ANNABELLE: CREATION La creación de Annabelle
Annabelle: Creation es la secuela de Annabelle, el spin-off y a la vez precuela de Expediente Warren: The Conjuring, que James Wan estrenó en el año 2013. Para aclarar, en Expediente Warren: The Conjuring, aparecía una enorme y maligna muñeca cuyo inmenso éxito entre los admiradores de la película, que fueron legión, derivó en su propio título aparte. Lo que se conoce como spin-off.
Ese spin-off era también una precuela, es decir, una historia previa cuyo final enlazase con lo que Expediente Warren: The Conjuring contaba. Y dicha cinta no gustó. Las comparaciones con la referente fueron obvias y obligadas y el medio gas con el que fue recibida no se lo quitó nadie. Pero la decepción generada no fue razón suficiente para no darle luz verde a una secuela, una segunda parte que nos siguiera hablando de esta muñeca que ha fascinado al mundo.
Annabelle: Creation es esa secuela. Pero cabe preguntarse si el título realmente corresponde con una secuela, ya que la palabra Creation nos lleva claramente a un origen. Y cuando comenzamos a verla asistimos precisamente a eso, al momento en que la muñeca Annabelle es confeccionada por su Geppetto particular, Samuel Mullins (Anthony LaPaglia) , un hombre que, al igual que su mujer, Esther (Miranda Otto) perdió a su hija en un trágico accidente.
Doce años más tarde llegan a su casa algunos de los miembros de un orfanato, orientadoras y niñas incluidas, a la casa de los Mullins con el objeto de ser adoptadas. Cambiar el orfanato por un hogar de verdad, el sueño de todo huérfano. Hasta que el de ellas se convierte en una pesadilla. Sobre todo para Janice (Thalita Eliana Bateman), quien sin pretenderlo desata la fuerza maligna presente en Annabelle.
Secuela de spin-off o precuela de la precuela, el caso es que Annabelle: Creation es una película de género esperada. Si las expectativas de que ésta supere a la precedente se cumplen o no es lo de menos. No me refiero a que dé igual, porque si el público la aplaude es un punto a su favor y si la detesta no hay nada que añadir, sino al hecho de que Annabelle: Creation forma ya parte de una marca, de una franquicia, que los espectadores adoran.
Es algo parecido a lo que ocurre con las películas de Freddy Krueger, las distintas Pesadilla en Elm Street, extraños cruces con otras sagas incluidas, caso del crossover, como también se conoce a estas mezclas, con Jason, el asesino de Viernes 13. Sean malas o no, se aceptan como parte de un universo al que ser fieles como espectadores es ante todo un ritual.
Por eso no se puede faltar a la cita con Annabelle: Creation, y menos en una fecha que nos recuerda que Halloween se acerca, fiesta que cada vez se celebra más en España y que requiere de películas que acompañen el ambiente terrorífico que implica.
Annabelle: Creation mucho miedo, lo que se dice mucho miedo, no da. Admitámoslo: lo pasamos peor hace unos meses con Verónica, de Paco Plaza. Y además era más original. Aquí encontramos una serie de tópicos que en el mejor de los casos nos mantienen alerta, sin un susto final realmente efectivo en los momentos en que los intuimos.
Lo bueno, tampoco vamos a negarlo, que tiene Annabelle: Creation es que desde que las niñas llegan a la casa están pasando cosas. La atmósfera terrorífica no se hace esperar, y eso se agradece, aunque luego la furia desatada no esté a la altura de las expectativas.
Annabelle: Creation funciona mucho mejor en los detalles que en los grandes escenarios. Y como ejemplo sirva uno de los momentos clave de la película, el de la escalera. Su tempo va in crescendo, aumentando la tensión… para desinflar el globo una vez hinchado. El efectismo que contiene no le aporta nada al desarrollo y la escena pierde todo su sentido cuando más adelante confirmamos las consecuencias de lo ocurrido.
En cambio, un pequeño detalle sirve para darle las pocas alas con las que este relato cuenta: una foto, en apariencia inocente, demuestra que puede llegar a ser desasosegante. La instantánea y lo que iremos viendo que implica. El verdadero acierto de la película.
No es, por lo tanto, Annnabelle: Creation una película recomendable. Que la anterior no fuera buena no debe llevar a aprobar esta. Cada una, como trabajo unitario que es, porque por mucho que su mecanismo esté unido al de otras se ve de manera independiente, tiene, o carece, según el caso, de sus virtudes y sus defectos. Si los primeros superan a los segundos vamos bien, pero siendo positivos, como mucho los igualan. Así que se puede optar por otra película mejor para visionar, esa sería la mejor idea.
Silvia García Jerez