WONDER WOMAN En la Diana del éxito
WONDER WOMAN, EL FENÓMENO
Wonder Woman se está convirtiendo en un fenómeno. Eso es algo que parece habitual en el cine de superhéroes, pero en este caso todo lo que gira alrededor de su éxito no solo es llamativo, también resulta una proeza.
Primero porque se trata de la producción de la editorial DC cómics que más admiración ha despertado entre sus seguidores. Segundo porque la protagoniza una superheroína con la entidad suficiente como para convertirse en una estrella cinematográfica con personalidad arrolladora, y tercero porque es la primera ocasión en que una cinta de este género está dirigida por una mujer.
Patty Jenkins es la que firma el milagro y todos aplaudimos que haya llegado el momento en que los superhéroes no sean solo cuestión de hombres. Ya que también las mujeres son espectadoras, parece razonable que dirijan las películas que van a ver. No debería ser algo incompatible, por mucho que buena parte de la industria, la que se encarga de producir las películas, no termine de asimilarlo.
Por si fuera poco, Wonder Woman está también batiendo récords de taquilla. En Estados Unidos, en su primer fin de semana alcanzó los 100 millones de dólares, y tres semanas después de tan magno acontecimiento, suma un global de 500 millones en la taquilla mundial. A lo mejor es buen momento para que las mujeres asuman la dirección de este tipo de cine. O al menos de proponer semejante idea.

WONDER WOMAN, LA PELÍCULA
Wonder Woman es un flash-back, un recuerdo de su protagonista de los acontecimientos que la han llevado a París, lugar donde da comienzo la historia. Después viajaremos a la isla tropical de Themiscyra para conocer a Diana, una princesa guerrera amazona a la que desde pequeña veremos entrenar para convertirse en una mujer capaz de enfrentarse a todo y a todos.
Sus tías, la General Antíope (Robin Wright) y Menalippe (Lisa Loven Kongsli) la preparan para que el mundo más allá de su isla no llegue a superarla, y de este modo, cuando irrumpe por accidente el piloto estadounidense Steve Trevor (Chris Pine), Diana, ya adulta (Gal Gadot) decide, tras desagradables avatares que trastocan su vida, que ha llegado el momento de poner en práctica lo aprendido para salvar al mundo.
Tanto en el suyo como en el nuestro todo lo que Wonder Woman nos muestra es pura maestría a la hora de exponer a una heroína en la pantalla. Es un derroche de energía audiovisual y un prodigio de narrativa que, desafiando a la lógica que existe en mezclar la mitología con la I Guerra Mundial, gracias al buen hacer de Allan Heinberg, su guionista, y de la ya citada Patty Jenkins, su directora, convierten la película en una obra de genialidad mareante.
En pocas palabras, no se puede hacer mejor. Que a estas alturas del s. XXI, cuando ya hemos visto todo lo que las cámaras lentas pueden ofrecernos, el hecho de que en Wonder Woman las decenas de ellas no se nos hagan pesadas, sino que nos resulten fascinantes, es labor a reconocer.
Las secuencias de acción son míticas. Da igual cuál elijas. Desde las de los entrenamientos en la isla hasta las que tienen lugar frente a los alemanes, todas rebosan una espectacularidad que se agradece, que como espectador te llenan. Y eso ya, por muy esperadas que sean las películas, resulta cada vez más difícil de conseguir.
Pero Wonder Woman no es solo acción, también es corazón, gracias a un Chris Pine que deslumbra como protagonista masculino y pretendido objeto del deseo de Diana.
Y humor. Mucho humor, de ese que no toma al espectador como presa fácil y elabora cada chiste con la elegancia que éste se merece. La secuencia en la que nuestra protagonista va de compras a actualizar su vestuario responde al esquema de la alta comedia que nos gustaría seguir encontrando en el cine norteamericano pero que el humor escatológico, desgraciadamente, ha sepultado.
Por si fuera poco, también hay en Wonder woman un mensaje en forma de principios asimilados desde la infancia. Todo un tratado de buenas maneras que, representado en este gran personaje nos va acompañando a lo largo de la película, ya sea en las reuniones en las que unos pocos deciden lo que han de hacer otros muchos o en las trincheras de la guerra en las que no parece haber sitio para plantear dilemas. Que la diversión no esté reñida con la educación.

WONDER WOMAN, EL PERSONAJE DE GAL GADOT
Gal Gadot ya había sido Wonder Woman antes. En concreto en Batman vs Superman: El amanecer de la Justicia, pero su aparición era tan escasa que hasta que no se le ha dedicado una película a ella sola no ha surgido la estrella que galopaba dentro de Gal Gadot. Y sí, he dicho bien: surgido en lugar de resurgir.
Pero el verano de 2017 la va a confirmar como la mujer del momento. Los flashes del mundo se dirigirán a su figura una vez comprobado que el éxito es su hábitat.
Más de uno se acercará de nuevo a la saga Fast & Furious para buscar a esa Gisele a la que no diera importancia allá por su cuarta entrega. Y otras dos posteriores, al decidir ampliar los productores su personaje.
Lo que es seguro es que tras ver Wonder Woman no queda más remedio que rendirse a la evidencia de que ha revolucionado las pantallas y de que los 300.000 dólares que publicaciones norteamericanas aseguran que ha cobrado por protagonizar esta superproducción de Warner se van a convertir en millones en futuros contratos.
Y es que Wonder Woman nos enseña por qué Gal es única. De fotogenia innegable, esta Miss Israel 2004 es también una actriz en ciernes. Una cinta con tanta acción y efectos visuales como esta no es capaz de ocultar que tras su espléndido aspecto hay una intérprete de categoría que cuando se desligue de este tipo de producciones tan alejadas de los premios artísticos tendrá la oportunidad de acercarse a ellos, de competir a la altura de compañeras como Scarlett Johansson o Charlize Theron y, al igual que le sucediera a la surafricana, de ganarlos.
Silvia García Jerez