ANTONIO DE LA TORRE
Su personaje en El autor es breve pero fundamental.
Y acierta con ese vehemente profesor de escritura, que le llegó como un favor y se ha convertido en un regalo.
La Cronosfera: Tienes un pasado de periodista, incluso llegaste a presentador deportivo ¿Recuerdas lo último que escribiste como plumilla?
De la Torre: Soy muy futbolero y cuando era adolescente quería ser periodista deportivo. En una época que combinaba la vida como actor con la de periodista, abrieron un segundo canal de Canal Sur y me pillaron de presentador de los deportes, pero tengo el gusanillo de escribir aunque no el tiempo para hacerlo. Lo último que he escrito fue cuando elmundo.es me encargó un blog sobre las elecciones de Andalucía de 2015. Podía escribir lo que quisiera y me lo pasé muy bien. Escribí 5 ó 6 cosas y me gustó mucho esa experiencia. Fue emocionante porque además estaba el auge de Podemos y yo estaba muy ilusionado. Recuerdo que lo último, me resultó muy emotivo; que me senté por la noche, a ultima hora -ya era padre y no paraba-, porque tenía una fecha de entrega y no llegaba. ¡Lo conseguí! Pero hay que ponerse el mono de trabajo para escribir.
L. C.: ¿Cómo te planteaste el personaje? ¿Tiene talento? ¿Es un idiota, un caradura?
De la Torre: No me parece tan cínico, como parece. Manuel y yo trabajamos cosas por dentro; algunas quedan, pero queríamos que el profesor fuera realmente el ‘gran manipulador’.
Trabajamos por debajo que este tío manipula a los personajes, consciente de que el otro igual empieza hacer cosas; eso trabajamos y en absoluto es algo explícito, porque además queríamos que quedases en el fondo… Manuel, ante todo, es mi amigo y siempre se ha portado conmigo como un campeón. Fue muy generoso en una ocasión que casi le dejé tirado y me esperó para que pudiera combinar varios trabajos… Manuel no terminaba de encontrar al actor y un día soñó que yo lo hacía. En ese momento yo no quería currar porque acaba de terminar un par de cosas y necesitaba un descanso. Pero notaba que necesitaba ‘un profesor’ y que no me lo iba a pedir. Lo hablé con mi mujer -tengo que hacer la peli de Manuel, le dije- y como también era rodar en casa, en Sevilla, no hubo ninguna duda.
L. C.: ¿Salió la escena como Manuel había soñado?
De la Torre: Ahora que lo estoy pensando… Manuel que es muy listo y le gusta que haga de sus álter ego -ya sabes, Caníbal y esas cosas que le gustan en la intimidad (risas)-, creo que nunca lo soñó y ahora veo cómo me convenció (risas). Y es que al principio yo no lo tenia muy claro. Pero al final, ha quedado un papel muy lucido y con buenas críticas. Así que nunca sabes a dónde te va a llevar un personaje, que haces por amistad. Está trayéndome muchas alegrías, sin ánimo de arrancar un piropo (risas). Y todo lo que estoy recibiendo con la película es positivo. Nunca sabes… Recuerdo que cuando vi Azul oscuro casi negro, me deprimí. No me creía hablando, ni así vestido de taleguero. Pensé que no colaba, que todo era mentira, un fake ¡con esa cara de pánfilo que tengo! Y luego, fíjate, la peli funcionó y todo fue genial. Después de aquel día de bajón y de disimularlo -porque ya era una grosería mostrar mi desencanto-, Lucina Gil, una actriz y directora, me dijo que había visto la película con un juez de vigilancia penitenciaria y que mi personaje era idéntico a un tío con el que él tenía relación todos los días. Ese es el mayor piropo, o cuando haces de poli, te cruzas con uno y te grita: ¡Joder, parecías un compañero!
L. C.: ¿Te inspiraste en alguien?
De la Torre: No fue un trabajo de documentación como en Caníbal, que hasta me llevé un filete a la prueba. Aquí mi papel es más pequeño, pero uno al final, trae muchas cosas de casa. En el personaje hay un poco de mi padre y de mi hermano mediano. También de ‘personajes reales’ que conocemos Manuel y yo, pero no voy decir nombres (risas). Aunque el verdadero leit motive era si Juan mueve los hilos y es realmente el supra-escritor, como Cercas (risas). Pero aún con esas inspiraciones siempre hay que mantener una parte de magia, una parte del secreto del actor, para poder mostrar que todavía tienes algún truco que enseñar…
Apasionado y vivaz, hablamos con Antonio De la Torre de mil cosas; interesado en la actualidad, empezamos por esta locura de las banderas ‘que no entiendo porque yo sólo saco las de fútbol’, para terminar con una reflexión sobre la humanidad y el planeta, ‘creamos mitos hasta la muerte y estamos cosificados -como El autor, que sólo se humaniza cuando ve el color en la proyección-. La humanidad se salvará cuando dejemos de cosificarnos y miremos al otro, como parte de nosotros’.
Imparable De la Torre.
Mariló C. Calvo