LOS ÁNGELES DE CHARLIE: Perdiendo las alas
Los Ángeles de Charlie, esta nueva entrega que ahora se estrena, es, en efecto, una nueva entrega. No es un reboot, es decir, un contar desde cero la misma historia con otros actores para que quienes consideran antiguo el cine de hace diez años, en este caso el de las aventuras que protagonizaron Cameron Diaz, Drew Barrymore y Lucy Liu, no quieran ni acercarse a él
No, estos Ángeles de Charlie, más contemporáneos que nunca, siguen la estela de lo planteado en aquella saga, dándole continuidad a lo que ya teníamos, incluso desde su nacimiento televisivo, pero con unas actrices que están en pleno auge, o luchando por subir en el escalafón de Hollywood.
Nuevos ángeles para la misma agencia de seguridad e investigación de siempre, supervisada por Charlie Townsend, el Charlie del título, solo que sin apellido en él, y entrenadas por el Bosley correspondiente como las mejores y más inteligentes mujeres al cargo de la investigación que surja para defender el planeta.
Pero la estela de lo ya conocido continúa porque en esta entrega John Bosley (Patrick Stewart) se jubila y un nuevo Bosley, que es el equivalente en la agencia al cargo de Teniente, entra a sustituirlo, en este caso, interpretada por Elizabeth Banks.
Y mientras eso sucede y en la agencia tiene lugar la despedida del veterano, una amenaza se cuece y queda lista para que los Ángeles se pongan a trabajar: se trata de una nueva tecnología, manejada a través de un artefacto aparentemente complejo, cuyo fallo provocaría un daño irreparable en la humanidad, pero que sin conocerlo en detalle, y propagando únicamente sus virtudes, dará lugar a unas ventas astronómicas que en el momento adecuado para quien desea la catástrofe, ésta se haga efectiva.
Y claro, los Ángeles no pueden permanecer ajenos a este dato, y mucho menos cuando una de ellas, Elena Houghlin (Naomi Scott) trabaja como hacker en la empresa donde se confecciona el sistema y tiene la información de primera mano.
Los Ángeles de Charlie siempre ha sido un divertimento, incluso en los años 70, cuando Farraw Fawcett, Kate Jackson y Jacklyn Smith eran las dueñas de la pequeña pantalla. Lo fueron también de la taquilla las protagonistas de las entregas cinematográficas, con la ya retirada Cameron Diaz a la cabeza, y pretende seguir siéndolo, ahora que vuelven, para los espectadores más jóvenes.
Lo malo es que no consiguen su propósito. Ni entretienen ni nos cuentan una historia de espionaje atrayente ni mucho menos consiguen lo que las mujeres de la industria están intentando plasmar en la ficción: que en los tiempos del Me Too, de la defensa de la mujer inteligente y con la misma valía que el hombre en potencial de trabajo e inteligencia, estos ángeles sean competencia directa.
Porque en el caso del personaje de la hacker, ella sí es resuelta y nos explica las cosas del modo en que esperamos que un Ángel lo haga, pero esos momentos en que Sabina Wilson (Kristen Stewart) exclama conclusiones como ‘Eso sí he sabido hacerlo’, o ‘Eso es lo que aprendes cuanto atiendes en clase’, solo se entienden como aliento a que los espectadores más jóvenes no desaprovechen los estudios que tienen oportunidad de hacer, pero ni es el film en el que transmitir ese mensaje, ni dar la imagen de un ángel más torpe le hace favor alguno a la creación de estas icónicas mujeres.
Y la diversión en que está envuelta el hecho pretendidamente simpático de que estos ángeles no sean tan brillantes, por mucho que sean capaces de luchar con sus cuerpos como si fueran hombres, no disminuye la extrañeza de que lleven tan bien el déficit de atención.
Por lo demás se trata de un film en el que las mujeres tienen más protagonismo que ellos, que para eso Elizabeth Banks es la guionista, productora y directora de la película, pero también sería bueno que al menos afinara su talento como esto último y consiguiera que las escenas de acción estuvieran mejor rodadas, porque las persecuciones necesitan una clase urgente de dónde situar la cámara.
Los Ángeles de Charlie no ha funcionado en la taquilla norteamericana. Lo cierto es que de un proyecto así el interés del público no nace de la nada, te lo tienes que ganar con un reparto tan atractivo como el que formaba Cameron Diaz junto a Drew Barrymore y Luci Liu. Sus películas no eran mejores, de hecho eran bastante malas, pero ellas suplían con su buen hacer, y su estrellato sin límites, lo que en los guiones no se encontraba.
Y el hecho de juntar ahora a Kristen Stewart, actriz que lleva años haciendo cine independiente, como la fabulosa Personal Shopper, y en el que está demostrando lo magnífica actriz que es fuera de la saga Crepúsculo, que poco como profesional le exigía, pero que es por la que puede presumir de ser la más famosa del grupo, con una Naomi Scott que fuera de Aladdin, y sin cantar, no se la reconoce y con Ella Balinska, que como actriz acaba prácticamente de empezar y como estrella también está aún en ciernes, suponen las mejores elecciones para atraer al público a una entrega que necesita más brillo en sus nombres que unos hipotéticos Ocean´s de Charlie.
Por lo tanto, sin un guión de peso, una dirección que sepa reconducir lo que éste no aporta, sin unas actrices que lleven al cine al público y sin un proyecto que atraiga más allá de un título de cuya saga se puede tirar de entregas anteriores que tengamos en casa, no hay razón aparente para enfrentarse a una nueva entrega que ni tiene el potencial para estar a la altura de las que ya conocemos ni resulta tan entretenida como las anteriores.
Silvia García Jerez