LA UNIDAD – “ES LA HORA”
El nuevo trabajo de Dani de la Torre es una serie muy cuidada entre lo veraz e inspirado, que logra reflejar la realidad de un grupo policial español, líder del antiterrorismo yihadista.
Tomando lo mejor de Homeland y The Wire, con un reparto brillante y una dirección brutal, La Unidad calibra lo emocional y la acción, lo femenino y lo masculino, lo bello y el horror, contándonos en seis estupendos episodios lo que podría ser la vida y obras de unos profesionales de la lucha antiterrorista, junto a la de aquellos que se inmolan. Sin efectismo ni posicionamiento, mas con el respeto y la elegancia, incluso en los momentos más violentos y dramáticos, manejando los tempos y la puesta en escena en una contrarreloj por casi medio mundo y en diversos idiomas, asombrando en cada plano.
Un disfrute de serie que logrará la unidad de crítica y público.
LA UNIDAD se estrena el 15 de mayo en Movistar+.
“Dos casualidades forman una sospecha fundamentada” afirma la comisaria jefa, Carla (Nathalie Poza), ante su superior al justificar un operativo contra el terrorista más buscado del momento. Entre tanto, unos moritos rapean en francés y en un árabe de guerrilla para envalentonarse al fabricar una bomba, cuando otro operativo invade una casa para rescatar a un par de jóvenes muslmanas con un claro futuro en la explotación sexual.
La Unidad acaba de empezar. Saltando de células yihadistas a dinámicas de detenciones, mientras asistimos a una apabullante presentación de personajes en varios países. Y según avanza el primer capítulo, Homeland y The Wire me vienen a la mente, sospechando de la influencia de lo mejor de sus seis temporadas en estos cincuenta primeros minutos de La Unidad, que son de master class a todos los niveles; en montaje, dirección, movimiento de cámara, interpretación…
Durante dos años el director Dani de la Torre y el guionista Alberto Marini estuvieron trabajando junto a un grupo de élite antiterrorista de la Policía Nacional, creado tras el 11 M, para desarrollar una ficción que mostrara cómo funcionan estos profesionales de tal precisión y exactitud, que son referente mundial. Sumándose al proyecto la co-guionista Amèlia Mora, además de Movistar+ y con la producción de Vaca Films, formaron La Unidad con localizaciones en Melilla, Tánger, Nigeria, Toulouse, Gerona, Madrid y Vigo, entre otras, integrando el día a día de los agentes y la rutina de los terroristas en la historia, adentrándose además en los entornos familiares, ya sea viviendo en pareja, con la compañía de mascotas, o compartiendo piso… Pasando desapercibidos, pudiendo ser vecinos y vecinas del barrio, sin aparentar ser superhéroes, heroínas o el mismo demonio.
Basándose en la realidad de los testimonios confesados y la participación en operativas, La Unidad practica una extraordinaria narración televisiva con unos diálogos directos y carentes de sobre-explicación, algunos giros de guión de impacto y unos gloriosos finales en cada episodio que, junto a una música alternando la tensión y melancolía, demuestran lo ya aprendido por el director y el guionista en sus anteriores filmes -con esos increíbles planos de persecuciones en El desconocido y la cuidada estética en La sombra de la ley-, llegando al control de la acción entre los coches, helicópteros, furgonetas o explosiones que igualmente aparecen en la serie, y el dominio de la emoción no sólo en los momentos íntimos de los personajes, sino también a través de los preciosos skyline de las ciudades que participan y unas impresionantes panorámicas áreas, que aportan poética y añaden personalidad visual.
Sin utilizar fechas y ubicándonos en diversos lugares de este mundo globalizado, conocemos los acuerdos y presiones de los altos mandos exigiendo la optimización de recursos y resultados en el trabajo, siendo en La Unidad la preparación de atentados frente al logro de detenerlos, o evitarlos; entre reuniones y adelantos de dietas (como en cualquier curro), pero a la vez rodeándose de abogados y ministros, investigaciones off the record, seguimientos online, infiltrados, interrogatorios con poli bueno y poli malo, e incluso esos dispositivos con la tremenda parafernalia que ya reconocemos por algún telediario… Mientras la normalidad demanda a una madre buscar tiempo para atender los trucos de magia de su hija, a una nueva policía no olvidarse de cargar los apuntes de las oposiciones hasta en su primera gran misión, o a un hijo disculparse por video-llamada al anunciar una venganza en nombre de Alá…
Así va La Unidad, apenas sin parar, midiendo la ficción y equilibrando la verdad para no herir ni recordar en exceso, justificando la intensidad y autenticidad en seis entregas sin posicionamiento ni juicio alguno, aunque parezca que los buenos atrapan a los malos como en las películas -parafraseando una línea del guión-.
La Unidad contiene momentos de reverencia -haciendo en referencia al nombre del operativo que engloba toda la serie-, quedándose algunos en la memoria, ya sea la secuencia de rivalidad entre capos y sicarios en un lugar perdido del mapa, o la travesía que realiza una agente por un río atestado de gente al encuentro de un infiltrado -llegando casi al homenaje de Apocalypse Now-. También cómo resuelve su encarcelamiento un líder islamista, el alineamiento de abluciones árabes con comuniones cristianas, y esos paralelismos entre hermanos de fe, sangre o bando durante las dudas al arrancar -o frenar- una furgoneta irrumpiendo en una calle repleta de viandantes, un centro comercial, o una discoteca -para alcanzar ese Paraíso, o gloria prometida, vía ora et labora y uniendo plegarias-. Con escenas brutalmente rodadas -y no me refiero sólo por violentas-, dejándote con el corazón casi en colapso y a punto de apartar la mirada. Sin embargo, narran tanto como conmueven y están igual de bien tratadas, que retratadas.
No es tarea fácil pero La Unidad apunta y consigue satisfacer todo target. Y aunque alguna subtrama romántica no (me) convence en su conjunto, resulta igual de posible y necesaria (sigue existiendo el mito del poli–salvador y funciona más, si encontramos de por medio amor interracial).
La Unidad funciona cual auténtico equipo, siendo una serie muy coral con todos y cada uno de los intérpretes en estado de gracia, equilibrando los géneros dentro de un gran reparto internacional en el que destacan: Moussa Echarif y Said el Mouden -con esos nombres que delatan sus papeles-, Michel Noher -como el guapo, tierno y convincente agente-, Marian Álvarez -estupenda como la integrante más joven y aventurera-, Fele Martínez -en comisarías de nuevo, pero diferenciando bien los roles como buen actor que es-, Luis Zahera -siempre tan creíble, tan fiable- y Nathalie Poza, quien es el nexo de toda la historia, la jefa, la superwoman real, la verdadera Unidad y el alma de todo el grupo, desarrollando un personaje que se entrega y nos entrega con sutileza, cercanía y contención, consiguienđo la empatía con (su) Carla desde su primera aparición.
Podría haber segunda temporada, pues el terrorismo no termina y todavía hay realidad en la que inspirarse. No obstante, si acaba tal cual y en esta única temporada, La Unidad se cierra magníficamente con un final emocionante y emocional que nos lleva a la calma con una sonrisa -siendo todo un regalo para el espectador y la misma Carla-.
Entrevistamos a Luis Zahera y Nathalie Poza por La Unidad en tiempos de Coronavirus, sin première al uso y confinados de unos merecidos aplausos que llegarán por unanimidad, en cuanto se estrene el próximo viernes.
Vayan organizando la agenda doméstica y reservando sofá para su visionado. No deberían perdérsela.
Mariló C. Calvo