LA VIDA DE LOS DEMÁS: El peligro de la insumisión

La vida de los demás, no confundir con La vida de los otros, la película alemana que en 2007 ganó el Oscar y se convirtió en un hito dentro de su cinematografía, acercándosela a quienes no suelen optar por ver producciones de fuera de norteamérica, es en este caso una cinta iraní que su director, Mohammad Rasoulof, arrestado en su país por mostrar la realidad de éste en su cine, dividió en cuatro cortomentrajes para poder superar la censura y el control de aquel régimen.
Cuatro historias desgarradoras en mayor o menor medida que nos adentran en la realidad que allí se vive. Rasoulof quiso mostrar ‘la belleza de la gente que se niega a someterse en un régimen autoritario’, y tal ejercicio de valentía le valió el Oso de Oro en el pasado festival de Berlín, premio que recogió su hija porque él no puede salir de Irán.
En cada una de las historias que nos plantea nos lleva a escenarios cotidianos, con gente común que está orgullosa de haber dicho NO, aunque debido a eso se hayan tenido que ir de su país.
Un buen hombre de familia, dedicado a ella de día pero que tiene un trabajo de turno de noche en el que lo que menos hace son preguntas, ni siquiera para comparar su salario con los que trabajan a la luz del sol; un joven que está haciendo el servicio militar pero que no quiere, se siente incapaz, de matar a los condenados que su lugar en la mili le obliga a ejecutar; otro joven que pide un permiso en el servicio militar para ir a celebrar el cumpleaños de su novia y de paso, pedirle que se case con él; y una chica que se marcha unos días a casa de sus tíos, junto a los que aprenderá su modo de vida, tan alejado del que lleva ella con sus padres en Irán.

La vida de los demás,
Imagen correspondiente a la cuarta historia de la película

Cuatro historias en las que vamos a asistir al miedo y a la euforia, a la culpabilidad y a la redención, a través de personajes tan humanos que nos harán identificarnos con ellos fácilmente, con sus deseos de no tener que enfrentarse a lo que el Estado les obliga.
La pena de muerte está presente, a modo de leit-motiv, en las cuatro historias de La vida de los demás. Va a ser el hilo conductor del film, y nos va a demostrar hasta qué punto en Irán la vida normal es difícil de alcanzar, porque la muerte lo conecta todo, allí es casi imposible escapar de ella.
A través de las dos horas y media de La vida de los demás asistimos a un modo de vida del que has de huir si no te quieres acostumbrar. Nadie está exento de exponerse a una ejecución, y has de ser desobediente si pretendes que tu destino no esté ligado a tan cruel final.
A lo largo de sus cuatro historias, estratégicamente diseñadas para empezar en la ciudad e irse alejando de ella, incluso del país, Rasoulof nos muestra, con la naturalidad con la que pasan los días, hasta qué punto es complicado que no te afecte lo que ocurre en Irán, y aunque no todas las historias tienen la misma contundencia, ni están contadas con la misma precisión emocional, consiguen transmitir que en Irán la vida es muy difícil y entendemos a quienes deciden dejar atrás su hogar para empezar otra vez. Y digo empezar otra vez porque de cero no, es imposible, tu pasado te persigue aunque sea dentro de ti mismo, pero sí puedes intentar tener otra vida.
La vida de los demás es un alegato a favor de la democracia, en la que no cabe la pena de muerte y en la que sus ciudadanos no son forzados a obedecer aquello a lo que nadie sensato debería cumplir. Un film apasionante sobre una realidad que nadie debería experimentar.


Silvia García Jerez

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