ELENA ANAYA: trabajar en Wonder Woman es un flipe
Elena Anaya es una mujer tranquila, con el habla pausada y reflexiva que no ahorra detalles en sus explicaciones y te las ofrece con la sencillez con la que los grandes actores narran sus experiencias. La intérprete, ganadora del Goya a la mejor actriz por La piel que habito, de Pedro Almodóvar, nos ha contado cómo es rodar una superproducción del calibre de Wonder Woman, qué ha supuesto para ella estar en este icónico film y por qué considera que, al contrario de lo que se está afirmando, Wonder Woman no es una película feminista.
Pregunta: ¿Cómo te metiste en este enorme proyecto y qué sentiste cuando te lo ofrecieron?
Elena Anaya: Me quedé sin poder tragar saliva. Me llamó Lucinda Syson, que es la directora de casting inglesa, y me dijo: Elena, Patty Jenkins quiere desayunar contigo mañana. Me fui a Londres, nos presentaron y me dijo que quería que yo estuviese en esta película. Me mostró el rostro del personaje y me dijo que no sabía si me iba a parecer bien o no, porque a lo mejor no me apetecía que me destrozasen media cara. Me dijo: es que vas a tener un agujero así de grande en tu cara y además es que te lo has hecho a ti misma. Yo le dije: pues qué mente más torturada. Y ella afirmó que así era mi personaje. Me enseñó las placas que quería que llevase y me pareció una maravilla, porque a mí me encanta disfrazarme y todo lo que ayude a sumar y a contar, y así empezó todo. Con una llamada. Pregunté que si había que hacer casting y Patty me dijo que no, porque su sueño era que hicera yo la película, porque había visto tres películas mías y le gustaba mucho cómo trabajo.
P.: Estéticamente se parece mucho a tu Vera de ‘La piel que habito’, ¿fue una referencia que manejasteis?
E. A.: Ella había visto esa película, era una de las que había visto, y le fascinó. Es fan declarada de Almodóvar. Le gustó mucho la caracterización de ese personaje y toda la parte de la máscara, pero no, ya habían decidido que el personaje llevaría parte de la cara cubierta, porque como cuenta El fantasma de la Ópera que ocurría en la I Guerra Mundial, estas eran placas de cerámica que imitaban el color de la piel de cada persona y cubrían esa parte del rostro si estaba muy deteriorada. Y también para contextualizar un poco el personaje dentro de la historia.
P.: ¿Qué supone para un actor enganchar una saga de superhéroes?
E. A.: Yo no he contado con la saga. Pero cuando firmas un contrato tú no firmas el contrato por una película. Si ellos quieren contar contigo tú tienes que estar disponible. Pero yo siempre he sido cauta a la hora de plantearme el futuro. No tienes ni idea de si va a haber más, si no, si va a ser un éxito, y si lo es, si van a querer hacer más, y si van a hacer más si van a querer contar contigo. Yo me he intentado tomar las cosas en mi carrera poco a poco, momento a momento y día por día. Ya se verá. Por lo pronto esta está aquí y para mí ha sido muy emocionante poder interpretar a la doctora Veneno. Me he podido enfrentar al personaje femenino más fuerte jamás creado en DC Cómics, que es Wonder Woman y representar exactamente lo contrario, un personaje sádico y cruel que disfruta con el dolor ajeno. Hacerle frente a esa superheroína ha sido un reto.
P.: ¿Te han dejado crear el personaje o te han dado unas pautas?
E. A.: Por las dos experiencias que tengo, y por lo que también cuentan compañeros, en estas grandes producciones hay poca parte que podamos poner los actores de nuestra propia cosecha, pero en este caso tampoco daba para más. Hubo un momento en que quisieron darle un poquito más de relevancia pero la película dura dos horas y veinte y Patty no quería rodar material que no fuese a montar. Eran muchos meses de rodaje y quería ser muy concreta, así que me dijo que no tenía tiempo de contar mi personaje pero, me dijo, si lo hacemos bien estará. Te quedas con ganas de saber más del doctor Poison pero lo poquito que está trasciende. Con la mirada ya ves que es un personaje perturbado.
Una de las primeras cosas que yo le propuse a Patty fue que además del daño que tuviese como cicatriz en la cara, que si al haberse hecho esa quemadura se podría también haber quemado una cuerda vocal y hablar de una manera distinta, y le propuse tener una voz más ronca e incluso golpeada y como con saliva, y me dijo que eso le encantaba, que le parecía súper inquietante. También que en el laboratorio todo lo que estuviese cerca de ella estuviese en cocción, no solo con las fórmulas y los papeles en sánscrito, sino que estuviese todo ese ambiente. Pocas cosas pude proponer, pero alguna se pudo hacer.
