LA BANDA: El pasado en el presente
La banda habla de volver a casa. Una boda lo merece y la del hermano del protagonista es la razón para que Edu (Gonzalo Fernández), regrese a Valencia para encontrarse, de paso, con todo lo que Londres le hizo dejarse atrás.
Un año ha pasado desde que Edu se marchó, desde que dio el salto de la banda de su pueblo a pertenecer a la orquesta profesional de la capital inglesa, pero tampoco es que su labor en ella lo entusiasme, y cuando llega a Valencia y retoma su pasado, se plantea que su escueto presente se convierta en su nuevo futuro.
Porque entre otras personas vuelve a tener contacto con Alicia (Charlotte Vega), la eterna novia de su mejor amigo, con quien precisamente ahora no está en su mejor momento y Edu ve una oportunidad perfecta para descubrir si, entonces, lo suyo con Alicia podría ser posible.
La banda es un retrato generacional hecho con mucho cariño hacia unos personajes que podríamos ser nosotros, cualquier espectador, porque habla de sueños, cumplidos o no, cumplidos como uno esperaba o del todo decepcionantes, de gente que fue tu gente y que hoy ya no lo es tanto, de amores que vuelven a hacer sentir lo que creíste perdido en la vorágine de la vida.
La banda es la ópera prima de Roberto Bueso, un director que se acerca a una pandilla con un sabor a verdad mucho más certero que el que hace poco nos trajo Las distancias, film sobre un grupo de amigos que también se reencuentran, aunque en su caso iban a visitar al que se había marchado, pero reencuentro era al fin y al cabo.
Donde Las distancias basaba su amargura en una atmósfera que no acababa de asentar el drama de los personajes porque no los enfrentaba como las situaciones lo requerían, La banda presenta unos momentos sensacionales, verdaderos, auténticos, con unos diálogos para enmarcar que expresan con claridad y convicción lo que se piensa. Todo queda claro, no hay preguntas posibles porque las respuestas ya se dieron.
Ser joven no significa ser inmaduro, por eso La banda es un acierto. También porque en su dureza, en su asumir lo que corresponde como un adulto, no olvida las metáforas. Es más, las potencia. Nos cuenta con hermosísimos planos el dolor que supone aceptar que lo idealizado nunca fue buena idea y que cuanto más razonable seas mejor será la decisión que tomes.
La banda cuenta en su reparto con otro debutante, Gonzalo Fernández, en las labores de ser el cabecilla de un grupo lleno de naturalidad que sabe ser cercano y que consigue que nos identifiquemos con los problemas que tienen sus personajes, que son los mismos que podemos albergar quienes los vemos desde la butaca. La crisis también presente en este retrato que el cine no ceja en plasmar.
Acompaña al protagonista Charlotte Vega, rostro conocido sobre todo por su trabajo en televisión, en series como El secreto de Puente Viejo o Velvet, y que aquí es la resplandeciente Alicia, una chica a la que las certezas tampoco abruman, que se encuentra en un momento existencial bastante apabullante. Entenderla será parte de nuestro compartido viaje emocional por la película.
La banda es una cinta de aprendizaje, con un tempo acorde para asentar los cambios para los que a lo mejor no estamos preparados. Una película bellísima sobre el crecimiento, que no todas van a retratar a los adolescentes, los largometrajes sobre treintañeros también son necesarios, y en los tiempos en que quienes tienen 40 pero siguen viviendo como si tuvieran los añorados 15, más todavía.
Silvia García Jerez