UNDER THE SKIN: La fascinación de lo extraño

Under the skin es una película de culto antes incluso de que haya llegado a nuestras pantallas. De hecho, aterriza en ellas precisamente por serlo, ya que la película, dirigida por Jonathan Glazer y protagonizada por Scarlett Johansson, data del año 2013, y teniendo a una actriz que es una auténtica estrella para el público mayoritario, Under the skin se estrena siete años después de que hubiera podido hacerlo.

Cuando algo así pasa hay que preguntarse por qué. Y es que Under the skin no es sólo una película con Scarlett Johansson. Eso sería demasiado fácil para los espectadores y más aún para los distribuidores y exhibidores, que desean que los primeros pasen en tropel por taquilla. Algunos pasarán, pero no en tropel, porque la película es muy peculiar, por eso tardar tanto en que los cines la proyecten.

Tanto es así que lo han decidido cuando Under the skin ya la ha visto parte de su público potencial. De manera ilegal, por supuesto, cómo si no. Y después de haber pasado por festivales como el de Nocturna 2016, en Madrid, en la que nosotros pudimos verla en pantalla grande y comprobar hasta qué punto es complicado estrenar en cines una película así de compleja, con un tempo muy particular y con un argumento que por momentos puede resultar incluso confuso. Si hay alguna película que deberían destriparte antes de verla para entenderla mejor, es esta. Aunque nosotros no vamos a hacer eso, lo advertimos desde ya.

Under the skin es, también, de esas películas que tienes que reposar. La primera reacción, incluso mientras observas la historia… o las imágenes, porque no siempre queda claro si estamos ante una historia, ya que no cuenta con una narrativa al uso, puede ser una impresión equivocada, pero es la de que estás viendo algo sin sentido, aburrido y hasta insoportable.

Pero tienes que aguantar. Pasa lo mismo que con One cut of the dead, de Shin´Iro Ueda, la película japonesa sobre un rodaje en el que se meten zombis de verdad, que por lo pronto se te hace cuesta arriba pero cuando atraviesas el momento preciso y todo se conecta entre sí en la cinta, ésta cambia de ser una pesadez sin aparente sentido a una genialidad de la que no has de prescindir.

Así las cosas, Under the skin es esa película que debes aguantar hasta el final y luego reflexionar acerca de lo que has visto para que llegues a la conclusión de que estás ante la maravilla de la que todos hablan.

Scarlett Johansson como La Mujer, en su camión, en UNDER THE SKIN
Scarlett Johansson como La Mujer, en su camión, en UNDER THE SKIN

Pero el camino a dicha conclusión es complicado. Ver a Scarlett Johansson en un camión dando vueltas por la ciudad sin hacer nada más que mirar a la gente, y así durante cinco, diez minutos, quince… y luego verla relacionarse con los hombres en un escenario tan extraño como el que dispone para ellos… todo es muy conceptual aquí.

Hasta el punto de que Scarlett aparece completamente desnuda en ella pero no es eso lo que acaba primando, cosa que para los espectadores que están enamorados de ella es impensable.

Pero sí, el personaje de Scarlett es tan frío que su desnudo, extremadamente femenino por necesidades de la historia, no resulta todo lo sexy que sería en una narración normal. La mujer, que así se llama su personaje, sin más nombre por el que citarla, es eso, un cuerpo asexuado a nivel de erotismo para los espectadores, pero dentro del universo de Glazer lo es todo, y la suma de esa conjunción resulta, como la película en sí, extraña.

Es decir, más allá de que muchos comenten el físico de Scarlett y su atrevimiento a mostrarse desnuda siendo la estrella de Holywood que es, lugar y cinematografía en la que los desnudos parecen estar prohibidos, ella se lanza porque aquí se hace necesario, y, curiosamente, cuando acaba la cinta no es ese el tema de conversación.

Lo es, por el contrario, lo rara que ha resultado ser una película que no se esperaba así, y el relativo o completo aburrimiento que se ha pasado en las casi dos horas que dura. E incluso, que no hemos entendido nada o que para contar eso para qué tiene que estarse tanto tiempo…

El film de Glazer, quien no ha vuelto a dirigir un largomentraje desde entonces aunque ya nos había dado joyas como Reencarnación, con Nicole Kidman, o la sensacional Sexy Beast, con Ben Kingsley, su ópera prima tras rodar varios vídeos musicales tan célebres como Karma Police, es un título reposado, que se toma su tiempo en mostrarte cómo es el personaje de Scarlett, cómo vive, cómo se relaciona con los demás, de una forma nada parecida a la nuestra, está claro.

Y todo ello con la ayuda la de la música, tan envolvente como estridente, de la genial Mica Levi, compositora también de las bandas sonoras de Jackie o de la colombiana Monos. Una partitura que escuchada sin el contexto de la ficción de Under the skin no resulta tan perfecta como unida a la película, pero que en ella se convierte en el complemento ideal para trasladarte a ese mundo que Glazer plantea, en Escocia y en los suburbios a los que nos lleva.

Es posible que más de uno le tenga miedo a la película porque desde 2013 quien no la ha visto ha oído de todo, bueno y malo, que hay quien la adora y quien no entiende que a alguien le pueda gustar. Pero lo que está claro es que hay que agradecer que en algún momento nos haya llegado a los cines comerciales, sin pasar antes por plataformas, que es donde terminan siendo estrenadas muchas películas muy esperadas.

Under the skin tal vez ya no sea la película que los cinéfilos esperen porque la tienen en sus discos duros, pero sí es una buena oportunidad para acercarse a ella en una sala grande y oscura, en la que ahora el aforo es reducido y por lo tanto no habrá mucho público demostrando su poco interés ante un film tan diferente y puedan así apreciarla con tranquilidad. Hay que dejarse llevar, abrir la mente y disfrutar con una experiencia fascinante, una propuesta que no se tiene en la cartelera todos los días y que merece la pena porque, aunque pueda parecer que no lo es, se trata de una gran película.

Silvia García Jerez

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