BIRDSONG: El sueño y el sacrificio
Birdsong, película de producción belga hablada en japonés, es tan hipnótica como fascinante, tan lógica como extraña, tan dura como poética.
Todo junto, porque Birdsong se mete de lleno en el mundo de la música y nos acerca a la dificultad descomunal que existe en el hecho de poder introducirse en esa industria, que es de imaginar que eso sucederá en todas, empezar no es sencillo y mucho menos alcanzar la cima, pero Birdsong nos lleva al oscuro procedimiento por el cual la joven Asuka (Natsuko Kobayashi) comienza su ruta hacia el estrellato que puede darle participar en un concurso de talentos.
Ella lo tiene, el talento, pero su trabajo es muy distinto, porque es limpiadora en la empresa en la que se mueven los peces gordos a los que quiere conocer y entre quienes se quiere codear. Un día, mientras está en pleno apogeo de su lucha para alcanzar su sueño, es acusada de asesinato, y se ve obligada a contar su historia. Ella solo quería triunfar pero está siendo más complicado de lo que pensaba.
Birdsong mezcla el cine negro con los concursos de televisión y lo hace con elementos extraños, por momentos uniendo poesía y surrealismo, para demostrarnos que tener talento de verdad supone ir más allá, porque aportar algo a lo ya existente es realmente difícil. Ser músico lo puede ser cualquiera pero cualquiera no pasa a la historia como personaje serio al que tener en cuenta en la disciplina. Si quieres ser considerado un artista legendario, te lo tienes que ganar. Pero también te va a salir caro sacar lo que llevas dentro porque no todo el mundo tiene esa capacidad.
Birdsong cuenta esto de una forma inédita. Tal vez más de un espectador no entre en su propuesta, pero si nos dejamos llevar habrá que admitir que no todos los días se está ante películas así y que descubrir un cine tan onírico es algo que tenemos que agradecer.
Birdsong es extraña pero no por ello menos merecedora de una oportunidad. Descubrir la denuncia que realiza de la oscuridad que se encuentra en el camino al éxito es algo que debería hacerse más a menudo. No siempre va a haber un director de una compañía que se enamore de nosotras y nos rescate de estar intentando conseguir nuestro sueño en lugares donde la fama no se detiene. Eso ocurre en el cine americano. Fuera hay otras industrias que nos muestran la cara más amarga y compleja del éxito. Y cuando lo hacen, no solo suponen una moraleja que escuchar y sobre la que reflexionar, también un aviso al respecto de lo que te vas a encontrar. Y no es de despreciar que te indiquen el camino correcto.
Silvia García Jerez