D’A Film Festival Barcelona, 2019
Del 25 de abril al 5 de mayo se llevó a cabo el D’A, el festival de Cine de Autor por excelencia en tierras catalanas. Como todos los años, este gran evento fílmico nos ofreció una gran cantidad de películas extrañísimas y muy difíciles de encontrar en una cartelera regular inundada con títulos provenientes de Hollywood, en su mayoría.
En el D’A pudimos visualizar grandes obras cinematográficas de distintas partes del mundo. De entre las más interesantes para La Cronosfera podemos enumerar cintas como Diane (Estados Unidos, 2018) de Kent Jones. La heroína homóloga del título, necesita sentirse bondadosa, dedica gran parte de su tiempo a ayudar a los demás. Reparte comida a los desfavorecidos, está siempre al pendiente de un familiar desahuciado por el cáncer, está siempre disponible para escuchar y echar una mano a sus amigos, pero no puede auxiliar a la única persona que más le importa en el mundo, su hijo adicto, quien la rechaza constantemente.
Diane es un filme que pretende retratar la bondad humana y entenderla como un constante sacrificio, pero de forma muy cotidiana, sin artificios ni falsos mártires. Es muy reconfortante que la protagonista, una estupenda Mary Kay Place, sea una mujer de sesenta y tantos, sin cirugías, y con un físico que podría representar a una mujer real, en el mejor sentido de la palabra.
El D’A nos regaló una retrospectiva del cineasta francés Christophe Honoré. Vivir deprisa, amar despacio (Francia, 2018) es, en parte, una especie de biografía disfrazada de cuento de hadas sobre el amor, el sexo, la frivolidad, la clase alta y el mundo gay en los años 90. Honoré nos da su punto de vista sobre el enamoramiento inesperado que hace que el promiscuo protagonista detenga una vida de excesos para, con precaución, entregarse a su joven amante.
Este filme hubiese podido ser redondo y casi perfecto en su cometido de no ser por su excesiva duración, 132 minutos que, por momentos, diluyeron la atención del espectador que de forma brillante había acaparado. Menos es más.
Hace algunos años, otro Festival de Cine de Barcelona, presentó un documental de Roberto Minervini: Louisiana (the other side), en donde contaba la historia de los olvidados de América, de veteranos de Vietnam que ya no importan a su sociedad, de los adictos al crack dispuestos a todo por su dosis diaria, de los temidos amantes de las armas, en resumen, de la white trash. El mensaje era tan claro y explosivo que cuando nos enteramos que el D’A de este año iba a presentar otro documental del cineasta, What you gonna do when the world’s on fire? (Italia, Estados Unidos, Francia, 2018), no dudamos en acudir a la sala.
Esta vez, Minervini pone su mordaz cámara en una comunidad negra del sur de Estados Unidos, un verano donde la brutalidad policial contra ellos era cada vez más frecuente. Un para de niños, una ex adicta hoy empresaria, dueña de un bar, un grupo de Black Panthers que se manifiestan de forma constante contra el racismo que sufren. Todos estos ingredientes hacen pensar en un resultado poderoso, pero esta vez el director no consigue que sintamos empatía ni por la historia, que en momentos se vuelve insoportable, ni por los sufridos personajes, quienes parecen estar sobreactuando todo el tiempo. En lugar de acercarnos a una realidad social, consigue el efecto contrario, alejarnos lo más posible de ella. Decepción.
México, no es país para mujeres
Directa desde México, llegó al D’A la sorprendente distopía Cómprame un revólver (Julio Hernádez Cordón, 2018). En una realidad imaginada, futura, las féminas mexicanas casi están extintas, las han matado casi a todas. Las únicas que han podido sobrevivir, se encuentran cautivas por el narco, quien gobierna el norte del país imponiendo sus violentas reglas. Un padre esconde el rostro de su hija tras una máscara para que ella no tenga la misma suerte que el resto, hasta que la macabra realidad los separa haciendo realidad la más terrible de sus pesadillas.
Esta película no intenta por ningún medio esconder que es de bajo presupuesto, de hecho, en muchas ocasiones esto juega a su favor dadas las circunstancias de la historia, un mundo desvalijado como la vida de sus personajes, una realidad post apocalíptica que, esperemos, nunca se cumpla. Imprescindible.
Y de un futuro terrible, damos un salto a un pasado rico y glamouroso con Las niñas bien (México, 2018), de Alejandra Márquez. Sofía tiene una vida de ensueño, vive en una lujosa mansión con su marido y sus tres hijos. Su existencia transcurre entre peluquerías, spas, costosas boutiques y cafés con las amigas después de un buen partido de tenis. Hasta que una crisis brutal sacude a México, y arrastra a ella y a su familia al vacío monetario. Poco a poco ve mermado su estilo vital, las tarjetas no son aceptadas, el banco devuelve sus cheques, sus amigas se alejan ante tal situación.
Sutil, contenida y brillantemente contada, Las niñas bien pone el foco en lo que poca gente se atreve, en la soberbia y la condescendencia de la clase más acomodada del México de principios de los ochenta, cuando se nacionalizó la banca. Es una película de la caída en picado de la protagonista, y la entrada en sociedad de una mujer sin clase, pero con mucho dinero, que ocupará su lugar en este frívolo universo burgués. ¡No os la podéis perder!
Ya solo queda decir… ¡Larga vida al D’A!
Hasta el próximo año.