P.: Apareces en una secuencia muy llamativa en la que coinciden muchos efectos efectos especiales y tienes a Gal Gadot compartiendo pantalla, ¿cómo fue el trabajo con ambos?
E. A.: Trabajar con Gal fue un regalazo. Conocerla me impactó mucho. Es una compañera y en este caso íbamos a ser grandes enemigas. Cuando la fui a conocer se levantó de la silla y de repente… (hace un gesto de mirar muy arriba, alucinada) pensé que qué difícil ser su enemiga, cuando me sacaba siete cabezas. Pero ella es extraordinaria, ha demostrado ser una profesional como la copa de un pino. Había gente que cuestionaba su profesionalidad y su preparación y creo que ha hecho un trabajo extraordinario y además se ha portado como una auténtica heroína. Estos rodajes son de un desgaste físico y emocional horrible, además del frío que hace en Inglaterra en invierno, y encima con esa faldita y esa armadura, montando a caballo, o haciendo pesas entre toma y toma. La tía le ha echado un coraje y unas ganas increíbles.
Para esa secuencia ya sabéis que los efectos especiales se ruedan en un hangar verde. Había un suelo que habían fabricado, afortunadamente blandito, porque ese día por error mi especialista no había ido, así que me enseñaron una imagen de la secuencia que querían rodar, un poco digitalizada para saber cómo iba, y de repente yo vi que daba seis vueltas de campana. ¿Y eso cómo lo vamos a hacer?, pregunté, y me dijeron que o digitalmente o que lo hacía yo. Y dije: venga, va. (Risas) No había ningún cable y dije que lo intentaría, que si me salía bien, estupendo y si no, que lo tendrían que hacer digital. Y me salió fenomenal. Así que me pasé dando volteretas todo el día y al día siguiente no me podía ni hacer la trenza.
P.: También fuiste villana en ‘Van Helsing’, ¿qué te atrae del género y sobre todo qué te atrae de las villanas?
E. A.: Me parece súper divertido ser una villana en una película de superhéroes. Y enfrentarme a Wonder Woman todavía más. No eliges tampoco el personaje que quieres hacer. Te llaman y ya es una súper sorpresa. Y un privilegio.
P. : El cliché clásico de científico villano es un hombre y aquí es una mujer, que no está muy reconocida en la vida real como científica, por lo tanto tu papel también es una reivindicación, aunque se trate del villano.
E. A.: Hay muy pocos personajes femeninos interesantes. Yo he recibido guiones en los que si quitabas mi personaje no le pasaba nada a la historia. Lo sacas, y como eres la secretaria de no sé quién la historia sigue funcionando. En este caso si sacas al doctor Veneno del guión hay historia, pero no es la misma.
Esta película, que todo el mundo antes de que se estrenara dijo que era una película feminista, a mí no me lo parece, creo que es una película dirigida por una cineasta y que es mujer, pero lo de que sea mujer está como en quinto lugar. Es muy culta, muy trabajadora, muy currante y con mucho talento. Y que cuenta la historia de una superheroína. ¿Y además hay una villana y la he podido interpretar yo? Pues qué alegría.
Sí lanza mensajes sobre la igualdad. Por ejemplo esa mirada tan inocente de Wonder Woman cuando de repente visita nuestro mundo y los hombres le dicen que se calle. Que le digan que no se puede hacer nada y ella no solo no se lo crea sino que piense que quien se lo dice es un cobarde. Hay momentos en los que yo me he emocionado viendo la película, y sabía lo que pasaba.Me parece que está bien que gente de todas las culturas, de todas las edades, incluso niños, sepan que la historia de la humanidad es así. Que hace no demasiado las mujeres no podían entrar en muchos espacios, no podían votar, no podían decidir, ni estudiar, ni hacer tantísimas cosas. Desafortunadamente creo que hemos avanzado muy poco y que quedan muchos pasos por dar, pero también la película invita a esa reflexión.
P.: Entonces, ¿es una película feminista o no?
