LOS RENGLONES TORCIDOS DE DIOS, Magnética Lennie

Desde que leí Los renglones torcidos de Dios, todo recuerdo era para Alice Gould. Un personaje femenino tan cautivador como inolvidable, protagonista de una novela fascinante entre el thriller y la psiquiatría. En la recreación cinematográfica que ahora se estrena, Bárbara Lennie invade la pantalla y absorbe a Alicia, haciéndola tan veraz como su propia creación, consiguiendo no poder olvidarla e igualmente sobresalir como aquella de las páginas de Torcuato Luca de Tena que jugaba a ser detective en un manicomio, mientras se dudaba de su propia cordura. 

Los renglones torcidos de Dios de Oriol Paulo es una adecuada adaptación para plataformas de una gran novela -de hecho, está coproducida por AtresMedia y Orange junto a Warner Bros.-, resultando una buena sesión de cine a la que acercarse sin pretensiones y sin buscar la fidelidad en la novela (y quien escribe guarda ese libro en su biblioteca personal desde la adolescencia), para poder disfrutar de la ambigüedad de los trucos narrativos y visuales que tan bien funcionan en el filme. 

Un buen filme televisivo, sin la connotación de telefilm. Y aunque podría decirse que algo peca de efectista y complaciente, Los renglones torcidos de Dios logra revivir la sensación de misterio, desconcierto y admiración por Alice Gould que creaba la novela -o así recuerdo-. 

Barbara Lennie es Alice Gould en Los renglones torcidos de Dios
Barbara Lennie es Alice Gould

Con un cuidada ambientación de cine setentero a través de la fotografía, música y vestuario, el director hace pequeños guiños a clásicos como El resplandor de Kubrick y Recuerda de Hitchcock, creciéndose con esas panorámicas cenitales en la llegada al sanatorio mental -una belleza de palacete- y la reunión final del Consejo de Médicos. También en ese fascinante baile de Alice duplicada y desdoblada, de influencia videoclipera e intención de reflejo emocional, o en la demostración del inconsciente de Gould que parece emular aquellas otras cintas de aproximación, más o menos amable, a la locura como Alguien voló sobre el nido del cucoFrancesDe repente, el último verano, y sus paralelismos más recientes como Shutter Island American Horror Story, en su segunda temporada. No obstante, sea con la influencia que sea, la adaptación de Oriol Paulo con traumas del pasado, invita a leer la novela y eso también es un acierto de la película. Pues si algo destaca en el transcurrir de la historia (ahora, guión adaptado de un gran texto) es el juego dialéctico en cada relación médico-paciente -con los solventes Javier Beltrán y Loreto Mauleo- y sobre todo, con el pin-pon retórico entre la pareja protagonista; entre la magnética Lennie y Eduard Fernández, quien tras unas gafas cual máscara se releve un pelín sobreactuado, agarrándose al estereotipo de aquellos doctores que se creían dioses y lucían vanidad y ego con busto propio en el despacho. 

Paulo detrás de la cámara y Fernández frente a ella, dirigen a una colección de dementes tales como un enano, una albina y hasta un hombre elefante, esos freaks de feria conviviendo con esquizofrénicos, autistas y simples fóbicos que se muestran como de otra época, como escapados de aquellos manicomios con ecos de electroshock donde también se encerraban a las histéricas que habían leído a Freud. 

Unos secundarios desaprovechados en esta versión cinematográfica que aún rozando la fábula, piden más desarrollo -y queda la curiosidad que despiertan los hermanos gemelos en la piel de Samuel Soler y el peculiar loco que sabe que lo está, interpretado por el estupendo Pablo Derqui-, siendo el tratamiento hacia estos personajes lo que más difiere del relato original de 1979, el cual ahondaba en la psique y en las verdaderas consultas médicas -de hecho, Luca de Tena visitó varias centros mentales para documentar su novela, queriendo además homenajear a la psiquiatría y las nuevas terapias, con unos personajes inspirados en aquellos locos en realidad-. 

Pero no olvidemos que Gould es la protagonista absoluta del lugar, en su país de las maravillas y de los miedos, siendo una heroína, femme fatal, platónica madre y burguesa desequilibrada, jugando como nadie con los mecanismos del thriller y la seducción. 

Y creo que no podría haber mejor actriz que Lennie para encarnarla, con ese porte y glamour desde una elegancia natural y esa atrayente calma, siendo capaz de traspasar la profundidad de un personaje de verdad construido con mentiras, atrapado entre capas, dobleces, sueños y conciencias. 

Mariló C Calvo 

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