EMILY MORTIMER: Hay algo muy radical en la lectura
A la actriz inglesa Emily Mortimer la hemos visto en las estupendas Match Point, de Woody Allen, y Lars y una chica de verdad, una de las más reivindicadas de la carrera de Ryan Gosling. Pero también ha trabajado con Martin Scorsese en Shutter Island y La invención de Hugo y ahora estrena La librería, de Isabel Coixet, basada en una novela de Penelope Fitzgerald. Con ella hemos hablado en su visita a Madrid para promocionar la cinta de la cineasta.
La Cronosfera: La librería es una película muy elegante, tanto en su parte más amable como en la más oscura, ¿es esa una manera de rendirle homenaje a un arte como la literatura?
Emily Mortimer: Sí, la película es un homenaje a la literatura. Isabel está obsesionada con los libros. Es la persona más lectora que he conocido, ya sea hombre o mujer. Nunca he conocido a nadie que leyera tanto, de forma tan variada y que jamás haga alarde de ello, y es la persona más instruida que conozco. Nunca menciona ni un libro ni un poema que haya leído, en cualquier idioma, en todos los idiomas, francés, español, inglés… Para ella los libros son un símbolo de la libertad, de la libertad intelectual, son un escape, la clase de escape que puedes encontrar en las historias y en las ideas, y esta película es una pista de todo ello.
Para la gente que lee libros uno de ellos es un escape secreto. Es distinto de una película. Una película es pública, pero cuando se trata de un libro, sois tú y tu libro. Puedes ir a cualquier parte y nadie sabe dónde estás yendo porque nadie está leyendo lo que tú. Hay algo muy radical en esa experiencia. Uno la siente como un secreto. Y para las mujeres ha sido una forma mucho más radical todavía de sentirse libres, porque no han podido ser libres en sus vidas. Bueno, mucha gente no lo ha sido, no solo las mujeres, pero como esta película habla sobre ellas, lo indico así. Sí, creo que esta película es una muestra de la clase de libertad que la lectura te permite vivir.
L.C.: Aparte de sabia, ¿cómo es como directora Isabel Coixet, a diferencia de otros grandes directores con los que ha trabajado, como Martin Scorsese?
E.M.: Creo que cualquier gran director con el que he trabajado, y entre ellos está incluida Isabel, hacen bien dos cosas. Una de ellas es comunicarle al actor el mundo en el que está inmerso, en el que tiene lugar la película, porque una vez que entiendes ese mundo no necesitas realmente que te dirijan, no necesitas que te estén diciendo cómo has de pronunciar tal frase porque tú ya has entendido cómo debes hacerlo.
Y por otro lado, tanto Isabel como Martin Scorsese te hacen sentir que estás siendo escuchado y que te están prestando atención, y eso es algo que, como suele pasar en la vida fuera de los platós, te hace sentir viva y eres más conciente de ti misma, porque sabes que alguien te está mirando. Es igual que con un novio o un marido o un admirador o un amigo o quien sea. También un director. E Isabel te hace sentir de ese modo. Como bien sabéis es la operadora de cámara de sus películas, así que está literalmente mirándote en todos los fotogramas de la película, y eso es un sentimiento asombroso.
L.C.: ¿Qué le llamó la atención del personaje para querer interpretarlo?
E.M.: Me gusta de mi personaje que en la superficie sea una mujer muy modesta y tímida, que trata de hacer algo distinto que simplemente consiste en poner en marcha una librería en una esquina del mundo, pero que al hacerlo comprueba la pasión y el coraje que tiene y que la han movido a lograrlo. Me encanta esa combinación de delicadeza y furia. Y también me gusta que la película trate la figura de alguien que intente algo desesperadamente y que aún así fracase. Ese tipo de historias, tan comunes en la vida real, no son contadas muy a menudo. Hay que ser muy radical para contar algo así con este personaje tan reservado que también cuenta con un alma radical.
L.C.: ¿Para interpretar este personaje se ha inspirado en alguna actriz o algún personaje de ficción? ¿Cómo ha completado este personaje de ficción?
E.M.: Pensé en escritores de la época. Tenía una postal de Sylvia Plath en el espejo de mi tocador en la que me arreglo en mi trailer. Todo el tiempo la tuve allí. En la foto, Sylvia tenía el mismo peinado que llevo al final de la película. También de Penelope Fitzgerald, de la que he leído muchos libros, una mujer con una biografía impresionante. Era modesta, callada y luchaba por seguir adelante. Nunca publicó una novela hasta que llegó a los sesenta y fue muy pobre antes de lograrlo, trabajando como niñera o como profesora de una escuela de Arte Dramático, cualquier cosa para poder alimentar a sus hijos mientras su marido se mataba a base de beber alcohol. en los pubs. También encontré inspiradoras sus fotos. Además, la propia Isabel, que creo que se identifica mucho con esta historia. Pero es que es difícil ser un director, hombre o mujer, y no sentirse identificado con la historia de esta película, porque intentar hacer películas es la historia de un fracaso continuo. Y si lo consigues, no necesariamente tiene que por qué funcionar la película que hagas.
Silvia García Jerez