UN LUGAR TRANQUILO: Día 1 – Así empezó todo
El universo de Un lugar tranquilo se expande. La película dirigida por John Krasinski en el año 2018, protagonizada por él mismo y por su mujer, Emily Blunt, tuvo un éxito desorbitado, tras lo cual llegaría Un lugar tranquilo II, en 2020, con la familia de la primera cinta teniendo que lidiar con los bichos alienígenas que atacan a los humanos cuando hacen ruido. Se guían por el sonido, por eso le pusieron ese título, traducido literalmente del inglés original: hay que ser completamente sigiloso en el lugar donde te escondas de ellos para que no te encuentren. Pero la familia hasta jugaba a las cartas para entretenerse en un pseudovideoclip en la primera entrega… de lo más llamativo. También llamaba la atención que el parto de Evelyn fuera en completo silencio, algo que se antoja bastante complicado.
A mucho público le convenció la primera película, llena de este tipo de agujeros de guión bastante evidentes que se resolvían en la segunda entrega porque seguía el mismo código, así que ya estábamos dentro. O igual de fuera que en su anterior propuesta, pero lo cierto es que la segunda era mucho más entretenida por cambiar de escenarios y mostrar nuevos retos para los personajes.
Y en 2024 se estrena la tercera. Que en realidad es la primera, porque es el día 1, cuando todo comenzó. John Krasinski ya no dirige. En su puesto se sitúa ahora Michael Sarnoski, responsable de la espléndida Pig, con Nicolas Cage como protagonista. Krasinski continúa en el guión y de nuevo el equipo tras el desarrollo de éste vuelve a fallar, tanto en su planteamiento como en su nudo. Su desenlace es brillante, pero para entonces ya nos ha aburrido el metraje previo, al que también se le pueden poner pegas por múltiples errores.
En Un lugar tranquilo: Día 1, vamos a conocer a nuevos personajes. A Samira, su protagonista, una Lupita Nyong´o especialmente arisca, a Eric, un Joseph Quinn tan delicioso como cuando lo descubrimos en la serie Stranger Things y a un Djimon Hounsou que cumple pero con un personaje tan pequeño que apenas le da tiempo a presentarse. Ni rastro de la familia original, por si alguien espera encontrársela. Ni un cameo poscréditos.
En esta entrega inicial vamos a situarnos en la ciudad de Nueva York y vamos a ser testigos, de primera mano, de las estelas de algo que parecen meteoritos llegando a la Tierra. La gente hace su vida normal mientras observa que algo está pasando. Y pasa muy rápido porque en seguida tiene la invasión encima. Samira intenta por todos los medios ir a comerse una pizza junto al amigo al que interpreta Alex Wolff (el protagonista de Tiempo, la película de M. Night Shyamalan) pero no parece tarea fácil. De hecho, los dos van a tener que esconderse en un local donde muchas otras personas se hacinan para que los bichos no los encuentren.
Ese es el prólogo de Un lugar tranquilo: Día 1, y con esto ya estamos inmersos en la nueva historia. Pero en vez de contarte cómo surge todo, cómo los humanos llegan a darse cuenta de que los extraterrestres actúan únicamente ante los sonidos, la película se centra en los avatares de Samira y Eric, un chico al que conoce bajo la lluvia, un atenuante del sonido con el que se puede hablar sin tanto problema. Buen detalle de guión ese. De los pocos aciertos de una película que tiene como estrella invitada a un gato que no maúlla ni se molesta ante el agua ni ante sonido alguno… Curioso.
Pero lo peor de Un lugar tranquilo: Día 1 no son estos errores de guión, por muy llamativos que resulten, sino lo aburrida que es. Una película de terror llena de tensión que aburre. Los momentos más angustiosos no producen esa pretendida angustia. Asistimos a los acontecimientos con escaso interés y los momentos de espera para que el bicho se marche se hacen eternos. Una hora y media demasiado larga a pesar de tratarse de un blockbuster con un metraje inusualmente escaso para este tipo de producciones.
Un lugar tranquilo: Día 1 resulta ser una decepción. Para muchos fans de este universo puede convertirse en un acierto más, tal vez el más grande, pero para quienes desde el principio cuestionamos sus fallos queda patente que siguen estando presente, incluso en esta entrega a modo de escisión de las precedentes, ya que mantiene el mismo espíritu que aquellas. La segunda sigue siendo la más redonda, la más lograda, la que mejor lo cuenta todo. La más perfecta. La tercera, que ahora se estrena, no consigue mejorarla, todo lo contrario, regresa al resultado endeble del que la primera hacía gala, cayendo en errores de similar categoría. Una lástima porque es un universo con un potencial enorme que sus responsables no están sabiendo explorar adecuadamente.
Silvia García Jerez