E. A.: Yo pienso que no. Creo que es una película que reflexiona sobre nuestro mundo real. Sobre un mundo individualista, donde todos estamos cada vez más conectados pero también más solos que nunca. Yo nunca había visto a gente inmersa en su teléfono móvil en una comida en la que estás hablando y te dan ganas de lanzar los móviles por la ventana porque la gente está más interesada en lo que estás poniendo en Instagram que lo que te están contando en la cena. También hace una reflexión sobre los valores primeros, que están perdidos. Wonder Woman todo lo que hace lo hace de manera altruista, sin esperar nada a cambio, con el único interés de restablecer la paz y crear justicia. Creo que es una película que habla sobre muchas cosas, de temas reales que han ocurrido y siguen ocurriendo, así que ponerle una etiqueta no ayuda. La revolución de esta película ya se creó en el año 41, cuando crearon a este personaje. Ha sido una revolución silenciosa, pero cuando leí el guion no tenía la sensación de que fuera una película feminista. Ahora se ha convertido en una película icónica, pero tanto hombres como mujeres están haciendo críticas increíbles de la película y Patty Jenkins, haciendo entrevistas ha asegurado que ella es cineasta, no mujer cineasta.
P.: Hay que normalizarlo pero también hacer ver que son una minoría.
E. A.: Absolutamente, pero me parece que no debería ser noticia que una mujer directora haya hecho tanto dinero. Me parece que la noticia es que esta película, que ha tardado setenta y cinco años en hacerse porque el personaje femenino protagonista es una heroína, en vez de ser Superman o Spiderman, ha batido todos los récords. Todos los pronósticos. Esa es la noticia. ¿Que su directora sea mujer? No sabes cómo me alegro. Pero la película cuenta tantas cosas que tacharla de feminista no ayuda.
P.: Se está hablando muy bien de la película y se está diciendo que es la primera de DC en mucho tiempo que funciona, ¿tenías miedo de aceptar una película de ese sello teniendo en cuenta los antecedentes?
E. A.: Sí, claro, son muchos factores los que te hacen plantearte si haces o no la película. Pero realmente, ¿que otras películas de DC Cómics a lo mejor no han tenido tan buena crítica? Yo he hecho pelis muy arriesgadas y me ha tocado hacer pelis muy valientes muchas veces, con personajes muy arriesgados y muy difíciles. ¿Crees que no he pensado en todo lo que iban a decir? Lo que pasa es que uno tiene que ser consecuente con lo que piensa y cuando elijo un proyecto, una historia así, pienso en el público, en si a mí como espectadora me gustaría ver una peli así. Y me ilusionó mucho el otro día. Yo no soy público de películas de superhéroes ni blockbusters, pero esta película me pareció impecable. Me gustó, me emocionó, me reí, se me saltaron las lágrimas en un par de momentos y me pareció extraordinaria, y el otro día viendo la película en el estreno en Hollywood con el cine lleno yo aplaudí varias veces a lo largo de la película, como una niña. Sí que durante el rodaje de esta película se estrenó otra de DC Cómics que tuvo unas críticas impresionantemente malas, pero si todos tuviéramos miedo de lo que va a pasar en el futuro, no saldríamos de casa.
P.: ¿Cómo es llegar a un rodaje tan gordo como Wonder Woman después de estar haciendo películas pequeñas de corte más festivalero como La cordillera, de Santiago Mitre?
E. A.: Es un flipe. O sea, llegar a Lindy Hemming, la figurinista, y que te haga un traje como el que llevo, que no es nada, es súper sencillo, pero a mí me parecía impecable… Trabajar con un equipo técnico así, y con un director de fotografía que ves lo que hace y cómo ilumina, y ves el set y flipas y ves en el combo el plano que acaban de rodar… A mí me impresionaba cada día la directora de arte, que me preguntaba todos los días que si necesitaba algo. Porque todos los días iba a mi set a ver cada detalle para hacerme con el espacio, y alucinaban porque los actores no pisan el set. Llegan y lo hacen, son muy rápidos, yo soy más lenta y me tengo que familiarizar con el espacio. Prácticamente voy allí y duermo y paso las 24 horas del día. En una producción como esta tienes que llenarte de todo eso pero tampoco dejar que nada te distraiga porque cuando quitan la claqueta de tu cara y el plano está ahí, hay que rodar. Da igual que estés haciendo Lejos del mar con Imanol Uribe en una playa con diez personas de equipo que en Londres en una película como esta. Tienes que estar ahí, tiene que desaparecer la realidad para que la ficción tome fuerza y tú agarres a tu personaje y ser esa cabeza torturada.
Silvia García Jerez