72 HORAS DE FESTIVAL y PALMARÉS SSIFF 2019
Hasta el próximo SSIFF, más cine, por favor
Llegó el Palmarés de la 67 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, convenciendo con la mayoría de los galardones entregados, en una edición sin grandes sorpresas y un puñadito de muy buenos filmes.
En nuestra web y redes sociales hemos ido contando lo acontecido en las cuatro últimas jornadasde esta Zinemaldia, teniendo en cuenta que durante los próximos meses desmenuzaremos las películas y documentales vistos, según se estrenen fuera del circuito festivalero, distinguiendo alguna de las cintas ganadoras y esas otras que sin premio alguno, merecen igualmente la recomendación.
Han sido algo más de 72 horas entre pases, charlas y encuentros, disfrutando tanto de las celebrities como de colegas de profesión, haciendo un sin fin de carambolas para cubrir lo máximo posible y conseguir los primeros asientos en la sala de prensa del Kursaal, donde los premios Donostia de este año, fueron de los más disputados.
Allí estuvimos con Donald Sutherland y Penelope Cruz, antes de ser galardonados (días antes Costa-Gravas recibía también el suyo, aunque sin nuestra presencia).
El actor canadiense apareció con su enorme estatura, emanando experiencia y socarronería.
Más enérgico de lo esperado, Sutherland respondió a la rueda de preguntas que indudablemente repasaban una carrera cinematográfica de más de cincuenta años, aunque la juventud le reconozca por sus intervenciones en Los juegos del hambre.
Personalmente El ojo de la aguja me dejó huella, pero es imposible no acordarse de sus personajes en Novecento, Klute, Gente corriente, o Los violentos de Kelly, donde sufrió un accidente en el rodaje que le produjo un coma con experiencia extracorporal incluida, “me daban por muerto, pero yo me veía desde fuera, desde arriba… Hasta que de nuevo, volví a la vida”.
A una vida por completo dedicada al cine, que Zinemaldia le agradece con un Premio Donostia.
Como a nuestra PE, conocida ya sólo por sus iniciales mayúsculas y sin apellido, tras lograr una trayectoria cargada de títulos y bajo la dirección de grandes directores.
La jamona de Bigas Luna, la niña de los ojos de Trueba y la musa incondicional de Pedrooooo ha conquistado, por fin, a nuestra prensa, compartiendo cercanía y confidencias en San Sebastián. Un merecido reencuentro que le llega en un momento pleno, habiendo conseguido sus dos sueños: ser actriz y ser madre. “Quizás, ahora, estoy más centrada en temas relativos al género y la maternidad… Y vuelvo a tener muy presente el dirigir, algo que siempre he querido hacer desde que comencé en el cine”.
La actriz se mostró agradecida y muy contenta, bromeando incluso al confesar el miedo que sintió al recibir la llamada por el premio, “porque parecía que algo malo iba a pasarme, al ser más joven en recibirlo. Yo es que soy muy almodovariana en eso, rezando a mis vírgenes y teniendo mis supersticiones…”
Oremos, entonces. Y crucemos los dedos para que nuestra Penélope Cruz se presente como nueva realizadora en los próximos SSIFF.
Mientras, vendrán las críticas y entrevistas realizadas durante esta 67ª edición.
Ahí están Amazing Grace -un asombroso documental sobre Aretha Franklin cual gloriosa invitación a un par de noches de góspel con la reina del soul-, Diecisiete -el buenrollismo y la lección de sarcasmo de un par de hermanos durante un viaje revelador en una caravana, por tierras de Cantabria- y Las letras de Jordi -el descubrimiento de la comunicación de un fascinante tipo con parálisis cerebral-.
Un debut cinematográfico surgido del programa de Residencias Ikusmira Berriak, vinculado a Zinemaldia, que merece algunas frases más de este colofón del festival (pues su distribución, probablemente, será tardía).
LAS LETRAS DE JORDI
La ópera prima de Maider Fernández Iriarte es un conmovedor documental con ganas de Querer contar, querer escuchar, querer creer…
Jordi tiene 51 años y se comunica a través de un alfabeto, escrito a mano, en un rudimentario cartoncillo. Junto a algunos signos numéricos y otros pocos ortográficos, su mano se desliza entre sus letras hasta que un dedo marca el ritmo de su pensamiento, logrando hacerse entender aún sin poder hablar, debido a una parálisis cerebral de nacimiento.
