alan Elliott, director de Amazing Grace, dejándonos este legado fílmico y musical realmente indescriptible -que además eleva el espíritu-.

Ver para creer. 

Alan Elliott, director de Amazing Grace

En realidad es como transportarse al pasadocomenta Elliott antes de comenzar la entrevista en la terraza del Hotel María Cristina, en San Sebastián.  

P: ¿Cómo es posible que esta joyita no la hayamos podido ver antes? Existen rumores de que Aretha no quería mostrarlo. Cuéntanos por qué

Alan Elliott: Los rumores son ciertos, y todo fue llevándonos al desastre. Me hablas de joya y te diría que todo el proceso ha sido como coger un collar que se enreda e ir deshaciendo los nudos. Desde el estropicio cuando se olvidaron la chaqueta, hasta que había un contrato con Aretha del que yo no sabia nada… Por no admitir su error, Sydney Pollack comenzó a decir que había problemas en el contrato de Aretha, y ese fue el gran problema, porque la verdad nunca formo parte de la conversación. Cuando empezamos a trabajar juntos, yo no dejaba de estar preocupado por ese contrato que descubrí -y eso fue una gran decepción- después de su muerte. Un contrato en el que Aretha creía -fue la productora del disco y de la filmación, que figura como documento legal, arrastrando muchos problemas, pero además están los sentimientos, que implican otros problemas que no se puede cuantificar ni negociar. ¡Y ha habido tantos problemas! 

P: Una joya, insisto, de gran valor personal, porque creo que hipotecaste tu casa para financiarla. 

A. Elliott: Es verdad – y lo dice en castellano con un marcado acento yanki, como para enfatizar esa verdad-. En el 2008 compré las cintas y gracias a mi casa, sí, pero hasta la muerte de Aretha no tuve la autorización para su difusión.

P: ¿Cómo fue la reacción de la familia Franklin cuando finalmente la vieron? 

A. Elliott: Fue muy curativo, y estaban realmente agradecidos. Creo que fue un consuelo para ellos… El otro día, repasando unas fotos, he visto que el estreno fue tan sólo tres semanas  después del funeral. Y aunque había tristeza al verla tan vibrante y tan poderosa, habiendo estado tan enferma al final, fue un verdadero homenaje poder recordarla como había sido, como era. 

P: 20 horas grabadas con 5 cámaras y sin claqueta. La tecnología actual ha permitido terminar y rehacer Amazing Grace. Parece que ha sido un reto, ¿también a nivel técnico? 

A. Elliot: Cuando te das cuenta que tiene los recursos y puedes hacer esa sincronización, no es ningún reto -los retos fueron los problemas-. Con la tecnología actual, fue fácil sincronizarimagen y sonido. Además, tenía un material precioso en 16 mm y un par de cintas de audio de dos pulgadas que sonaba genial, y contaba con un montador muy bueno, Jeff Buchanan, quien entendió perfectamente la idea de hacer la película con la estructura dramática de un musical, tal y como yo quería.  

P: ¿Queda material restante? ¿Cómo planteaste la selección de canciones para el documental?

A. Elliott: Tenia claro lo que quiere contar, centrándome principalmente en Aretha. Pero fue una gran responsabilidad, porque ahí no es la show-woman ni está haciendo un espectáculo. Ahí está en una iglesia, con su pastor, con su mentora, y hasta aparece su padre. Ella está inspirada y es una inspiración; hay una parte espiritual, una parte casi santa, que creo se enseña en el documental… Y aunque le frustró que la película no saliera en su momento -ya que entonces había algopor convertirse en estrella de cine-, se trata de uno de los discos más famosos cantado por una mujer, que cuando era mega-famosa, decidió meterse en una iglesia escondida y mostrarnos su intimidad con una generosidad de agradecer. 

En Aretha confiamos

P: En Amazing Grace está toda la importancia de la religión en la obra de Aretha y en su forma de cantar pero también, toda la intra-historia que surge de la película y de su proceso de re-creación…   

Alan Elliot: (ríe) Voy a hacer una película que se llame “cómo se hizo el cómo se hizo, del cómo se hizo”, que ojalá hubiera acabado ya (más risas), porque esto es algo que nunca se acaba.. Hace dos semanas estuve en otro festival, en Reino Unido, y comenté mi intención de hacer una versión más largacon unas cuantas canciones extra, porque por ejemplo, Youll never walk alone, allí es muy celebrada y no está incluida, además de ser el himno del Liverpool, claro. Y luego, la otra opción de próxima película es hacer la historia de la historia; quiero decir, todavía estoy intentando averiguar cuánto de la historia me pertenece. Todo está resultando muy próximo a mi y estoy tan involucrado… Pero sí, hay material de sobra y hasta declaraciones de quienes estuviera allí y de gente del show-business. Pero si saliera esa otra película, sería otro nivel, ya que implica gente que está y que no, y sería como el cierre de una época que está acabándose. Y no sé, si quiero ser parte de ello. 

P: ¿Cuál es tu escena favorita, o tu canción preferida de Amazing Grace

A. Elliott: Cuando el padre le seca el sudor. Para mí, que soy padre y tengo dos niñas, esa conexión de los padres con las hijas… -y enseña la foto de sus pequeñas en la pantalla del móvil-  

P: Aretha Franklin siempre estuvo comprometida con la política. ¿Qué crees que opinaría del actual gobierno de Trump? 

Alan Elliot: Una de las responsabilidades de la película, para mí, era la responsabilidad con el legado de Aretha, especialmente en América. Ella siempre estuvo muy vinculada a los derechos civiles, a la justicia social, a los pobres, con campañas empezadas hace 50 años que siguen después entre los demócratas y republicanos. Aretha se centró en la política de las oportunidades, como Obama. Ella decía que te puedes equivocar, pero haciendo lo correcto, porque siempre hay que hacer lo correcto. Tenía convicciones políticas que, a veces, mostraba de manera sutil, pero siempre se enfrentó a la Política. Al final, tenía desilusión, como la mayoría de América… Cuando hemos estado de tour con la película, hemos llamado la atención a los políticos que apoyaba Aretha… En América tenemos una pulsera que dice: What Would Jesus Do? (¿Qué haría Jesús?), pero ahora todos los que participamos en la película decimos What Would Aretha Do? (¿Qué haría Aretha?), porque ella siempre hacia correcto. Y por eso, salimos a luchar por los mismos derechos que ella defendía. 

Sin quererlo, dejamos marchar a Alan Elliott hacia la rueda de prensa de Amazing Grace en el 67 SSIFF.

Y nos despedimos con una sonrisa, tras intercambiarnos las chapas promocionales del film que rezan ‘In Aretha we trust’.

Mariló C. Calvo 

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