LA MERCANCÍA MÁS PRECIOSA: Crecer lejos del horror
Hubo una vez… comienza así este cuento narrado por la voz de Jean-Louis Trintignant en el que fue el último trabajo del actor, fallecido en 2022, una leñadora muy pobre que encontró entre la nieve a una niña, un bebé al que localizó por su llanto, y que acogió como suyo y llevó a su casa, para desesperación de su marido, también un pobre leñador, que quiso que su mujer la devolviera al lugar en el que la había visto. Pero ella, completamente negada a obedecerlo, se quedó con la niña. Los dioses, decía, le habían mandado la mercancía más preciosa.
Lo que la pobre leñadora no sabía, o debía suponer sin haber sido testigo presencial de ello, era que la pequeña había sido arrojada desde uno de los trenes que pasaban por la zona hacia la muerte segura de sus hacinados viajeros. Era tiempo de guerra y la II Guerra Mundial estaba teniendo lugar más allá de la casita de la pareja, en un pueblecito donde el conflicto no parece haber hecho acto de presencia.
Así, los dos relatos, el de los pobres leñadores con el bebé y el de la persona que lo arrojó por la ventana del tren, van a ir sucediéndose paralelos en el tiempo, de modo que conozcamos el horror de la guerra y las consecuencias de las decisiones que tomamos, que pueden parecer terribles en un momento dado pero que pueden ser la mejor solución llegado el caso.
La mercancía más preciosa está basada en el cuento ilustrado de Jean-Claude Grumberg, de 112 páginas que puede encontrarse en la editorial Tres Puntos Ediciones. El propio autor participa en el guión adaptado a la gran pantalla de su obra, junto al director de la película, Michel Hazanavicius, nombre que ha quedado para siempre en la Historia del cine debido a su film The Artist, por la que ganó el Oscar al mejor director y a la mejor película. Cine mudo y en blanco y negro en el año 2011 ganando el Oscar a la mejor película. Casi nadie lo recuerda ya, es de las ganadoras menos aplaudidas de esta siglo, pero fue un hecho llamativo entonces.
Del cine mudo a la animación. Tal vez no lo sepa, o a lo mejor sí, quién sabe, pero el español Pablo Berger ha llevado la misma trayectoria que él. Primero dirigiendo Blancanieves, proyecto anterior a The Artist que no se pudo financiar hasta que Hazanavicius alcanzó el éxito para una película tan atípica, y después Robot Dreams, animación que incluso llegó a estar nominada al Oscar, al mismo premio al que España llevó Blancanieves pero no consiguió la nominación porque The Artist ya la había logrado el año antes.
La mercancía más preciosa es animación para adultos, aunque todos los públicos están invitados a verla y muchos de ellos a aprender de lo que sucedió entonces, pero el destinatario final es básicamente adulto, como lo fueron los de otros films de conflictos bélicos contados a través del dibujo, normalmente en 2D, caso de Vals con Bashir, Persépolis o Flee, el documental nominado al Oscar en tres categorías en 2022 sobre un hombre que huye de Afganistán hacia Dinamarca.
La animación, en contra de lo que pensamos culturalmente debido a las películas de Disney, no siempre es para niños, pero La mercancía más preciosa, está al alcance de menores que ya apunten a gustos cinéfilos. Habla del Holocausto desde una perspectiva dolorosa, porque lo fue, pero muy humana, muy emocionante, y de eso cualquier espectador se da cuenta. Y lo agradece, porque implica ser sincero con lo que ocurrió y respetuoso con quienes lo sufrieron.
La mercancía más preciosa es una niña, sí, pero los nazis no veían niños, veían potenciales víctimas, daba igual de quiénes se tratara. Así que sí, esa niña, y cualquier otra, era mercancía, y como tal la podían transportar en trenes, igual que al ganado. Y esa niña nos alegra el corazón como se lo alegra también a la leñadora que la encuentra y la adopta como propia. Ve en ella una razón para vivir y sentirse feliz. Y Hazanavicius, con su enorme talento, nos transmite la luz que significa para la mujer, a pesar de las sombras del tiempo en el que les ha tocado luchar por su supervivencia.
Dibujo rústico y aún así expresivo y vital, no necesitamos más precisión para que esta historia nos llegue en su completa dimensión. Nos emocionamos con ella, con ese leñador que primero gruñe y luego sonríe, con ese hombre extraño que debería atemorizar pero no lo consigue porque el corazón cuando es generoso brilla por encima de las heridas más atroces.
Sí, Hazanavicius ha logrado una obra maestra, una joya de la animación en un cuento didáctico y emocionante que nos atraviesa el alma. Con La mercancía más preciosa nos muestra las dos caras de la humanidad, la más bondadosa y la más temible, con una sabiduría como cineasta que no sólo confirma la valía que nos demostró cuando empezamos a conocerlo sino que se supera a sí mismo y nos ofrece la mejor película de su filmografía. Una película para ver, para recomendar y para no olvidar.
Silvia García Jerez