ABSOLUTAMENTE TODO: Terry Jones y Simon Pegg
Haber formado parte de grupo de humor británico Monty Python deja marcado de por vida. Para bien, claro. Es un privilegio que solo tuvieron John Cleese, Michael Palin, Eric Idle, Terry Guilliam, el fallecido Graham Chapman y Terry Jones, que fue quien además los dirigió en las películas más conocidas del conjunto: El sentido de la vida y sobre todo La vida de Brian.
Después de haber rodado semejantes joyas no hay vuelta atrás en lo que respecta a ser considerado un genio. Y un genio puede hacer lo que se proponga, aunque tal vez sus siguientes trabajos no lleguen a ser tan bien recibidos como aquellos que lo convirtieron en un mito, porque superar el nivel de la perfección es complicado.
El tiempo pasa y los grupos se disuelven, pero llegan otros cómicos al panorama interpretativo que consiguen congregar un movimiento fan actualizado al siglo XXI, consistente en enormes éxitos concretos que los convierten en actores de culto. Gracias a la parodia del género de muertos vivientes que fue Zombies party, sumada a un oportuno reciclaje en una de las franquicias de ciencia ficción más laureadas de la historia, Star Trek, Simon Pegg fue elevado a la altura de intérprete querido y aclamado, con el estatus del actor del que se quiere ver cualquier película que ruede.
De la unión de estos dos grandes hombres de la comedia, Terry Jones y Simon Pegg, llega ahora Absolutamente todo, película en la que unos extratrerrestres, con las voces, en su versión original, de los componentes de Monty Python, deciden elegir a una persona al azar para otorgarle el poder total de hacer lo que le venga en gana con el fin de comprobar si ante un uso correcto de su regalo la humanidad puede seguir viviendo o si, por el contrario, debido a una utilización desquiciada del mismo, merecemos la extinción.
Por supuesto, la comedia llega cuando comienza la nueva vida de Neil, el personaje de Simon Pegg. Al descubrirse todopoderoso su mente idea las cosas más disparatadas, dentro de la lógica que todos aplicaríamos, por lo que la risa en muchas ocasiones se torna carcajada. La imaginación de Terry Jones sigue en plena forma. Hasta que nos damos cuenta de que la película abusa de su punto de partida y no resuelve con celeridad la reiteración evidente.
Aún así, Absolutamente todo es un entretenimiento muy válido que no deja mal recuerdo. Sus chistes funcionan y las situaciones que se generan de la locura de la que parte son brillantes. A una comedia le podemos pedir más pero esta nos da bastante.
Un apunte más: quien vea la película en su versión original también podrá escuchar, en uno de los personajes, aunque no diré cual para no estropear la gracia, la voz de Robin Williams en el que fue su último trabajo antes de dejarnos hace ya casi dos años. Vale la pena rendirle homenaje evitando la versión doblada.
Silvia García Jerez