Desde su misma posición y frente a su peculiar teclado, conocemos a Jordi recorriendo sus vocales y constantes ante el “dime, dime” con el que Maider Fernández Iriarte nos lo presenta.
La directora, además, se transforma en su amiga del alma y en co-protagonista de su ópera prima,utilizando el mismo proceso de grabación de las conversaciones entre ambos, para estructurarla con apabullante sencillez.
Alcanzando una sinceridad no exenta de crudeza, Jordi va contándonos sus preocupaciones y sueños, como ese deseo de volar que siempre ha tenido, o el ritual anual de peregrinaje a Lourdes para recuperar la voz de Dios -que queda filmado cual operística apertura, entre enfermos y velas en procesión, mientras un metrónomo va apuntando hacia el tempo, la emocióny la fe que marcarán Las letras de Jordi-.
Desde la residencia donde vive y a través de ese viaje al santuario, descubrimos a Jordi letra a letra, tarde a tarde, junto a su madre y a Maider… Sorprendiéndonos hasta la despedida, brillante y poética, con Jordi a lomos de unos esquíes, mirando al cielo y a la cámara sin parar de sonreír, con ese gesto de satisfacción por el deseo cumplido y el propósito realizado. Sin necesidad de palabras.
Todo llega a su fin, aunque a veces cueste despedirse.
¡AGUR a las películas, los pintxos, los premios, las últimas fiestas… Y a esa penúltima mirada a La Concha, antes de partir!
Toca recogida y comenzar a recordar lo visto y vivido, lo comido y bebido…
¡Hasta el próximo SSIFF!
Por este año, nos queda el disfrute de un trío de filmes que superaron la expectación que arrastraban, aún marchándose de vacío. Tres que no deberían perderse, ni dejar de comentar.
La surcoreana Parásitos, deslumbrando con su radical mezcla de géneros y denuncia social. Mientras dure la guerra, con ese tándem Karra-Amenábar, responsables de una nueva catarsis de nuestra guerra civil. Y Joker, una magnífica cinta con un Joaquin Phoenix de impresión, dibujando un personaje único, mas allá del famoso antagonista del hombre murciélago,
Y además O que arde, que es otro cine, otra historia, otras vidas… Con una madre, un hijo y un pueblo en llamas.
Todavía quedan ganas de cine y de disfrutar de los premiados y premiadas. Pero vamos con el resumen del PALMARES de la 67ª edición:
Pacificado triunfó, convirtiéndose en la primera producción brasileña que gana la Concha de Oro en la historia del Festival. Pacificado es un estupendo filme ambientado en las favelas de Brasil, producido por Winters y Aronofsky, que igualmente ha logrado la Concha de Plata al Mejor actor para Bukassa Kabengele y el Premio a la Mejor fotografía.
La Concha de Plata al Mejor Director ha sido para la tríada formada por Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga, responsables de La trinchera infinita -también de Handia y Loreak-, ganando además el Premio al Mejor Guión y el Premio Irizar al Cine Vasco.
La chilena Algunas bestias se ha alzado con el Premio Nuev@s director@s. Y el Premio TCM de la Juventud ha recaído en la argentina Las buenas intenciones.
La francesa The Specials (Especiales), acerca del autismo juvenil, se llevó el Premio del Público –del mismo equipo de Intocable y en ese tono, ha alcanzado la puntuación más alta en la historia de la sección-.
Y la Mejor Película Europea fue la británica Sorry We missed You de Ken Loach.
Greta Fernández (La hija de un ladrón) y Nina Hoss (The Audition) ganaron ex aequo la Concha de Plata a la Mejor actriz, interpretando historias de familias rotas.
Próxima de Alice Winocour ha obtenido el Premio Especial del Jurado por su retrato especial y espacial de la maternidad, mientras La Ola verde (que sea ley) consiguió su esperado galardón (TVE) para que el aborto sea, por fin, un derecho en Argentina.
Y para acabar, resaltar la presencia de las series en Zinemaldia. Este año con esa Vida Perfecta de Leticia Dolera, bien arriesgada, tierna y muy divertida.
La web del Festival amplía los restantes premios (www.sansebastianfestival.com/es/#_)
Por ahora, La Cronosfera se despide del Festival de Cine de San Sebastián con el tic-tac de la cuenta atrás, preparado para su 68ª edición.
Entre tanto, seguiremos pidiendo como Aute, más cine, por favor.
Mariló C. Calvo